Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 13 de marzo de 2020

Para comprender a Wojtyla



JUAN MANUEL BURGOS, Para comprender a Wojtyla, BAC, Madrid 2014, 144 págs. ISBN: 978-84-220-1714-1)
(Sergio Lozano Arco comenta el libro de Juan Manuel Burgos, titulado Para comprender a Wojtyla, publicado por BAC, Madrid 2014, 144 pags)

El autor es un reconocido especialista internacional en la filosofía de Karol Wojtyla, (cuanto lamento no haber podido charlar un poco con el durante aquel impresionante encuentro que fue el  Congreso Internacional Legado de Juan Pablo I I el Magno que tuvo lugar en Bogota hace justamente 10 años -  19 y 20 de febrero de 2010 organizado por la Universidad Sergio Arboleda y la Red Internacional de Cátedras de Juan Pablo II el Magno)  sobre la que ha publicado La filosofía personalista de Karol Wojtyla y ha dirigido, además, la edición de las obras del pensador polaco en castellano, incluida la muy reciente publicación de un texto inédito en lengua hispana como Lecciones de Lublin (Palabra, Madrid 2014).

El autor ha dividido el libro Para comprender a Wojtyla, una introducción a su filosofía, en siete capítulos. El primer capítulo, denominado “El itinerario intelectual”, hace las veces de introducción a toda la obra y, por tanto a los capítulos posteriores. Burgos va a desarrollar este capítulo y, en realidad, algunos de los capítulos posteriores, de un modo que podríamos calificar de “histórico”. Siguiendo la estela de las obras principales del Wojtyla, Burgos puede poner así de manifiesto que, de hecho, en el pensamiento del autor polaco hay una cierta evolución. Así, pone como ejemplo, entre otros, la visión que Wojtyla tiene del método fenomenológico, que es “secundario y meramente auxiliar” al principio (p. 7) y que, al final, “se ha convertido en el modo de acceso a la realidad ya que posee un alcance trans-fenoménico” (p. 8). En efecto, hay un desarrollo de su pensamiento entre la época de la escuela ética de Lublin (capítulo II), el libro Amor y responsabilidad (capítulo III) y el libro Persona y acción (capítulo IV).

En el capítulo II, denominado “La escuela ética de Lublin”, Burgos expone la posición ética de Wojtyla, que se distancia de la posición tanto de Ayer como de Kant como, también, hasta cierto punto, de Tomás de Aquino. En efecto, para Wojtyla la ética no se reduce, como sostiene Ayer, a la mera emoción (p. 11) ni a un puro deber formal sin contenidos, como en Kant (p. 11) ni a una deducción de la ciencia metafísica. En efecto, para Burgos “la comprensión tomista de lo real tiende a presentar un esquema de pensamiento en cascada que comienza por la metafísica. La ciencia del ente en cuanto ente genera las estructuras comunes a todos los seres, que después se despliegan analógicamente adaptándose a la diversidad de cada uno de los órdenes. Es decir, la ética depende de la metafísica”

(p. 12). Para Wojtyla, sin embargo, lo central es la experiencia moral y la ética es la reflexión sobre esta experiencia y es, en este sentido autónoma, pues no requiere de ninguna otra ciencia para acceder a su punto de partida (p. 12)Reseñas 178 QUIÉN • Nº 1 (2015): 177-179

El capítulo III, se denomina con el mismo título de la primera obra de Karol Wojtyla: Amor y responsabilidad. El autor señala cómo en este periodo el pensador polaco comienza a adelantar algunas de las propuestas que llevará a cabo en Persona y acción, tales como la autodeterminación o la subjetividad personal, pero que no ha desarrollado todavía plenamente, como sí hará después. Amor y responsabilidad tiene el gran mérito de enmarcar la ética sexual en el contexto de la relación interpersonal entre varón y mujer y de presentar de modo positivo lo que se debe hacer, en orden al amor interpersonal. Hasta entonces era mucho más frecuente exponer qué es lo que no se debía hacer y, en algunas ocasiones, sin tan siquiera explicar el por qué.

El capítulo IV se dedica a la obra cumbre de Wojtyla: Persona y acción. En efecto, gracias a este texto el pensador polaco se convierte para Burgos en “uno de los grandes filósofos del siglo XX” (p. 54) porque se propone y lleva a cabo “la completa reconstrucción de los conceptos antropológicos básicos a partir de elementos tradicionales y modernos generando una nueva antropología de corte personalista” (p. 56). En efecto, en esta obra el filósofo polaco introduce la subjetividad personal, el autoconocimiento y la autoconsciencia, la autodeterminación, la autoposesión y el autodominio, la psique y el soma, etc. Wojtyla elabora una terminología propia (usa, por ejemplo, “acción” en lugar de “acto” o “soma” en lugar de “cuerpo”) porque lleva a cabo una antropología propia, partiendo, en cierto modo, de la antropología clásica y asumiendo algunos elementos de la antropología moderna. No usa una terminología moderna para “repetir” la antropología clásica ni cae en el eclecticismo entre clásicos y modernos. Sencillamente, elabora una filosofía propia partiendo de elementos comunes a unos y otros y, sin embargo, no identificándose con ninguno de ellos. En este sentido, Burgos da, en parte, la razón a Merecki cuando este afirma que Wojtyla “no pertenecía en sentido estricto a ninguna escuela” (pp. 82-83). El pensador polaco elabora, en cierto modo, una filosofía nueva, que Juan Manuel Burgos va a describir como “personalismo ontológico moderno cuyo objetivo es subrayar que existe un tipo de personalismo que, manteniendo unas bases profundamente realistas, advierte la necesidad imperiosa de reconstruir los conceptos clásicos a la luz de la filosofía moderna y desde  un punto de vista personalista” (p.84) Reseñas QUIEN Nro1 (2015) 177-179

Los capítulos V, VI y VII los dedica Burgos a “algunas cuestiones particulares” (p. 85) como son el método filosófico de Wojtyla (capítulo V), la subjetividad personal (capítulo VI) y la persona femenina (capítulo VII). El autor del libro escoge estas cuestiones para poner de manifiesto la fuerza y la originalidad del pensamiento de Wojtyla. En efecto, el método filosófico de Wojtyla se distingue tanto del planteamiento clásico y medieval como también de la fenomenología moderna, si bien tiene puntos en común con ambas. A su vez, la importancia de la subjetividad personal y su integración con la dimensión objetiva de la persona, que Wojtyla no abandona nunca, es tal que merece ser estudiada aparte. Por último, Wojtyla se encuentra entre una serie de autores pioneros en el estudio de la persona femenina en el siglo XX, con Edith Stein, Julián Marías y otros. El autor de esta obra señala en más de una ocasión que “el objetivo de este libro es introductorio por lo que es probable que el lector considere insuficientes muchas de las explicaciones que vamos a proponer y desee ahondar llegar al fondo de las cuestiones” (p. 23). Su objetivo era “exponer, a trazos gruesos, las características centrales de la filosofía de Karol Wojtyla” (p. 84). Y, tras una lectura atenta, coconsidero que alcanza su objetivo. Expone de manera sencilla cuestiones profundas y el lector puede percibir con claridad que, efectivamente, el filósofo polaco tiene una filosofía propia, que se pone de manifiesto al compararla con el pensamiento de otros grandes autores.
Sergio Lozano Arco




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