Hoy 14 de agosto, recordamos a San Maximiliano
Maria Kolbe, significativamente en la vigilia de la Fiesta de la Asunción de la
Virgen Maria, aniversario de su muerte, “sacrificio de amor, que dió su vida en
el campo de concentración de Auschwitz, ofreciéndose por otro prisionero al que
no conocía, un padre de familia!” (Juan Pablo II: ¡Levantaos, Vamos!)
Kolbe, un santo que “como pocos, había sido penetrado por el misterio de la divina elección de María. Su corazón y su pensamiento se concentraron de forma particular en torno al «nuevo comienzo», que fue en la historia de la humanidad –por obra del Redentor– la Inmaculada Concepción de la Madre de su encarnación terrena.
«El significado de Madre –escribía– lo sabemos, pero el de Madre de Dios no lo podemos comprender con la inteligencia, con la mente limitada. Sólo Dios mismo comprende perfectamente qué significa “Inmaculada”... La Inmaculada Concepción está llena de misterios consoladores» (M. Kolbe, Carta del 12 de abril de 1933).
Maximiliano Kolbe penetró en este misterio de forma particularmente profunda, particularmente sintética: no de forma abstracta, sino a través del vivo contexto de Dios-Trinidad, Dios que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y a través del vivo contexto de los designios salvíficos de Dios para el mundo. Escuchemos de nuevo sus palabras: «Busquemos cada vez más, cada día más, acercarnos a la Inmaculada; de este modo nos acercaremos cada vez más al Sacratísimo Corazón de Jesús, a Dios Padre, a toda la Santísima Trinidad, porque ninguna criatura está tan cercana a Dios como la Inmaculada. Así acercaremos también todos los que nos son cercanos en el corazón a la Inmaculada y al buen Dios» (M. Kolbe, Carta desde Nagasaki, 6 de abril de 1934). (de la homilia de Juan Pablo II en Niepokalanów, la Ciudad de la Inmaculada, complejo fundado por el P. Kolbe en 1927, Niepokalanów ese lugar donde, en continua obediencia al Espíritu de verdad, a ejemplo de la Inmaculada, el hombre se iba formando día a día, de manera que el Santo superase al hombre no sólo en función de la vida y del apostolado, sino también en función de una muerte de mártir «por el hermano»”.
Decia
el Papa Benedicto en su audiencia del 13de agosto de 2008 de Maximiliano María Kolbe. “Aparentemente su existencia se
podría considerar una derrota, pero precisamente en su martirio resplandece el
fulgor del amor que vence las tinieblas del egoísmo y del odio. A San
Maximiliano Kolbe se le atribuyen las siguientes palabras que habría
pronunciado en el pleno furor de la persecución nazi: "El odio no es una
fuerza creativa: lo es sólo el amor". El generoso ofrecimiento que hizo de
sí en cambio de un compañero de prisión, ofrecimiento que culminó con la muerte
en el búnker del hambre, el 14 de agosto de 1941, fue una prueba heroica de
amor.”
Maximiliano Maria Kolbe fue beatificado por el Santo Padre Paolo VI el 17 de octubre de 1971, en presencia del hombre a quien Kolbe le habia salvado la vida, y del Cardenal Karol Wojtyla.
Maximiliano Maria Kolbe fue proclamado santo y mártir el 10 de octubre de 1982 por Juan Pablo II, en presencia del hombre a quien le habia salvado la vida.
San Maximiliano Kolbe, patrono de los radioaficionados
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