Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 25 de enero de 2011

La conversión de san Pablo, nuestra conversión y el compromiso ecuménico




“En estos últimos años, la celebración de la conversión de san Pablo se ha transformado en la fiesta anual del compromiso ecuménico” decía el Papa Juan Pablo II en la homilía de la Misa de Clausura de la Semana de oración por la unidad de los cristianos que se celebraba en la Basílica romana de San Pablo extramuros el 25 de enero de 1997, y agregaba “ En Roma, como en todo el mundo, se reúnen los discípulos de Cristo de las diversas Iglesias y comunidades para elevar a Dios un coro de oraciones por la unidad de los cristianos. La relación de esta plegaria con la fiesta litúrgica de la conversión de san Pablo pone de relieve el hecho de que la unidad y la comunión de todos los cristianos sólo pueden alcanzarse recorriendo el camino de la conversión.”
Y al inicio del nuevo milenio expresaba “Al inicio de un nuevo milenio cristiano, en este año de gracia que nos invita a convertirnos más radicalmente al Evangelio, debemos dirigirnos con una súplica más apremiante al Espíritu, implorando la gracia de nuestra unidad”.
Si le echamos un vistazo a las actividades ecuménicas, declaraciones formales u otras referencias hechas por los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II (entre sus documentos la Encíclica Ut unum sint sobre el Empeño Ecumenico) y agregamos los documentos de líderes de otras iglesias y comunidades eclesiales vemos claramente que la actividad de la Santa Sede al respecto es intensa y constante. Una comisión mixta nombrada por el Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias se ocupa de hacer preparar el material correspondiente a la Semana de oración todos los años. Este año ha sido preparado basado en una propuesta de un grupo ecuménico de Jerusalén.

“¿Puede un cuerpo estar dividido? ¿Puede la Iglesia, cuerpo de Cristo, estar dividida? “ preguntaba el Papa Juan Pablo II en su homilía con ocasión de la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros el 18 de enero del año 2000 invitándonos al compromiso, a la misión, a “esa oración que sigue dando fruto”, a una verdadera conversión, no de palabra, sino de actitudes en los tratos cotidianos con nuestros hermanos en la fe o con quienes profesan otras religiones, sin excluir aquellos que no creen.
“Ya desde los primeros concilios - decia - , los cristianos han profesado juntos: "creo en la Iglesia, una, santa, católica y apostólica". Saben, con san Pablo, que hay un solo cuerpo, un solo Espíritu, como es una la esperanza a que han sido llamados: "Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está presente en todos" (Ef 4, 4-6).
Y agregaba como reflexión “Pero el restablecimiento de la unidad no es posible sin una conversión interior, porque el deseo de la unidad nace y madura de la renovación de la mente, del amor a la verdad, de la abnegación de sí mismos y de la libre efusión de la caridad. La conversión de corazón y la santidad de vida, la oración personal y comunitaria por la unidad, son el núcleo que constituye la fuerza y esencia del movimiento ecuménico. La aspiración a la unidad va acompañada de una profunda capacidad de "sacrificio" de lo que es personal, para disponer el alma a una fidelidad cada vez mayor al Evangelio. Prepararnos al sacrificio de la unidad significa cambiar nuestra mirada, dilatar nuestro horizonte, saber reconocer la acción del Espíritu, que actúa en nuestros hermanos, descubrir nuevos rostros de santidad, abrirnos a aspectos inéditos del compromiso cristiano.”

Nuestro esfuerzo cotidiano tiende a un “ecumenismo” auténtico en nuestro propio ambiente? En nuestra familia, barrio, parroquia? Para que podamos beneficiarnos todos porque “todo lo que el Espíritu realiza en los « otros » puede contribuir a la edificación de cada comunidad 65 y en cierto modo a instruirla sobre el misterio de Cristo. El ecumenismo auténtico es una gracia de cara a la verdad.” (Ut unum sint)

Acompañamos al Santo Padre Benedicto XVI con nuestras oraciones cuando nos dice que “la Iglesia católica prosigue con pasión el diálogo, intentando profundizar de modo serio y riguroso en el patrimonio teológico, litúrgico y espiritual común, y de afrontar con serenidad y empeño los elementos que aún nos dividen.”? y esta mañana en su discurso a la Delegación de la Iglesia evangélica luterana de Alemania expresaba “nuestro compromiso por la unidad solo puede producir frutos si encuentra sus raices en la oración común”.

Si reflexionamos seriamente, haciendo una profunda introspección, metiéndonos en nuestra conciencia, como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia, verdaderamente queremos? buscamos? nos esforzamos? para alcanzar el “misterio de unidad, que es don de lo alto” cuando a veces ni siquiera miramos con simpatía a tal o cual orden religiosa o simplemente a otros grupos en el pequeño ámbito de nuestra parroquia o mas ampliamente de la diócesis o la región sencillamente porque no nos agrada o - peor aun - envidiamos su carisma, su capacidad de captación?

En un llamado a la unidad y a la conversión Juan Pablo II nos recordaba: “De la misma manera que Pablo de Tarso descubrió el verdadero camino que lleva a la salvación y comprendió que Cristo crucificado y resucitado había introducido en él al pueblo de Israel y a toda la humanidad, así también los cristianos deben tomar conciencia del hecho de que el camino de la salvación pasa a través de su unidad en Cristo, y que ésta exige de todos ellos un particular compromiso espiritual.”
En Septiembre de 2008 el Santo Padre Benedicto XVI desarrolló una serie de catequesis generales sobre San Pablo:

Audiencia General del 2 de julio 2008
Audiencia General del 27 de agosto 2008
En la Audiencia General del 3 de septiembre 2008

2 comentarios:

Marta Salazar dijo...

gracias! super importante darlo a conocer!

Ludmila Hribar dijo...

Gracias Marta!