Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 9 de febrero de 2024

Lourdes, símbolo de esperanza y de gracia

 


Lourdes ha sido el lugar de la última peregrinación del Papa Juan Pablo II fuera de Italia. A su llegada a la gruta de Massabielle, el 14 de agosto de 2004, hizo leer su mensaje al cardenal Etchegaray: iba dirigido a los enfermos.

Estoy con vosotros…Comparto con vosotros un tiempo de la vida marcado por el sufrimiento físico, pero no por esto menos fecundo….siempre he tenido gran confianza en la ofrenda, en la oración y en el sacrifico de los que sufren.

 Se veía que el Papa era un hombre marcado por el sufrimiento. Se alojaba en el “Hospedaje Nuestra Señora”, reservado para las personas enfermas y disminuidas, los voluntarios y los empleados que trabajan allí aun conservan un recuerdo estremecedor.

 Por el coraje que destilaba, por su modo de ser radiante y por el recogimiento que de el emanaba, el Papa inspiraba dignidad a todos aquellos seres enfermos que lo veían, fuese en persona o por televisión.

¿Por qué fue el Papa Juan Pablo II a Lourdes en el año 2004? ¿Volvía considerando que su primera peregrinación había tenido lugar en 1983? El Papa quería destacar, con su peregrinación a Lourdes, el 150 aniversario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción.

La coincidencia entre una declaración solemne del Magisterio de la Iglesia y una revelación privada, evidentemente con algunos años de diferencia, es sin duda un hecho único en la Historia de la Iglesia. Menos de cuatro años después de la magnífica ceremonia del 8 de febrero de 1854, en Roma, en San Pedro, Bernardette Soubirous, de frágil y delicada salud, proveniente de una familia empobrecida, oye a una Señora que en una gruta fétida le dice:  “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Era el 25 de marzo de 1858.

Las revelaciones hechas a Bernardette Soubirous no son objeto de fe, aunque hubiesen sido declaradas autenticas por Mons. Laurence, en 1862. No obstante ello, Pio IX no podía dejar de ver en el hecho de Lourdes la aplicación de la verdad de fe promulgada durante su pontificado, sin duda alguna previa consulta con obispos y teólogos.

 Siguiendo este ejemplo, todos los demás papas manifestaron el mismo afecto por el santuario de Lourdes, siempre mencionado entre los primeros santuarios marianos en los escritos de Roma.

El vínculo entre Lourdes y la Inmaculada Concepción es así evidente. En cuanto a la presencia de los enfermos en Lourdes, esta se remonta al momento mismo de la apariciones: es parte del carisma de Lourdes.

Durante su primera peregrinación a Lourdes, el 15 de agosto de 1983, el Papa Juan Pablo II se había dirigido a los enfermos en un tono fuertemente personal. El les hablaba del sufrimiento como una realidad de mil rostros frente a la cual cada uno reacciona de distinta manera. Había individuado tres distintos estados para asumir el sufrimiento por parte de aquellos que lo experimentan:

- Tomar conciencia con lucidez sin minimizarlo y sin acentuarlo

-  Aceptarlo, amparados en la certeza que le Señor os invita a seguir estando activos de acuerdo a vuestras posibilidades, a pesar de la enfermedad, y si están disminuidos echar mano de todas vuestras aptitudes y talentos, a pesar de vuestra incapacidad.

 Adoptar le gesto más bello  que existe: ofrecerse a si mismos.

Expresándose de esta manera, el Papa Juan Pablo II hablaba basado en su propia experiencia, pues había sufrido largamente a consecuencia del atentado del cual fue víctima el 13 de mayo de 1981. El hombre de 1983 parecía haber recobrado plenamente la salud. En 2004, se había transformado en testigo viviente de aquello que había enseñado hacia 21 años frente a la misma gruta.

El 11 de febrero, fecha de la primera aparición y fiesta de Nuestra  Señora de Lourdes, fue escogida por el Papa Juan Pablo II como el día de  todo aquello que se refiere a la enfermedad y  a la salud. El 11 de febrero de 1984 firmo, entre otros, su carta sobre el sufrimiento salvífico. Al año siguiente, instituía ese mismo día el Consejo Pontificio para la pastoral de la Salud y todos los años el 11 de febrero se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, siempre la celebración principal tenga lugar cada año en un continente diferente.

Lourdes, lugar predilecto de los enfermos. Lourdes, lugar predilecto por la fe en la Inmaculada Concepción. ¿Son independientes estas dos características, una de la otra? No, responde el papa Juan Pablo II en el Mensaje escrito para la Jornada mundialdel enfermo el 21 de febrero de 2004, celebrada por segunda vez en Lourdes, por expresa voluntad del Santo Padre.

La Inmaculada Concepción es, por tanto, la autora prometedora del día radiante de Cristo, que con su muerte y  resurrección, restablecerá la plena armonía entre Dios y la humanidad. Si Jesus es el manantial de la vida que vence a la muerte, Maria es la madre cariñosa que sale al paso de las expectativas de sus hijos, obteniendo para ellos la salud el alma y del cuero.

 Este es el mensaje que el Santuario de Lourdes presenta constantemente….

 El efecto de la gracia de la Inmaculada Concepción consiste en la gloria de la Asunción, cuyas curaciones son signos precursores. La herencia que hemos recibido del Papa Juan Pablo II en Lourdes se revela, pues, en su doble naturaleza de enseñanza y de testimonio. Tanto uno como otro forman parte del mensaje de Lourdes.

(Jacques Perrier, fue nombrado obispo coadjutor de Tarbes y Lourdes el 30 de mayo de 1997 y custodio de la Gruta en 2007. En septiembre de 2008 con motivo del 150 aniversario de las apariciones de Lourdes, acogió la visita del Papa Benedicto.)

 

 (publicado en Totus Tuus,  Nr 2 feb 2007, Revista de la Postulación de la Causa de Beatificacion y Canonización de Juan Pablo II)

 

 

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