Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 19 de junio de 2025

Karol Wojtyla y el Concilio Vaticano II – Remembranza y actualización – Santiago Madrigal SJ (4 de 4)

 


(…)  - pagina 15 de la presentación-144 en la Revista de Teología citada al final.

 d) Conclusión: para una mistagogía o iniciación al Concilio La figura de K. Wojtyla es altamente representativa no sólo por su condición de actor y protagonista del Vaticano II que accede al solio pontificio, sino también por el hecho extraordinario de hallarnos ante el caso de un padre conciliar que redactó una reflexión sistemática sobre el Concilio con el título de La renovación en sus fuentes. Sobre la aplicación del Concilio Vaticano II. Con este estudio, —escribe en la última página—, el autor “desea pagar su deuda contraída con el Concilio Vaticano II”.31 Ese ensayo, pensado para servir de guía a los trabajos del Sínodo de Cracovia, tiene el hálito de un documento de iniciación y de introducción a la doctrina y al mensaje conciliar, es decir, de mistagogía para la participación en el misterio del Vaticano II. Además, el autor ha hecho notar que el libro sale de la pluma de un pastor, de un obispo del Concilio, que escribe como maestro de la fe, no desde la especialización del teólogo.32 La tesis fundamental de este ensayo puede ser expresada en estos términos: “El Concilio trajo consigo un gran enriquecimiento de la fe, tanto en el sentido objetivo como existencial. En el sentido objetivo, porque la verdad revelada encontró en su enseñanza la expresión más plena y madura. En el sentido existencial, porque creó condiciones para vivir la fe con más profundidad y madurez, para aquellas actitudes espirituales que corresponden mejor al hombre contemporáneo y especialmente al cristiano de hoy”.33 La renovación buscada por el Concilio ha sido de manera eminente un enriquecimiento de la fe, conforme a ese pasaje de la constitución sobre la revelación que afirma: “La Iglesia camina a través de los siglos hacia la plenitud de la Verdad, hasta que se cumplan en ella plenamente las palabras de Dios” (DV 8). Desde esta noción de enriquecimiento de la fe se explica el alcance del Concilio pastoral querido por Juan XXIII y por Pablo VI, porque “un concilio «puramente» doctrinal habría concentrado preferentemente su atención en precisar el significado de las propias verdades de fe, mientras que un concilio pastoral, sobre la base de las verdades que proclama, recuerda o esclarece, se propone ante todo brindar un estilo de vida a los cristianos, a su modo de pensar y de actuar”.34 Por ello, el Concilio intentó sobre todo dar una respuesta a estos interrogantes: “qué significa ser creyente, ser católico, ser miembro de la Iglesia”. “Estas preguntas de carácter existencial —nos indica más adelante— estaban implícitas en el problema central que el Concilio se planteó y que ha formulado en su interrogación inicial: «Iglesia, qué dices de ti misma»”.35 Por lo demás, la mutua implicación de esas cuestiones ha determinado la orientación pastoral del Concilio Vaticano II. Por su parte, la teología tiene ante sí la tarea de seguir analizando las opciones doctrinales del concilio pastoral: Escritura y Tradición, la pertenencia común a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, el valor de las religiones no cristianas, la libertad religiosa, la persona humana y su dignidad, la Iglesia y el mundo. El Vaticano II comporta un “enriquecimiento de la fe”, que Wojtyla ponía en conexión con un concepto existencial de la fe, que incluye tanto un “estado de conciencia” como una “actitud creyente”. Lo primero se concreta en la “formación de la conciencia” por relación a los grandes temas de la verdad revelada, al hilo del armazón estructural que ofrece el Credo: creación, trinidad salvadora, redención del hombre en Cristo y por la Iglesia, el pueblo de Dios peregrino hacia la consumación escatológica. Lo segundo atiende a “la formación de actitudes”. Son seis las actitudes que habría que inculcar en el espíritu de los creyentes: misión y testimonio, participación, identidad y responsabilidad, actitud ecuménica, actitud apostólica y construcción de la Iglesia como comunidad. El sentido misionero, la responsabilidad cristiana y la actitud apostólica y ecuménica pueden ser compendiadas en torno a esa actitud de la participación. La actitud de la participación guarda profunda relación con la afirmación conciliar: el Vaticano II ha ligado la misión salvífica a la triple potestad de Cristo, sacerdote, profeta y rey, “uno de los filones centrales de la doctrina conciliar sobre el pueblo de Dios”.

 

 Y Wojtyla pasaba a explicitar cómo el cristiano participa en el triple munus (oficio) de Cristo: munus sacerdotale, munus propheticum, munus regale, que forma parte de la definición del laicado (cf. LG IV, 31) y constituye asimismo el contenido del testimonio cristiano. A todo ello nos inicia el bautismo, generando esa actitud por la cual el ser humano se pone a sí mismo y al mundo en manos de Dios. El Vaticano II ha puesto la participación en la misión profética de Cristo y del testimonio cristiano al lado de la participación en el sacer docio de Cristo (cf. LG II, 12). El enriquecimiento de la fe que propicia el Concilio aparece con especial densidad en este momento, al hablar del “sentido de la fe”, que suscita el Espíritu de la verdad, para “acoger no la palabra de los hombres, sino, como es en realidad, la palabra de Dios” (1 Tes 2, 13). El cristiano que, imitando a Cristo, es capaz de vencerse a sí mismo y dominar al pecado, participa en ese señorío de Cristo y colabora a la realización de su reino. Es la realeza que se ejerce como servicio (cf. LG IV, 36). Esta idea sustenta buena parte de la reflexiones sobre el apostolado seglar y su compromiso en el mundo: “Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien ejerció su trabajo de artesano, alégrense los cristianos de poder ejercer todas sus actividades temporales haciendo una síntesis vital del esfuerzo humano, familiar, profesional, científico o técnico, con los valores religiosos, bajo cuya altísima jerarquía todo coopera a la gloria de Dios” (GS 43). Sirvan estas pinceladas para ilustrar esa tarea pendiente de brindar a las nuevas generaciones de cristianos una mistagogía o iniciación al misterio del Vaticano II. Enlaza esta tarea con una idea muy acendrada en la valoración que K. Rahner hiciera del Concilio como comienzo y como impulso37: “Un Concilio es con todo lo que decide y enseña solo un comienzo y un servicio. El Concilio puede dar indicaciones y expresar verdades doctrinalmente. Y por eso es solo un comienzo. Porque después todo depende de que esas indicaciones y esas verdades arraiguen en el corazón creyente y produzcan en él espíritu y vida. Esto no depende del Concilio mismo, sino de la gracia de Dios y de todas las personas de la Iglesia y de su buena voluntad. Y por eso el concilio es solo un comienzo”.

Fuente: UCA donde se puede leer la presentación completa (34 paginas)  presentada en un Congreso en la UCA  bajo el titulo: El concilio Vaticano II: remembranza y actualización

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Revista Teología • Tomo LII • Nº 117 • Agosto 2015 Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la Institución. La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea. Cómo citar el documento: MADRIGAL, Santiago, El concilio Vaticano II : remembranza y actualización [en línea]. Teología, 117 (2015).

 

Karol Wojtyla y el Concilio Vaticano II – Remembranza y actualización – Santiago Madrigal SJ (3 de 4)

 


(…)  - pagina 13 de la presentación-142 en la Revista de Teología citada al final.

 

 c) El ecumenismo y la Ecclesia ad extra: los tres círculos de diálogo En su origen el esquema sobre el ecumenismo integraba dos capítulos sobre la libertad religiosa y otro sobre la actitud de la Iglesia hacia los judíos. De ahí surgieron dos documentos independientes: la declaración sobre la libertad religiosa (Dignitatis humanae) y la declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas (Nostra aetate). Al ordenar los documentos conciliares en la perspectiva de la Ecclesia ad extra parece oportuno comenzar por el decreto sobre el ecumenismo (Unitatis redintegratio), que atiende a los hermanos separados de Oriente y de Occidente, de modo que el documento sobre las Iglesias orientales católicas (Orientalium Ecclesiarum), que se mueve propiamente en el ámbito de la renovación ad intra, puede servir de puente. La constitución sobre la revelación (Dei Verbum), que trata cuestiones fundamentales que afectan a las relaciones con los hermanos separados de Occidente, guarda una estrecha relación con el ecumenismo.28 A la hora de sistematizar los documentos conciliares Ecclesia ad extra, Wojtyla echaba mano de los tres círculos de diálogo propuestos por Pablo VI en su encíclica Ecclesiam suam: el diálogo con los otros cristianos, el diálogo con los seguidores de las otras religiones, el diálogo con los no creyentes y los defensores del ateísmo. A lo largo de su desarrollo el Concilio fue adquiriendo una conciencia cada vez más intensa de su misión ad extra y de la posibilidad y alcance del diálogo, una conciencia que emanaba en realidad de la misma constitución dogmática sobre la Iglesia. Todas estas expectativas de diálogo cuajaron no solo en el decreto sobre el ecumenismo, sino también en la constitución “pastoral”, sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. Así las cosas, el primer círculo lo componen Unitatis redintegratio y Dei Verbum, en el segundo círculo se sitúa Nostra aetate; el tercer círculo lo ocupa Gaudium et spes. “El documento que vincula, de algún modo, los tres círculos es la declaración sobre la libertad religiosa Dignitiatis humanae”.29 En esta lectura de conjunto de la doctrina conciliar Wojtyla da un paso más para afirmar que la declaración sobre la libertad religiosa ocupa un lugar singular a la hora de establecer la correlación y la complementariedad entre la Ecclesia ad intra y la Ecclesia ad extra, entre “co nciencia de la Iglesia – diálogo”. Por eso, apela a sus palabras iniciales: “Los hombres de nuestro tiempo se hacen cada vez más conscientes de la dignidad de la persona humana, y aumenta el número de aquellos que exigen que los hombres en su actuación gocen y usen del propio criterio y libertad responsables, guiados por la conciencia del deber y no movidos por la coacción” (DH 1). El texto resalta la centralidad de la persona humana, como lo que está más dentro de la Iglesia en su relación con Dios, de manera que la declaración Dignitatis humanae es tanto plataforma de diálogo como fuente de autoconocimiento de la Iglesia; por ello esta declaración puede ser considerada “como una especie de praeambulum a la constitución dogmática sobre la Iglesia”, que descubre al pueblo de Dios en la realidad divina de la Iglesia, comunidad de vida en el Espíritu, principio de verdad y de libertad; por su parte, la constitución pastoral muestra a la Iglesia a través del mundo y en la responsabilidad que tiene contraída respecto a la dignidad de la persona humana.30 De esta manera quedamos ante la condición escatológica de la Iglesia desarrollada en el capítulo séptimo de la constitución dogmática sobre la Iglesia, que concluye en un último capítulo sobre la participación singular que la Virgen María tiene en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Por consiguiente, podemos iniciar una lectura de los documentos del Vaticano II, bien empezando por los documentos ad intra, aunque también se puede comenzar por los documentos orientados ad extra, es decir, a partir de la declaración sobre la libertad religiosa y de la constitución pastoral que nos devolverán a la constitución dogmática sobre la Iglesia y su autoconciencia.

Karol Wojtyla y el Concilio Vaticano II – Remembranza y actualización – Santiago Madrigal SJ (2 de 4)





 (…)  - pagina 12 de la presentación-141 e la Revista de Teología citada al final.

b) La Constitución Lumen gentium, Ecclesia ad intra, y el principio de renovación Partimos de la consideración Ecclesia ad intra, si bien, como hemos de ver, este aspecto no se puede separar de la Ecclesia ad extra, ya que ambas dimensiones son en la mente del Concilio correlativas y complementarias. Ahora bien, la constitución sobre la Iglesia Lumen gentium es considerada como el documento principal, de modo que puede decirse, desde su contenido y del orden de sus capítulos, que “todos los documentos que forman el programa íntegro de la renovación (renovatio) se sitúan en torno a la constitución sobre la Iglesia, en torno a su contenido doctrinal”.24 Esta renovación que brota de la realidad misma de la Iglesia concierne a obispos, sacerdotes, religiosos y seglares. A partir de la constitución sobre la Iglesia se establecen una serie de relaciones decisivas: en primer lugar, con la constitución sobre la liturgia, Sacrosanctum Concilium, que pone de manifiesto la realidad de la Iglesia-misterio y la Iglesia-pueblo de Dios, con su sacerdocio universal y su sacerdocio ministerial o jerárquico. En segundo lugar, el decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, enlaza con el comienzo de la constitución sobre la Iglesia, que empieza hablando de las misiones divinas y pone a toda la Iglesia en estado de misión, “hacia fuera”, pero precisamente “desde dentro”, desde su vitalidad interior: la acción misionera brota de la Iglesia-misterio, y se convierte en tarea de todo el pueblo de Dios, pastores, laicos y religiosos. La misión histórica de la Iglesia pone a la constitución sobre la Iglesia en conexión con el decreto sobre los medios de comunicación social, Inter mirifica. El capítulo III de la constitución Lumen gentium guarda relación con el decreto sobre el oficio pastoral de los obispos, Christus Dominus, que contiene las aplicaciones prácticas de la doctrina de la colegialidad. Este mismo capítulo introduce la realidad de los diáconos y de los presbíteros. Además, tanto el decreto sobre la formación sacerdotal, Optatam totius, como el dedicado al ministerio y vida de los presbíteros, Presbyterorum ordinis, guardan un vínculo orgánico con este capítulo de la constitución sobre la Iglesia. El capítulo IV, que está dedi cado al laicado, establece la base doctrinal para el decreto Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado seglar. Este documento guarda una cierta afinidad con la declaración sobre la educación cristiana, Gravissimum educationis. Finalmente, el capítulo sexto, dedicado a los religiosos, mantiene una estrecha relación con el decreto Perfectae caritatis, que exhibe la fórmula clave de la renovación (accommodata renovatio), aggiornamento, puesta al día25. Y apostilla: “La renovación es, pues, un entendimiento nuevo, una nueva visión de la eterna verdad revelada. Ante todo la renovación es teología porque ella instituye una nueva madurez de la lectura del Evangelio y de su mensaje”.26 El término «renovación» tiene un doble sentido: las transformaciones de lo antiguo a lo nuevo o la iniciativa de un comienzo de algo que aparentemente no tiene pasado, como si se tratara del descubrimiento de un tesoro. Wojtyla enumeraba varios ejemplos de esta renovación y en este doble sentido de la palabra: “La enseñanza sobre la participación de todo el pueblo de Dios en la misión sacerdotal, profética y regia de Cristo, las enseñanzas sobre la colegialidad, sobre la Iglesia in statu missionis”.27 Estas observaciones son importantes para iluminar el significado de su libro La renovación en sus fuentes, del que nos ocuparemos enseguida. En la terminología conciliar el sustantivo “renovación” va acompañado del adjetivo “acomodada”, es decir, se ajusta al grado de conciencia alcanzado por la Iglesia gracias al Concilio. Pero esta renovación ad intra es inseparable de una acomodación ad extra, que abre la puerta a la consideración de otros documentos conciliares, empezando por el decreto sobre el ecumenismo y siguiendo por la definición de la actitud de la Iglesia hacia el mundo contemporáneo.

 

Karol Wojtyla y el Concilio Vaticano II – Remembranza y actualización – Santiago Madrigal SJ (1 de 4)

 


(…)  - pagina 10 de la presentación- pág 138 en la Revista de Teología citada al final.

Desde la clausura del Vaticano II, Karol Wojtyla se esforzó denodadamente por la puesta en práctica del Concilio en su patria. Disponemos en lengua castellana de una recopilación de escritos redactados entre 1965 y 1977, en los que ha repasado la historia y la doctrina conciliar con la intención de dar a conocer el Vaticano II. En un trabajo de 1967, titulado “la síntesis del pensamiento conciliar”, quiso recapitular los logros del Vaticano II manifestados en sus 16 documentos, partiendo de este principio hermenéutico: “El Concilio ha sido un acontecimiento histórico cuyo esse y prodesse no se limita a las constituciones, declaraciones y decretos, aunque estos constituyen indudablemente una objetivación de su pensamiento y acción”.18 Al concilio como acontecimiento se le concede gran importancia; sin embargo, no hay otro modo de acercarse al significado del Vaticano II que adentrándose en sus contenidos.

a) La clave sustancial: Iglesia ad intra – ad extra A la hora de sintetizar los documentos no basta la mera secuencia cronológica de su promulgación, ya que cada uno de ellos hizo un itinerario complejo que, por ejemplo, en el caso de la constitución sobre la revelación, se extendió durante las cuatro etapas. El orden cronológico de promulgación de los documentos depende en último término del modo de proceder colegial del Concilio.20 Ello reclama en cada caso un estudio específico de la gestación de los textos. Ahora bien, lo que el entonces arzobispo de Cracovia buscaba era una clave sustancial que ordenara los documentos, es decir, que permitiera percibir la relación más profunda entre ellos. Y sugería este hilo directriz: “La clave para la clasificación de los documentos conciliares podría ser la diferenciación formulada durante el primer período y, por primera vez quizá, por el cardenal L. J. Suenens. Así pues, la principal misión del Concilio consiste, primero, en contestar a la pregunta Ecclesia, quid dicis de te ipsa; y segundo, en responder a toda una serie de interrogantes que se plantea la humanidad actualmente, y que, al preguntarse a sí misma, proyecta también sobre la Iglesia. El Concilio ha de ser eclesiológico pero no en un sentido estrecho y cerrado de la palabra, sino en un aspecto amplio y abierto a todos los asuntos del mundo contemporáneo”.21 Pablo VI, en su primera encíclica Ecclesiam suam, también había recogido este propósito del Concilio expresado en la fórmula Ecclesia ad intra – Ecclesia ad extra, que él retradujo al binomio conciencia de la Iglesia – diálogo. El primer binomio ayudó a perfilar el pensamiento conciliar y, una vez concluido el Concilio, sigue ofreciendo un hilo directriz de ese pensamiento integral. Por su parte, el Papa Montini, “gracias a su magistral pareja de conceptos conciencia de la Iglesia – diálogo contribuyó a enfocar la naturaleza pastoral del Concilio”, tal y como lo había concebido Juan XXIII.22 El concilio eclesiológico —concluía Wojtyla— era un concilio pastoral: “En efecto, el objetivo del Vaticano II era la accommodata renovatio —y no solo una dogmatica determinatio de la Iglesia— y, además, una accomodata renovatio con una clara orientación pastoral y ecuménica”.

miércoles, 18 de junio de 2025

Arzobispo Shevchuk: Ucrania herida clama Ven Espiritu Santo

 


El Papa León XIV pidió a Rusia que diera una señal de paz, pero Rusia, en cambio, dio una señal mortal de guerra. «Rusia dio una señal de mayor escalada: una señal de desprecio por todo lo que llamamos y entendemos por la santa palabra «paz»», dijo el arzobispo mayor de Kyiv-Galych, Sviatoslav Shevchuk, en un tradicional mensaje de video con motivo de la 173.ª semana de «la gran y terrible guerra de Rusia contra Ucrania».

El líder de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana (IGCU) señaló que esta semana (09/06/2025) está llena de dolor, sangre, lágrimas y fuego, y ha traído nuevas víctimas, muertos y heridos al pueblo ucraniano y a nuestra tierra. El enemigo ha bombardeado asentamientos pacíficos y ha comenzado la evacuación forzosa de los residentes de pueblos y aldeas fronterizos en la frontera de Rusia con la región de Sumy. Una nueva ola de refugiados y desplazados internos ha llegado a Ucrania.

Según el arzobispo Shevchuk, el mundo entero ha llamado la atención sobre la conversación telefónica que esta semana mantuvo el presidente de la Federación Rusa con el papa León XIV, durante la cual el Santo Padre pidió a la Federación Rusa una señal de paz, de disposición para poner fin a esta guerra sin sentido. "Y así", declaró el arzobispo, "en la noche del 6 de junio, la Federación Rusa dio esa señal, pero fue una señal terrible y asesina...". "Fue una señal de una mayor escalada, una señal de desprecio por todo lo que llamamos y entendemos por la santa palabra 'paz'", añadió el arzobispo Shevchuk .

El líder de la Iglesia greco-católica ucraniana declaró que el domingo, Ucrania, junto con el mundo entero, celebró una gran festividad cristiana: el Día de Pentecostés. «El descenso de la tercera persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo, sobre los apóstoles y toda la humanidad. Este es el nacimiento de la Iglesia de Cristo, cuando el Señor Dios renueva la gracia del Espíritu Santo en nuestras comunidades, almas y corazones. Para Ucrania, el Espíritu Santo es el Espíritu de esperanza, que da, derrama el amor de Dios en nuestros corazones, renueva en nosotros el don de la filiación divina», dijo el arzobispo Shevchuk, y añadió: «Hoy, Ucrania, herida, clama: “¡Ven, Espíritu Santo, renuévanos, consuélanos, levántanos, sánanos, renueva en nuestros corazones el don de la esperanza cristiana!”».

Fuente: Ekai  

Juan Pablo II – sagrada liturgia

 



La carta apostólica Spiritus et Sponsa 
publicada el 4 de diciembre de 2003 conmemoraba el XL aniversario de la Constitución del Papa Pablo VI Sacrosantum Concilium sobre la sagrada liturgia.

Juan Pablo II en su Carta plantea “¿Qué es la liturgia sino la fuente pura y perenne de "agua viva" a la que todos los que tienen sed pueden acudir para recibir gratis el don de Dios? (cf. Jn 4, 10) … “la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza" (n. 10)”… “no se limita al ámbito interno de la Iglesia, sino que se abre al horizonte de la humanidad entera”… “por una parte, supone el anuncio del Evangelio; y, por otra, exige el testimonio cristiano en la historia”….

Nos sugiere un “examen de conciencia a propósito de la recepción del concilio Vaticano II (cf.  Tertio millenio adveniente, 36)” …“que incluya “la vida litúrgico-sacramental”… “¿Se vive la liturgia como "fuente y cumbre" de la vida eclesial, según las enseñanzas de la  Sacrosantum Concilium ? (ib.)”… “¿Hasta qué punto ha entrado en la vida concreta de los fieles y marca el ritmo de cada comunidad?” …“¿Se entiende como camino de santidad, fuerza interior del dinamismo apostólico y del espíritu misionero eclesial ?”…

Nos llama a prestarle atención especial a la “música sagrada, al arte sacro”… “en relación con la infinita belleza divina, que se intenta expresar, de algún modo, en las obras humanas”…

Nos alienta a profundizar en las riquezas y potencialidades que encierran los “libros litúrgicos”… “en un principio de plena fidelidad a la sagrada Escritura y a la Tradición, interpretadas de forma autorizada en especial por el concilio Vaticano II”…. ; en la “pastoral litúrgica…en un “ renovado interés por la palabra de Dios según la orientación del Concilio”...

Nos invita a renovar “el arte de la oración”... “....suscitar el gusto por la oración”…. “no sólo a través de la liturgia, sino también a través de los "ejercicios piadosos", con tal de que se realicen en armonía con la liturgia, como si derivaran de ella y a ella condujeran (cf. n. 13) y a una nueva evangelización”… notando que “a pesar de la secularización, en nuestro tiempo está emergiendo, de diversas formas, una renovada necesidad de espiritualidad”… “la liturgia ofrece la respuesta más profunda y eficaz. Lo hace especialmente en la Eucaristía, en la que se nos permite unirnos al sacrificio de Cristo y alimentarnos de su cuerpo y su sangre”…

A su vez “redescubrir el “ valor del domingo”... domingo, día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo”… “fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico" (Sacrosanctum Concilium), 106; cf. Vicesimus quintus, 22)” 

También “cultivar con más esmero en nuestras comunidades la experiencia del silencio”… “para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia”… “a. una educación específica en el silencio”… “a ejemplo de Jesús, el cual "salió de casa y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mc 1, 35)…

Y finalmente también nos llama la atención a “respetar las normas ligurgicas”…. “haciéndolas cercanas a las diversas regiones, situaciones y culturas”….“asegurando a la liturgia su identidad y su decoro”… “pero evitar que caigan en abusos incluso graves, que oscurecen la verdad del misterio y crean desconcierto y tensiones en el pueblo de Dios (cf.  Ecclesia de Eucharistia) 52”… 

Concluye reiterando la necesidad de la “..."espiritualidad litúrgica", que lleve a tomar conciencia de Cristo como primer "liturgo", el cual actúa sin cesar en la Iglesia y en el mundo en virtud del misterio pascual continuamente celebrado, y asocia a sí a la Iglesia, para alabanza del Padre, en la unidad del Espíritu Santo.”…

Invito leer  "La Constitución Litúrgica «Sacrosanctum Concilium» y la transmisión de la fe " de  Piero Marini

lunes, 16 de junio de 2025

Robert Francis Prevost Martinez OSA – Nuestro Papa León XIV- biografía

 


Robert Francis Prevost Martinez,  nació el 14 de setiembre de 1955 en Chicago, Illinois (EE.UU.). Su padre, don Louis Marius Prevost, es de ascendencia francesa e italiana, y su madre, doña Mildred Martínez, es de ascendencia española. Tiene dos hermanos, Louis Martín (el segundo nombre lo recibió por san Martín de Porres) y John Joseph.

Su infancia y adolescencia transcurrió con los suyos. Los inicios de su juventud se desarrollaron en el campus universitario, pues desde los 18 hasta los 22 años estudió en Villanova University – Pennsylvania, llegando a obtener el Bachellor’s Degree en Matemática (1977), además de una especialización en Philosophy (1977). El 1º de setiembre de ese mismo año ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (O.S.A.), en la provincia de Nuestra Señora del Buen Consejo, en Saint Louis. El 29 de agosto de 1981 profesó los votos solemnes. Durante aquellos años estudió en la Catholic Theological Unión - Chicago, llegando a graduarse con el título del  “Master  of Divinity, (en teología) con mención en Misión Intercultural” (1982).



A sus 26 años fue enviado por la Orden a Roma para estudiar Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino (el “Angelicum”). En la Ciudad Eterna recibió la ordenación sacerdotal de manos de Su Excelencia Mons. Jean Jadot, Pro-Presidente del Consejo Pontificio para los no cristianos, el 19 de junio de 1982. Obtuvo la Licenciatura en 1984, y continuó con la preparación de la tesis doctoral, cuando fue destinado a trabajar en la misión de Chulucanas, en Piura-Perú (1985-1986), siendo vice párroco de la Catedral “Sagrada Familia” y Canciller. (La diócesis de Chulucanas, erigida el 8-VI-1989, comenzó como Prelatura el 4 de marzo de 1965, para ser atendida por los padres agustinos norteamericanos de la Provincia de Chicago.)

En 1987 obtuvo el grado de Doctor con la tesis: “El Rol del Prior Local de la Orden de San Agustín”, recibiendo la calificación de Magna Cum Laude.

En ese mismo año fue elegido director de vocaciones y director de misiones de la Provincia agustiniana “Madre del Buen Consejo” en Olympia Fields, Illinois (USA); además se dedicó a conseguir fondos económicos para las misiones de su provincia, en especial para la misión de Chulucanas. En 1988 fue enviado a la misión de Trujillo para ser el director del proyecto de formación común de los aspirantes agustinos de los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. Allí se desempeñó como prior de la comunidad (1988-1992), director de formación (1988-1998) y maestro de profesos (1992-1998). En la Arquidiócesis de Trujillo prestó servicio como Vicario Judicial (1989-1998), Profesor de Derecho Canónico, Patrística y Moral en el Seminario Mayor “San Carlos y San Marcelo”; también ejerció como Director de Estudios del mencionado Centro de Formación Sacerdotal, y fue Rector encargado durante un año. Junto con estas labores académicas y espirituales; fue párroco fundador en la parroquia de “Nuestra Señora Madre de la Iglesia”, hoy Parroquia “Santa Rita” (1988-1999) y administrador parroquial de “Nuestra Señora de Monserrat” (1992-1999).

 


Tras estos largos 11 años en Trujillo, regresó a Estados Unidos porque en 1999 fue elegido Prior Provincial de su Provincia “Madre del Buen Consejo” (Chicago). Después de dos años y medio, el Capítulo General Ordinario lo eligió como Prior General, ministerio que la Orden le volvió a confiar en el Capítulo General Ordinario de 2007. De esta manera, durante dos sexenios, fue responsable de los procesos de planificación y dirección de la orden agustina a nivel mundial, por lo que tuvo que viajar por diferentes países para participar en todos los capítulos de las Provincias y Vicariatos. Además, fue moderador del Instituto “Augustinianum” y responsable de las relaciones de su Orden con los dicasterios vaticanos. En estos años, Monseñor Roberto también se había convertido en un políglota, pues habla el inglés, español, italiano, francés, portugués; y lee el latín y el alemán.

 


En octubre de 2013 regresó a su Provincia (Chicago) para ser maestro de profesos y vicario provincial; cargos que desempeñó hasta que el papa Francisco aceptara la renuncia de Mons. Jesús (al haber cumplido 75 años) y el 3 de noviembre de 2014 lo nombrara  Administrador Apostólico de la Diócesis de Chiclayo (Perú), elevándolo a la dignidad episcopal como Obispo Titular de la Diócesis de Sufar.  El 7 de noviembre tomó posesión canónica de la diócesis ante la presencia del Nuncio Apostólico, Mons. James Patrick Green, y del Colegio de Consultores. Fue ordenado obispo el 12 de diciembre, en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Catedral de su diócesis.

El 26 de septiembre de 2015 el Papa Francisco lo nombra obispo de Chiclayo. En marzo de 2018 la Conferencia Episcopal Peruana lo elige vicepresidente segundo. El 28 de mayo de 2019 el Papa Francisco lo nombra miembro de la Congregación para el Clero y  el 21 de noviembre de 2020 miembro de la Congregación para los Obispos. El 15 de abril de 2020 fue nombrado administrador apostólico de la diócesis del Callao, por lo que tuvo que alternar tu trabajo episcopal entre Chiclayo y El Callao, durante la pandemia del Covid hasta que el 17 de abril de 2021 fuera nombrado obispo del Callao Mons. Luis Alberto Barrera Pacheco M.C.C.I.


Después de haber pasado 23 años en Perú, ejerciendo tareas de misionero y de obispo, el  30 de enero de 2023, el Papa Francisco lo nombró Prefecto del Dicasterio para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL); además de conferirle el Arzobispo - Obispo Emérito de Chiclayo y el 12 de abril de 2023 tomó posesión de su cargo en Roma. El 4 de marzo de 2023 el Santo Padre, lo nombró Miembro de: Los Dicasterios para la Evangelización, Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares; la Doctrina de la Fe; las Iglesias Orientales; el Clero; los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; Cultura y Educación; Textos Legislativos; La Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano.


El 30 de septiembre de 2023 el Papa Francisco lo  nombra cardenal y Prefecto del Dicasterio para los Obispos, transformándolo en uno de los papables y muy cercano a él. Por su responsabilidad sus reuniones eran periódicas: todos los sábados por la mañana.

El resto de la historia es muy reciente. El Papa Francisco Falleció en Roma, en la Domus Sanctae Marthae del Vaticano, el lunes 21 de abril de 2025, lunes de Pascua (Lunes del Ángel), a las 07:35. Las exequias en la Plaza de San Pedro y la sepultura en la Basílica Papal de Santa María la Mayor se celebraron el sábado 26 de abril de 2025.

El 5 de mayo 2025 comienza el Conclave 2025 para elegir al nuevo Pontífice.   Entre los 133 cardenales papables,  el 8 de mayo es elegido el cardenal Prevost que elige ser nombrado  Leon XIV,  y en su primera bendición Urbi et Orbi, se nos presenta con su primer saludo de : 

¡La paz esté con todos ustedes! 

Agradecido al Papa Francisco y a los cardenales electores,  recordándonos que “Aún conservamos en nuestros oídos la voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía Roma, el Papa mientras bendecía Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero, esa mañana del día de Pascua. Permítanme continuar esa misma bendición: “Dios nos quiere, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos, tomados de la mano con Dios y entre nosotros sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente para ser alcanzada por Dios y por su amor.”

 

Y Recordándonos :  


Soy agustino, un hijo de san Agustín, que ha dicho: “Con ustedes soy cristiano y para ustedes, obispo”. En este sentido podemos caminar todos juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado.

No olvida su “querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo” invitando a. rezar “juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre: Ave María…”  

Es el primer Papa agustino y no conocíamos mucho de él, pero para los agustinos no era un rostro desconocido.  Y allí, como dicen los agustinos,    comienza la andadura de este nuevo papado de claro signoagustiniano”.  que los agustinos han expresado con júbilo en su pagina web, y reproducido en este blog. 

Recemos por  nuestro Papa Leon XIV y su misión.

Fuentes: 

P. José Antonio Jacinto Fiestas, Director del Pre Seminario “SantoToribio de Mogrovejo” de Chiclayo

Parcialmente :  Diocesis de Chiclayo 8 de mayo de 2025. P. Fidel Purisaca Vigil. Director Oficina de Medios de Comunicación Social Diócesis de Chiclayo – Perú

Y  Orden agustiniana 



sábado, 14 de junio de 2025

La Gloria de la Trinidad – Serie de Catequesis del Papa Juan Pablo II sobre la Santisima Trinidad

 


Comenzando el 19 de enero de 2000, año jubilar,  explicaba el Papa Juan Pablo II,  en su primera catequesis de la serie el 19 de enero de 2000,  (En las fuentes y en el estuario de la historia de la salvación)  “Después de reflexionar, durante los años pasados, sobre cada una de las tres personas divinas ―el Hijo, el Espíritu Santo y el Padre―, en este Año jubilar nos proponemos abarcar con una sola mirada la gloria común de los Tres que son un solo Dios, "no una sola persona, sino tres Personas en una sola naturaleza" (Prefacio de la solemnidad de la santísima Trinidad). Esta opción corresponde a la indicación de la carta apostólica Tertio millennio adveniente, la cual pone como objetivo de la fase celebrativa del gran jubileo "la glorificación de la Trinidad, de la que todo procede y a la que todo se dirige, en el mundo y en la historia" (n. 55).

La Gloria de la Trinidad en la Creación – 26 deenero 2000

La Gloria de la Trinidad en la historia – 9 defebrero 2000

La Gloria de la Trinidad en la Encarnacion – 5 deabril 2000

La gloria de la Trinidaden el bautismo de Cristo – 12 de abril 2000

La Gloria de la Trinidad en la Transfiguración – 26 de abril 2000

La Gloria de la Trinidad en la Pasión – 3 de mayo 2000

La Gloria de la Trinidad en la Resurreccion – 10 de mayo 2000

La Gloria de la Trinidad en la Ascención – 24 de mayo 2000

La Gloria de la Trinidaden el Pentecostés – 31 de mayo 2000

La Gloria de la Trinidad en el hombre vivo – 7 de junio 2000

La Gloria de la Trinidaden la vida de la Iglesia – 14 de junio 2000

La Gloria de la Trinidad en la Jerusalen celestial – 28 de junio 2000

Terminada la serie decia el Papa en la siguiente catequesis “después de haber contemplado, en las catequesis anteriores, la gloria de la Trinidad que se manifiesta en el cosmos y en la historia, ahora queremos iniciar un itinerario interior a lo largo de los caminos misteriosos por los que Dios va al encuentro del hombre, para hacerlo partícipe de su vida y de su gloria.”


viernes, 13 de junio de 2025

La “dicha mayúscula” de los agustinos el dia de la fumata blanca

 


Leemos en la página de laCasa General de la Orden de San Agustin esta breve crónica de Ricardo Morales Jiménez,  que trata de expresar en palabras la fuerte emoción y la alegría reinante dentro y fuera de esos muros,  y digo trata de expresar porque las palabras no logran abarcar esa “dicha mayúscula” de vivir el momento del “primer Papa agustino en los casi 800 años que lleva la Orden peregrinando por la tierra.”.Me encanto la espontaneidad del escrito, por eso lo comparto (uf y sin permiso)   :

La noche del cónclave los jardines de la Curia de la Orden de San Agustín estaban hasta los topes de luciérnagas. Pequeños y tibios fogonazos luminiscentes iban y venían afanados entre los rosales, naranjos y el pequeño pinar que conforma la terraza natural que hay en la Casa General. Pareciera por un momento que algún técnico de los muchos medios de comunicación que durante estos días copan cada centímetro de espacio con vistas a la cúpula de San Pedro hubiera extraviado un tubo de led escacharrado y serpenteante en mitad de la oscuridad. 


Este acontecimiento, hay que decirlo, adquiere significado para quien hilvana la vida de pequeñas sincronías donde uno cree que habita y hace hogar lo extraordinario. 


Muchas horas después, en medio de la agitación del gentío que llegaba a borbotones a la Plaza tras la fumata blanca, el cardenal protodiácono fue congelando, rítmicamente, la sangre por fascículos. Enunció primero un “Robertum Franciscum”, después un “Prevost” y por último un “León XIV”. Brincos generales, abrazos, lágrimas, gritos de emoción y videollamadas a todas partes del mundo para decir algo muy humano: estoy con mis hermanos donde ocurre lo extraordinario.  Es el primer Papa agustino en los casi 800 años que lleva la Orden peregrinando por la tierra. 


Santa incredulidad para los tomases que metían por primera vez el dedo en la llaga de esta realidad misteriosamente transformadora que siempre se las apaña para ensancharse sin atender a cábalas y supercherías. El padre Robert, el cardenal Prevost, aquel compañero de estudios, el jugador que está al otro lado de la cancha, “mi pastor en Chiclayo”... El que fuera Prior General de la Orden durante 12 años es el nuevo Papa de la Iglesia universal. 

 

“¡Bendito Dios!”, repetía el padre Andrés Gómez, archivero general, desde la cuarta planta de la Curia. Con las manos a la cabeza, yendo de un lado para otro, monseñor Luis Marín palmeaba espaldas y se dejaba abrazar las suyas.

Brincos generales, abrazos, lágrimas, gritos de emoción y videollamadas a todas partes del mundo para decir algo muy humano: estoy con mis hermanos donde ocurre lo extraordinario.  Es el primer Papa agustino en los casi 800 años que lleva la Orden peregrinando por la tierra. 


En plena Plaza, frente al balcón de la Basílica, en idénticas condiciones se encontraban el padre Alejandro, el padre Javier, el padre Daleng, el padre Wilson, Farrell o Lam. 


En la puerta, entre flashes y algarabía, el Postulador General y el Ecónomo General se miraban y reían como dos chiquillos a los que los Reyes les han traído unos regalos mucho mejores de los esperados.


La autenticidad bien acogida, de la dicha mayúscula sobrevenida por un acontecimiento único, de pronto generó un movimiento espontáneo de asombro, fraternidad y perplejidad, como si de pronto viéramos llegar por el balcón de casa a un ser querido que, en un día especial, trae muy buenas nuevas de la mano. 

 ¡Qué privilegio tan grande es vivir y entender que lo extraordinario conforma cada parcela de esta existencia y la replica desde lo más humilde hasta lo más grande en una alabanza eterna! 

¡Qué bello es contemplar, registrar y participar en ese “mirad cómo se aman” dentro de la Orden! 

Carissimo confratello Papa León XIV, prega per noi come noi preghiamo per te. 

 


jueves, 12 de junio de 2025

El Señor Jesus es el primer evangelizador - Evangelizadores y evangelizados

 


El Señor Jesús es evangelizador —el primer evangelizador— como Pastor y como Puerta de las ovejas. El, no solamente anuncia la verdad, sino que es la Verdad misma dada a los hombres; no solamente señala el camino, sino que El es el camino; no solamente promete la vida, sino que es la Vida verdadera. Ningún otro evangelizador puede decir lo mismo de sí mismo. Y todos los demás evangelizadores, si quieren ser eficaces, han de saber representar e imitar al único Buen Pastor; han de hacer entrar a sus ovejas por la puerta que es Cristo; han de llamarlas por su nombre, con la única voz que ellas .reconocen y que es la voz de Jesús. Proceder de otra manera es, como dice el mismo Jesús, arriesgarse a ser «un extraño» o desconocido.

La obra evangelizadora de la Iglesia se despliega cuando Cristo, Pastor y evangelizador, llama, prepara y envía otros evangelizadores, para anunciar en todas las lenguas y lugares la Buena Nueva de la salvación; y para congregar en la comunidad de los creyentes —la Iglesia— a los que han de salvarse.

Así se inauguró un día la obra de la evangelización de América. Yo mismo quise dar inicio, en Santo Domingo, a la novena de años que prepare el continente americano a celebrar el V centenario de tan importante acontecimiento eclesial. Así también, y con la primera Misa celebrada aquí en Piura, en la primera villa cristiana, inició la evangelización del Perú.

Mi predecesor el Papa Pablo VI, en su Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, enseña: «Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en su Hijo; que en su Verbo Encarnado ha dado a todas las cosas el ser, y ha llamado a los hombres a la vida eterna» (Evangelii Nuntiandi, 26).

Así pues, evangelizadores y evangelizados tienen el indeclinable deber de una estricta y amorosa fidelidad a la enseñanza de Jesús. Porque los evangelizadores no son «dueños» de la Palabra de Dios, sino que son sus ministros, sus servidores. Y, por otra parte, como recordaba en mí Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae, quien «se hace discípulo de Cristo tiene derecho a recibir la «palabra de la fe» no mutilada, no falsificada o disminuida, sino completa e íntegra, en todo su rigor y vigor» (Catechesi Tradendae, 30). Es decir, en plena fidelidad a su origen: Cristo; a su contenido revelado; a los destinatarios que han de salvarse entrando por la Puerta: «Yo soy la puerta, si uno entra por mí, estará a salvo» (Io. 10, 9).

 

(Dela Liturgia de la Palabra en Piura – Homilia del Santo Padre Juan Pablo II, 4de febrero de 1985)

VIAJE APOSTÓLICO A VENEZUELA,
ECUADOR, PERÚ, TRINIDAD Y TOBAGO
 

 

martes, 10 de junio de 2025

Juan Pablo II y sus intentos de acercamiento a la Iglesia ortodoxa.

 


(Fuente: Stanislao Dziwisz: Una vida con Karol – conversación con Gian Franco Svidercoschi,  La Esfera delos libros, 2008, pag.222/226)

Pero los problemas eran todavía mas numerosos en le frente de la Iglesai ortodoxa. Caído el comunismo, disgregado el imperio soviético, la consiguiente explosión de nacionalismos involucró, por desgracia, también a la Iglesias, sobre todo a las ortodoxas, que durante tantos años habían vivido sin libertad y al margen del proceso ecuménico. (Gian FrancoSvidercoschi)

El Santo Padre intuyó en el acto que de aquella situación podían derivarse complicaciones en las relaciones con Roma. La Iglesia católica, por su unidad, tenía fuerza, mucha fuerza, mientras que las Iglesias ortodoxas, diversificadas y divididas entre ellas, no. El Papa intento iniciar un diálogo respetuoso, lleno de delicadeza y de comprensión, totalmente ajeno a cualquier idea de proselitismo. Pero no siempre fue comprendido. No siembre se comprendieron sus verdaderas intenciones. (Cardenal Dziwisz)

Esto ocurrió, sobre todo, con el patriarcado ortodoxo de Moscú. Estaba la cuestión de los uniatos, es decir, de los católicos orientales que reclamaban que se les devolviesen las iglesias y los bienes confiscados por el régimen comunista en la época de la represión para dárselos a los ortodoxos. Y luego, cuando la Santa Sede reorganizó la jerarquía eclesiástica en Rusia creando al final auténticas diócesis. Moscú reacciono de forma durísima y suspendió las relaciones durante algún tiempo.

El Santo Padre decía que las Iglesias de Rusia, recién salidas de  una tremnda opresión, tenían pleno derecho a contar con una organización definitiva. No podían dejarse sin pastores. 

Y además, el patriarcado de Moscú había sido advertido con tiempo. El nuncio había comunicado las intenciones de la Santa Sede de proceder a la creación de cuatro diócesis que, precisamente para no herir sensibilidades, iban a tomar su nombre del de las catedrales, en vez de adoptar las territoriales, ya usados por la Iglesia ortodoxa.

Quizás no le habían dado mayor importancia al asunto y habían aceptado sin más. Ninguna objeción. Sólo en un segundo momento, cuando vieron todo el “plan” realizado, o cuando  surgieron oposiciones internas, sólo entonces replicaron de aquella forma. Pero nadie, repito, nadie, se esperaba una reacción semejante!

Así, las oportunidades para que tuviera lugar un encuentro entre el Papa y el patriarca Alejo II fueron perdiéndose una tras otra.  La primera fue durante el viaje pontificio a Hungria, en septiembre de 1996. Había sido el propio Gobierno húngaro, a través de su embajador en la Santa Sede, el que había propuesto el encuentro en la localidad de Pannonhalma. Pero el Santo Sínodo del patriarcado ortodoxo se opuso.

La segunda vez fue en 1997: la preparación tuvo casi el crisma oficial. Se ocuparon de elli, por la parte católica el arzobispo Pierre Dprey, secretario del Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y por la parte ortodoxa, el metropolita Kirill, presidente del Departamento para las Relaciones Exteriores. Fue elegido un lugar a medio camino entre Roma y Moscú, el convento cisterciense de Heiligenkreutz (Santa Cruz) a unos treinta kilómetros de Viena, aprovechando también el hecho de que Alejo II iba a ir a Austria, a Graz, para asisitir a la II Asamblea Ecuménica Europea. Por lo tanto, todo estaba listo para el 21 de junio, pero, en el último momento, Kirill dijo que no era posible. Una vez más, se había opuesto el Sínodo.

La tercera vez fue en el año 2003. El Papa iba a viajar a Mongolia; el avión tenia que hacer una escala técnica en Kazan, en territorio ruso, para entregar el icono de la Madre de Dios…

El Santo Padre deseaba ardientemente realizar la peregrinacion a Rusia, como señal de su deseo de contribuir a la unidad de los cristianos. Y para favorecer un definitivo acercamiento a la Iglesia ortodoxa, que siempre le había sido muy querida. Por esto, era importante que pudiera reunirse con Alejo II. Pero también esta vez, el encuentro fue anulado.

El escenario ecuménico, mientras tanto, se había vuelto totalmente oscuro. Elmundo ortodoxo, al verse obligado a defender a Moscú, se había unido contra Roma, contra su presunto “proselitismo”.

El Papa, sin embargo, no quiso resignarse. Para empezar, lanzó una clamorosa iniciativa con la enciclica Ut unum sint. Se declaro dispuesto, a través del dialogo con otros cristianos, a definir una nueva forma de ejercicio del primado del obispo de Roma, para que pudiese convertirse en un factor de unidad, en vez de continuar siendo un elemento de división.  Y por esto, la Congregación para la Doctrina de la Fe preparó un estudio sobre el primado en los primeros diez siglos, cuando el mundo cristiano todavía estaba unido.

Para intentar restablecer una amistad fraternal con las distintas Iglesias ortodoxas, Juan Pablo II emprendió una serie de viajes a países conflictivos: Rumania, donde aun estaba abierta la cuestión de los uniatos; Grecia, donde los obispos ortodoxos ni siquiera le habían invitado; Ucrania, cercana a Moscù. Ayudado por sus mea culpa, y sostenido por la convicción, como repetía con frecuencia, de que se tenía que impulsar “primero la unión afectiva y luego la efectiva”, el Papa consiguió que cambiasen de manera  radical situaciones y actitudes anteriormente hostiles.

Recuerdo ahora con emoción aquel grito, “Unitade, unitade”, que explotó de entre el pueblo durante la visita del Santo Padre a Bucarest, en Rumania. Gritaban todos, ortodoxos, católicos, protestantes evangélicos, invocando el regreso a la antigua unidad cristiana.  También me gustaría volver a mencionar, dado lo extraordinario de su carácter, el viaje a Grecia. Durante la estancia del santo Padre en Atenas pudimos comprobar como estas dos Iglesias, antes tan  alejadas la una de la otra, se estaban acerando por momentos. La Iglesia ortodoxa griega no volvió a ser la misma desde la visita del Papa.

Y entonces? Cuando se reunificarán todos los cristianos?   Es una pregunta que también se plantaba el papa Wojtyla en la conclusión del Ut unum sint: “Quanta est nobis via?” (¿Cuánto camino nos queda aún por recorrer?) Quizá, una primer respuesta estaba en aquellas seis manos que empujaban juntas la antigua puerta bizantina de San Pablo. Manos de cristianos todavía desunidos, pero seguramente con el deseo de volver a estar juntos.