Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 13 de septiembre de 2025

Juan Pablo II, el “vínculo misterioso de amor” de Kalwaria Zebrzydowska y su despedida en una oración (3 de 3)

 "Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Dirige, oh Señora de las gracias, tu mirada a este pueblo que desde hace siglos permanece fiel a ti y a tu Hijo.



Dirige la mirada a esta nación, que siempre ha puesto su esperanza en tu amor de Madre.
Dirige a nosotros la mirada, esos tus ojos misericordiosos, y obtennos lo que tus hijos más necesitan.
Abre el corazón de los ricos a las necesidades de los pobres y de los que sufren.
Haz que los desempleados encuentren trabajo.
Ayuda a los que se han quedado en la calle a encontrar una vivienda.
Dona a las familias el amor que permite superar todas las dificultades.
Indica a los jóvenes el camino y las perspectivas para el futuro.
Envuelve a los niños con el manto de tu protección, para que no sufran escándalo.
Anima a las comunidades religiosas con la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad.
Haz que los sacerdotes sigan las huellas de tu Hijo dando cada día la vida por las ovejas.
Obtén para los obispos la luz del Espíritu Santo, para que guíen la Iglesia en estas tierras hacia el reino de tu Hijo por un camino único y recto.
Madre santísima, nuestra Señora de Kalwaria, obtén también para mí las fuerzas del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir hasta el fin la misión que me ha encomendado el Resucitado.
En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; a ti entrego mi nación; en ti confío y te declaro una vez más: Totus tuus, Maria! Totus tuus. Amén.

 

(de la homilía del Papa Juan Pablo II en el Santuario de Kalwaria)

Invito visitar posts etiquetados Kalwaria


Juan Pablo II, el “vínculo misterioso de amor” de Kalwaria Zebrzydowska y su despedida (2 de 3)

 

“Vengo hoy a este santuario como peregrino, como venía cuando era niño y en edad juvenil. Me presento ante la Virgen de Kalwaria al igual que cuando venía como obispo de Cracovia para encomendarle los problemas de la archidiócesis y de quienes Dios había confiado a mi cuidado pastoral. Vengo aquí y, como entonces, repito: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia.

¡Cuántas veces he experimentado que la Madre del Hijo de Dios dirige sus ojos misericordiosos a las preocupaciones del hombre afligido y le obtiene la gracia de resolver problemas difíciles, y él, pobre de fuerzas, se asombra por la fuerza y la sabiduría de la Providencia divina! ¿No lo han experimentado, acaso, también generaciones enteras de peregrinos que acuden aquí desde hace cuatrocientos años? Ciertamente sí. De lo contrario, no tendría lugar hoy esta celebración. No estaríais aquí vosotros, queridos hermanos, que recorréis los senderos de Kalwaria, siguiendo las huellas de la pasión y de la cruz de Cristo y el itinerario de la compasión y de la gloria de su Madre. Este lugar, de modo admirable, ayuda al corazón y a la mente a penetrar en el misterio del vínculo que unió al Salvador que padecía y a su Madre que compadecía. En el centro de este misterio de amor, el que viene aquí se encuentra a sí mismo, encuentra su vida, su cotidianidad, su debilidad y, al mismo tiempo, la fuerza de la fe y de la esperanza: la fuerza que brota de la convicción de que la Madre no abandona al hijo en la desventura, sino que lo conduce a su Hijo y lo encomienda a su misericordia.

 "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19, 25). Aquella que estaba unida al Hijo de Dios por vínculos de sangre y de amor materno, allí, al pie de la cruz, vivía esa unión en el sufrimiento. Ella sola, a pesar del dolor del corazón de madre, sabía que ese sufrimiento tenía un sentido. Tenía confianza -confianza a pesar de todo- en que se estaba cumpliendo la antigua promesa: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras tú acechas su calcañar" (Gn 3, 15). Y su confianza fue confirmada cuando el Hijo agonizante se dirigió a ella: "¡Mujer!".

En aquel momento, al pie de la cruz, ¿podía esperar que tres días después la promesa de Dios se cumpliría? Esto será siempre un secreto de su corazón. Sin embargo, sabemos una cosa: ella, la primera entre todos los seres humanos, participó en la gloria del Hijo resucitado. Ella -como creemos y profesamos-, fue elevada al cielo en cuerpo y alma para experimentar la unión en la gloria, para alegrarse junto al Hijo por los frutos de la Misericordia divina y obtenerlos para los que buscan refugio en ella"

(de la homilia del  Papa Juan Pablo II en el Santuario de Kalwaria 29 de agosto de 2002)

Invito visitar posts etiquetados Kalwaria

 


Juan Pablo II, el “vínculo misterioso de amor” de Kalwaria Zebrzydowska y su despedida (1 de 3)

 


Era su “despedida” de aquel Santuario tan querido, tan unido a sus primeros años de vida en la natal wadowice (Kalwaria queda a tan solo a 14 kms de Wadowice) a sus primeras peregrinaciones a aquel lugar sagrado, a sus “conversaciones” con Maria cuando buscaba amparo y consejo “Este itinerario desde niño, y más aún como sacerdote y como obispo, me llevaba frecuentemente por los senderos marianos de Kalwaria Zebrzydowska. Kalwaria es el principal santuario mariano de la Archidiócesis de Cracovia. Iba allí con frecuencia y caminaba en solitario por aquellas sendas presentando en la oración al Señor los diferentes problemas de la Iglesia, sobre todo en el difícil período que se vivía bajo el comunismo.” (Don y Misterio) 

En su último viaje a Polonia  con ocasión del IV Centenario del Santuario de Kalwaria Zebrzydowska, el 19 de agosto de 2002  el Papa Juan Pablo II nos invitaba a comprender ese “vinculo misterioso de amor” que lo unía a su Madre y a la Madre de todos.

El vínculo misterioso de amor - ¡Cuán espléndidamente lo expresa este lugar! La historia afirma que, a comienzos del siglo XVII, Mikolaj Zebrzydowski, fundador del santuario, puso los cimientos para construir la capilla del Gólgota, según el modelo de la iglesia de la Crucifixión de Jerusalén. De ese modo, deseaba sobre todo hacer que el misterio de la pasión y la muerte de Cristo fuera más cercano a sí mismo y a los demás. Sin embargo, más tarde, proyectando la construcción de las calles de la pasión del Señor, desde el cenáculo hasta el sepulcro de Cristo, impulsado por la devoción mariana y la inspiración de Dios, quiso poner en aquel itinerario algunas capillas que evocaran los acontecimientos de María. Así surgieron otros senderos y una nueva práctica religiosa, en cierto modo como complemento del vía crucis: la devoción llamada vía de la compasión de la Madre de Dios y de todas las mujeres que sufrieron juntamente con ella. Desde hace cuatro siglos se suceden generaciones de peregrinos que recorren aquí las huellas del Redentor y de su Madre, tomando abundantemente de ese amor que resistió a los sufrimientos y a la muerte, y culminó en la gloria del cielo.  

Durante estos siglos, los peregrinos han estado acompañados fielmente por los padres Franciscanos, llamados "Bernardinos", encargados de la asistencia espiritual del santuario de Kalwaria. Hoy quiero expresarles mi gratitud por esta predilección por Cristo que padeció, y por su Madre, que compadeció; una predilección que con fervor y entrega infunden en el corazón de los peregrinos. Amadísimos padres y hermanos "Bernardinos", que Dios os bendiga en este ministerio, ahora y en el futuro.

En 1641 el santuario de Kalwaria fue enriquecido con un don particular. La Providencia dirigió hacia Kalwaria los pasos de Stanislaw Paszkowski, de Brzezie, para que encomendara a la custodia de los padres "Bernardinos" la imagen de la Madre santísima, ya famosa por sus gracias cuando se hallaba en la capilla de familia. Desde entonces, y especialmente desde el día de la coronación, realizada en 1887 por el obispo de Cracovia Albin Sas Dunajewski, con el beneplácito del Papa León XIII, los peregrinos terminan su peregrinación por las sendas delante de ella. Al inicio venían aquí de todas las partes de Polonia, pero también de Lituania, de la Rus', de Eslovaquia, de Bohemia, de Hungría, de Moravia y de Alemania. Se han encariñado particularmente con ella los habitantes de Silesia, que han ofrecido la corona a Jesús y, desde el día de la coronación, todos los años participan en la procesión el día de la Asunción de la santísima Virgen María.

¡Cuán importante ha sido este lugar para la Polonia dividida por las reparticiones! Lo expresó monseñor Dunajewski, que posteriormente llegó a ser cardenal, durante la coronación, rezando así: "En este día María fue elevada al cielo y coronada. Al celebrarse el aniversario de este día, todos los santos ponen sus coronas a los pies de su Reina, y también hoy el pueblo polaco trae las coronas de oro, para que las manos del obispo las pongan sobre la frente de María en esta imagen milagrosa. Recompénsanos por esto, oh Madre, para que seamos uno entre nosotros y contigo".

Así rezaba por la unificación de la Polonia dividida. Hoy, después de que ha llegado a ser una unidad territorial y nacional, las palabras de aquel pastor no sólo conservan su actualidad, sino que, además, adquieren un significado nuevo. Es preciso repetirlas hoy, pidiendo a María que nos obtenga la unidad de la fe, la unidad del espíritu y del pensamiento, la unidad de las familias y la unidad social. Por esto ruego hoy con vosotros: haz, oh Madre de Kalwaria, "que seamos uno entre nosotros y contigo".

 Invito visitar posts etiquetados Kalwaria


viernes, 12 de septiembre de 2025

Juan Pablo II, el Santuario de Oropa y Pier Giorgio Frassati

 


La cita para la plegaria del “Ángelus del Papa Juan Pablo II, el 16 de julio de 1989 -  época de vacaciones en el hemisferio norte – era el Santuario mariano de Oropa “un lugar querido a la piedad no sólo de Piamonte sino también de las regiones cercanas del Valle de Aosta y de Suiza. Cruzando las montañas, los peregrinos han venido aquí durante siglos a venerar a la Virgen y a buscar en este santuario un lugar de paz y de meditación; más aún, siempre han considerado este lugar como la casa de la Virgen, dado que ha surgido precisamente como iglesia y morada de María: "ecclesia et domus Sanctae Mariae".” Y continuaba Juan Pablo II en sus palabras “A sus devotos, y sobre todo a los jóvenes ―como Pier Giorgio Frassati, que solía venir aquí arriba para recogerse en oración― la Virgen se propone como asilo y refugio, como Madre celeste que abre su casa para permitir que cada uno viva la experiencia tonificante de un encuentro más profundo con Dios.

"Muy queridos jóvenes que me escucháis: Descubrid también vosotros, como Pier Giorgio, el sendero del santuario, para emprender el camino espiritual que, bajo la guía de María, os lleve cada vez más cerca de Cristo. De esa forma podréis convertiros en sus testigos con la convicción y la incisividad que caracterizaron la acción apostólica de Pier Giorgio. Daréis testimonio de Cristo, como él, especialmente en el mundo universitario, en el que hay chicos y chicas que tal vez no han resuelto aún el problema del significado de su vida. Podréis, con vuestra palabra y con vuestro ejemplo, señalar en Cristo a Aquel que posee la solución verdaderamente satisfactoria de los interrogantes decisivos de la existencia.

No dudéis, queridos jóvenes, en venir aquí arriba a buscar luz y fuerza para vuestro camino de fe, a buscar una esperanza más firme para un compromiso cristiano valiente y coherente en el mundo contemporáneo. Pier Giorgio Frassati se ofrece a vosotros como figura eminente de laico de la Acción Católica perfectamente consciente del compromiso bautismal de contribuir, en plena sintonía con los Pastores de la Iglesia, a la animación cristiana del ambiente social.”

“Es cierto – decía Juan Pablo II en su homilía con ocasión de la beatificación de Pier Giorgio Frassati, que, para una mirada superficial, el estilo de Pier Giorgio Frassati, un joven moderno lleno de vida, no presenta gran cosa de extraordinario. Pero, precisamente esto constituye la originalidad de su virtud que invita a reflexionar y lleva a imitar.

En él la fe y los sucesos cotidianos se funden armónicamente hasta el punto que la adhesión al Evangelio se traduce en atención amorosa a los pobres y a los necesitados, creciendo continuamente hasta los últimos días de la enfermedad que lo llevará a la muerte. El gusto por la belleza y el arte, la pasión por el deporte y por la montaña, la atención a los problemas de la sociedad no le impiden la relación constante con el Absoluto.

¡Totalmente inmerso en el misterio de Dios y totalmente dedicado al constante servicio al prójimo: así podemos resumir su vida terrena!"

 -o-



El Santuario de Oropa se encuentra en un lugar privilegiado a 1200 mts de altura a solo 20 minutos del centro de Biella y está  rodeado de una reserva natural  que invita a la reflexión y al descanso.  Según la tradición el santuario data del siglo IV y se debe a la iniciativa de San Eusebio, primer obispo de Vercelli.   Los primeros documentos escritos que hablan de Oropa, son de inicios del siglo XIII y allí se habla de la existencia de las primitivas iglesias de Santa Maria y de San Bartolomé, de carácter eremítico, que constituían un punto de referencia fundamental para los viajeros que desde el este se dirigían al Valle de Aosta.   

El Santuario está  situado en el  Sagrado Monte de Oropa con sus 12 capillas,  construidas entre 1620 y 1720, cuando ya existía el antiguo Santuario,  que guardan estatuas de terracota policromada de Maria, y fue  declarado patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco.

 


 Aunque Juan Pablo II no lo mencionara en el Ángelus seguramente en aquella visita imaginaria al Santuario de Oropa tendría en mente a su querido Santuario de Kalwaria Zebrzydowska -  un lugar santo para los polacos -   ubicado – al igual que este -  sobre un monte, si bien no tan alto, pero  de similares características en medio de la naturaleza y rodeado de capillas y senderos. 

Y al hablar de Pier Giorgio Frassatti habrá recordado su época de juventud y peregrinaciones al querido Santuario, tan cercano a su natal Wadowice.   Kalwaria fue para el,   tal como el mismo lo expresara en varias oportunidades,   un refugio de oración, un encuentro con su Madre en todo momento de su vida desde pequeño a su época de juventud y más tarde como seminarista, sacerdote y obispo.

 

 

Kalwaria Zebrzydowska, con Maria por el camino de la Cruz

 


Con cuanto amor y nostalgia hablaba Juan Pablo II de sus peregrinaciones a Kalwaria Zebrzydowska, a tan solo 13 kms de su pueblo natal Wadowice: unas tres horas de caminata, apenas ¼ de hora en auto/bus.  

Emocionado había dicho en su primer visita en 1979“No sé, desde luego, cómo dar las gracias a la Divina Providencia que me ha concedido una vez más visitar este lugar. Kalwaria Zebrzydowska, el santuario de la Madre de Dios, los Santos Lugares de Jerusalén vinculados a la vida de Jesús y de su Madre, reproducidos aquí, los así llamados "Caminitos". Los he visitado muchas veces, de niño, de joven. Los he visitado como sacerdote. Especialmente he visitado con frecuencia el santuario de Kalwaria como arzobispo de Kraków (Cracovia) y como cardenal. Veníamos aquí muchas veces, los sacerdotes y yo, para concelebrar ante la Madre de Dios. Veníamos en la peregrinación anual de agosto y también en las peregrinaciones de determinados grupos en primavera y otoño. Pero más frecuentemente venía aquí solo, y andando por los caminitos de Jesucristo y de su Madre, podía meditar sus misterios santísimos, y encomendar a Cristo, por medio de María, los problemas especialmente difíciles y de singular responsabilidad en mi complejo ministerio. Puedo decir que casi ninguno de estos problemas ha madurado sino aquí, mediante la oración ardiente ante este gran misterio de la fe que Kalwaria esconde dentro de sí…..Os pido: rezad por mí aquí durante mi vida y después de mi muerte.



Cuantos gratos recuerdos también me trae a mi de mis visitas a Kalwaria. Caminar por esos senderos de estación en estación en oración, meditación, admiración y agradecimiento por la naturaleza que tan generosamente se ofrece como un regalo adicional de Dios a  peregrinos y visitantes.  A Kalwaria la llevo profundamente grabada en mi corazón. Tenía tantas ganas de conocer ese lugar sagrado adonde Juan Pablo II   acudió en tantas oportunidades durante su vida desde niño a Papa.  Un lugar donde al anochecer todo es silencio y paz, un lugar para quedarse más de un dia, un lugar ideal para ejercicios espirituales solo o grupal.   Alli mismo en el lugar dentrodel predio se ofrece hospedaje.  



En su ultima visita en 2002 para el IV Centenario del Santuario, Juan Pablo II recordaba en su homilía  “Vengo hoy a este santuario como peregrino, como venía cuando era niño y en edad juvenil. Me presento ante la Virgen de Kalwaria al igual que cuando venía como obispo de Cracovia para encomendarle los problemas de la archidiócesis y de quienes Dios había confiado a mi cuidado pastoral. Vengo aquí y, como entonces, repito:  Dios te salve, Reina y Madre de misericordia.¡Cuántas veces he experimentado – decía - que la Madre del Hijo de Dios dirige sus ojos misericordiosos a las preocupaciones del hombre afligido y le obtiene la gracia de resolver problemas difíciles, y él, pobre de fuerzas, se asombra por la fuerza y la sabiduría de la Providencia divina!.... Este lugar, de modo admirable, ayuda al corazón y a la mente a penetrar en el misterio del vínculo que unió al Salvador que padecía y a su Madre que compadecía….¡Cuán espléndidamente expresa este lugar ese  vínculo misterioso de amor.! La historia afirma que, a comienzos del siglo XVII, Mikolaj Zebrzydowski, fundador del santuario, puso los cimientos para construir la capilla del Gólgota, según el modelo de la iglesia de la Crucifixión de Jerusalén. De ese modo, deseaba sobre todo hacer que el misterio de la pasión y la muerte de Cristo fuera más cercano a sí mismo y a los demás. Sin embargo, más tarde, proyectando la construcción de las calles de la pasión del Señor, desde el cenáculo hasta el sepulcro de Cristo, impulsado por la devoción mariana y la inspiración de Dios, quiso poner en aquel itinerario algunas capillas que evocaran los acontecimientos de María. Así surgieron otros senderos y una nueva práctica religiosa, en cierto modo como complemento del vía crucis:  la devoción llamada vía de la compasión de la Madre de Dios y de todas las mujeres que sufrieron juntamente con ella.”   Hacia el final de la homilía pedía a su “Madre santísima, nuestra Señora de Kalwaria, obtén también para mí las fuerzas del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir hasta el fin la misión que me ha encomendado el Resucitado.”  Y como despedida agregaba: “En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; a ti entrego mi nación; en ti confío y te declaro una vez más:  Totus tuus, Maria! Totus tuus. Amén.



En real y sentida despedida de Kalwaria y de su patria,   al final de la Misa recordaba a los presentes su visita de 1979 y su pedido que orasen por el mientras viva y después de su muerte.  

Les daba las gracias a todos por las oraciones y el apoyo espiritual y agregaba como palabras finales: “Y sigo pidiéndoos:  no dejéis de orar -lo repito una vez más- mientras viva y después de mi muerte. Y yo, como siempre, os pagaré vuestra benevolencia encomendándoos a todos a Cristo misericordioso y a su Madre.”

Invito visitar posts etiquetados Kalwaria

Kalwaria Zebrzydowska, la Jerusalén polaca

 


Kalwaria Zebrzydowska, la Jerusalén polaca, Santuario polaco de la Pasión de Cristo y de María, es uno de los lugares de peregrinaje más frecuentados de Polonia. Esta ubicado entre dos cadenas de montañas bajas, en la zona fronteriza entre Beskid Makowski y Pogorze Welickie, al pie del monte Žar,  a 335-340 m sobre el nivel del mar, 35 km al sudoeste de Cracovia y 15 kms al este de Wadowice.

Situado en el  pueblo de Kalwaria Zebrzydowska,  una pequeña localidad de unos 5 mil habitantes que ocupa una superficie de 550 hectáreas, Kalwaria Zebrzydowska es todo un complejo religioso-histórico, frecuentado anualmente por más de un millón de peregrinos y visitantes. Se compone de la basílica barroca dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, del convento de los Bernardinos (orden de frailes menores) y del conjunto de iglesias y capillas de estilo barroco y manierista, distribuidas en un espacio de 6 kms, donde por esos amplios senderos se meditan vida y obra de Jesús y la participación de Maria en ella. Podríamos decir que es un santuario con pueblo propio.  

 


Los inicios del santuario se remontan al año 1600 cuando Mikolaj Zebrzydowski, voivoda de Cracovia, colocara en el monte Žarek la piedra angular para la construcción de una primera capilla dedicada a la Crucifixión de Jesucristo,  al modelo de la capilla de Santa Cruz en Jerusalén. La capilla fue consagrada como iglesia el 4 de octubre de 1601 por el nuncio papal Klaudiusz Rangoni y estaba destinada a lugar de oración para la familia de los Zebrzydowski durante la Cuaresma.

 



Poco después Mikolaj Zebrzydowski decidió construir también una capilla en honor al Sepulcro de Cristo (según el modelo de la capilla del Sepulcro del Señor de Jerusalén) un pequeño convento y una iglesia, dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, que fue consagrada el 4 de octubre de 1609. Para entonces Zebrzydowski ya había decidido también hacer construir, siguiendo el ejemplo de Jerusalén, las estaciones de la Pasión de Nuestro Señor pues había observado la notable semejanza de sus tierras con la topografía de Jerusalén. Para el desarrollo del Calvario, el elemento decisivo fue la lectura de los escritos de Christian Adrian Cruys llamado Adrichomius. Sus obras, en las que describía la Tierra Santa en los tiempos de Jesucristo, fueron fuente de inspiración para fundar nuevos calvarios, y en ellas se basó Mikołaj Zebrzydowski para construir las estaciones dedicadas a la Pasión del Señor. De hecho, observó una notable similitud entre sus bienes, que se extendían entre Lanckorona y el monte Żar, y la topografía de Jerusalén. Así que la colina de Żarek pasó a llamarse Golgotha, una altura en los alrededores de Lanckorona Monte de los olivos, otra altura en los alrededores de la actual capilla “Casa de Caifás” El Monte Sión, la altura para la construcción del futuro Palacio de Pilatos Monte Moriah, y el río de Skawinka, Cedrón. Las triangulaciones de los terrenos para la construcción de las futuras capillas fueron realizadas por el cura Feliks Żebrowski, matemático y astrónomo, amigo de Zebrzydowski.



Las capillas, que se distinguirían por la originalidad de las soluciones arquitectónicas adoptadas, se erigieron entre 1605 y 1617 en el orden siguiente: Palacio de Pilatos, Sepulcro del Señor Jesús, Huerto de los olivos, Captura de Jesús, Casa de Ana, Casa de Caifás, Palacio de Herodes, Sepulcro de la Madre de Dios, Casa de la Madre de Dios, Jesús carga con la cruz, Ascensión, Cenáculo, Corazón de María, Segunda caída de Jesús (Portal Occidental), San Rafael, Eremitorio de los Cinco hermanos polacos con la capilla de Santa María Magdalena.

 Cuando murió Mikołaj Zebrzydowski, en 1620, las obras de construcción del Calvario fueron continuadas por su hijo Jan Zebrzydowski, quién en los años 1623 - 1641 mandó construir las siguientes cinco capillas pasionales (Portal Oriental, Primera caída de Jesucristo, Cirenaico, Verónica) y las ocho capillas marianas (1632): cuatro de Funeral y cuatro del Triunfo de María. Además desarrolló las capillas ya construidas por Mikołaj Zebrzydowski: la de la Crucifixión (1623) y la del Sepulcro de la Madre de Díos (1623 aprox.). Jan Zebrzydowski también construyó los conocidos “escalones” en el Palacio de Pilatos (1633) y la capilla del Hallazgo de la Santa Cruz junto con el Eremitorio de Santa Elena (1623 - 1632).

 

El siguiente fundador fue Michał Zebrzydowski, hijo de Jan. Durante este periodo se desarrolla la parte septentrional del convento (1654-1655) y se construyó una capilla, cerca del muro meridional de la iglesia (actualmente el presbiterio), específicamente para el cuadro milagroso de la Madre de Dios. La capilla es uno de los elementos arquitectónicos de mayor belleza de Kalwaria Zebrzydowska.

Cuando murió Michał Zebrzydowski, en 1667, la tutela de Kalwaria pasó a la familia de los Czartoryski. La hija de Michał, Anna Zebrzydowska, se casó con Jan Karol Czartoryski y con esta unión los bienes de los Zebrzydowski pasaron a manos de los Czartoryski. Cuando murió la mujer en 1668, el señor Czartoryski contrajo matrimonio por segunda vez con Magdalena Konopacka, a quién se debe la ampliación de una nave de la iglesia (1702) y la construcción de dos torres delante de dicha iglesia (1720). La basílica actual se debe en gran parte a la labor de Magdalena Czartoryska, quién murió en 1694, y a su hijo Józef, quien continuó con la obra.

En los años 1810-1812, por iniciativa del padre Gaudente Thynel, el convento fue ampliado, de forma poco acertada, rebajando las bóvedas y alzando ligeramente los muros del primer piso. Esta reconstrucción luego fue corregida en los años 1897-1901, durante el ministerio abacial del padre Felicjan Fierek, bajo la supervisión y el proyecto del arquitecto de Cracovia Karol Knaus.

En los años 1906-1910, el padre Felicjan Fierek, prior del convento, propuso una significativa ampliación de la iglesia (actual basílica). Sin embargo, el conservador de los bienes culturales de Cracovia denegó la autorización con el objeto de salvaguardar el carácter monumental del complejo eclesiástico-conventual de Kalwaria Zebrzydowska

Por iniciativa del Arzobispo de Cracovia Karol Wojtyla (1963-1978) algunos años despues comenzaron a llevarse a cabo peregrinaciones anuales de hombres, mujeres, jóvenes y familias. A partir de 1982 la arquidiócesis celebra el día 13 de agosto como la fiesta de Nuestra Señora de Kalwaria. El Santuario esta íntimamente relacionado con  Juan Pablo II, quien peregrinó allí desde su temprana infancia y siguió haciéndolo frecuentemente antes de ser llamado a la Sede de Pedro. 

A partir de 1978 Kalwaria Zebrzydowska se transformo en lugar de oración por el Santo Padre celebrándose diariamente la santa misa por sus intenciones.

Durante su viaje de 1979 Juan Pablo II reitero su pedido a los allí reunidos: “no dejéis de orar -lo repito una vez más- mientras viva y después de mi muerte. Y yo, como siempre, os pagaré vuestra benevolencia encomendándoos a todos a Cristo misericordioso y a su Madre”.

Con ocasion de su viaje de 1987 le dono a Nuestra Señora la rosa de oro como expresión del agradecimiento por “lo que fue y no deja de ser en mi vida”.

A Kalwaria se referia Juan Pablo II cuando le decía a Vittorio Messori en Cruzando el Umbral de la esperanza:

“ Este santuario regional tiene una particularidad, la de ser no solamente mariano, sino también profundamente cristocéntrico. Y los peregrinos que llegan allí, durante su primera jornada junto al santuario de Kalwaria, practican antes que nada los "senderos", que son un Viacrucis en el que el hombre encuentra su sitio junto a Cristo por medio de María. La Crucifixión, que es también el punto topográficamente más alto, domina los alrededores del santuario. La solemne procesión mariana, que tiene lugar antes de la fiesta de la Asunción, no es sino la expresión de la fe del pueblo cristiano en la especial participación de la Madre de Dios en la Resurrección y en la Gloria de su propio Hijo. Desde los primerísimos ańos, mi devoción mariana estuvo relacionada estrechamente a la dimensión cristológica. En esta dirección me iba educando el santuario de Kalwaria”.

Kalwaria Zebrzydowska está inscripta en el Patrimonio Mundial de la UNESCO

bajo el criterio de “monumento cultural excepcional que utilizó el paisaje natural como escenario para una representación simbólica en forma de capillas y senderos de los hechos de la Pasión de Cristo resultando un paisaje cultural de gran belleza y calidad espiritual que combina armoniosamente la obra del hombre con la obra de la naturaleza”.

Fuente: "Kalwaria Zebrzydowska" - Guía publicada por el Santuario

martes, 9 de septiembre de 2025

“Subtilĭtas” en la sucesión de los Papas - De Pablo VI a Juan Pablo I /Juan Pablo II


Como son elegidos los Papas?  El Papa “en ejercicio” intenta preparar a quien elegiría como  posible sucesor?   Previo Conclave algunos candidatos han respondido que es obra del Espíritu Santo. Se dice también que quien entra como Papa sale cardenal. Y esto ha ocurrido en este último Conclave.  El Cardenal Robert Prevost era el menos mencionado ante tantas apuestas firmes.

En 1997 Joseph Ratzinger entrevistado por la televisión bávara sobre la responsabilidad del Espíritu Santo en la elección del Papa, decía: “Yo diría que el Espíritu no toma exactamente el control del asunto, sino que más bien, como buen educador, por así decirlo, nos deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos por completo. Por lo tanto, el papel del Espíritu Santo debe entenderse en un sentido mucho mas elástico, no que el dicte el candidato por el que uno debe votar. Probablemente la única garantía que el ofrece es que la cosa no quede totalmente arruinada.” (Georg Gänswein, en “Nada más que la verdad” p 67)

Hay quienes afirman que cuando un pontífice enferma comienzan los debates internos del Vaticano en torno a su sucesión y se comienza a vivir un tiempo pre Conclave. Las sorpresas en estos tiempos fueron Juan Pablo I, muerto súbitamente y la inesperada renuncia de Benedicto XVI.

A la muerte de Juan Pablo I,  el Cardenal Karol Wojtyla se preguntaba “No sabemos que significa esta muerte para la cátedra de Pedro” y  “no hablaba nunca ni siquiera en privado de la sucesión del Papa  Luciani” (Dziwisz).  Cuando su chofer Mucha, durante el desayuno  fue a darle la noticia de la muerte del Papa Juan Pablo I comento que,  al retirarse,  escucho un ruido extraño,  como si se le hubiera caído algo al cardenal  Karol Wojtyla, y más tarde cuando el cardenal partia para Roma, al saludo de Mucha “hasta pronto señor cardenal”,  Karol Wojtyla le respondió  “nunca se sabe”.

Al dejar Cracovia para asistir al  Conclave las autoridades comunistas le quitaron el pasaporte diplomático…. para verlo volver al año siguiente vestido de blanco…

Enseptiembre 2003 Gianni Cardinale de 30 giorni (que ha dejado de publicarse) le preguntaba al cardenal Joseph Ratzinger.  de quien decía era “sin duda el más conocido de los 21 purpurados del Sagrado Colegio que participaron en los dos cónclaves de 1978”,   acerca del 2do conclave y el cardenal respondía….. Pero que la Providencia hubiera dicho que no a nuestra elección fue de verdad un duro golpe. Aunque la elección de Luciani no fue un error. Esos 33 días de pontificado han tenido una función en la historia de la Iglesia. Cual? Le preguntaba Cardinale y Ratzinger respondia: : No fue sólo el testimonio de bondad y de una fe gozosa. Esa muerte imprevista abrió también las puertas a una opción inesperada. La de un Papa no italiano”.


De alguna manera es un escalofriante misterio pensar que el Papa Juan Pablo I fue elegido el día que Polonia celebra a su santa Patrona,  Nuestra Señora de Jasna Gora,  y  su papado duro  tan solo 33 dias (33!) para ser sucedido por un hijo de Polonia!

Recordamos también las misteriosas palabras de Wanda Półtawska en  Diario de  una amistad, La familia Połtawski y Karol Wojtyła,  “La noticia de la muerte de Juan Pablo I fue una sorpresa para todos, y él me dijo: «Pensaba que tendría más tiempo».

Ensu primera aparición el 16 de octubre de 1978 y su primer saludo breve,  Juan Pablo II,  el  “llamado de un país lejano...”,  recordaba a su antecesor Juan Pablo I,   reconociendo haber  “sentido miedo al recibir esta designación, pero lo he hecho con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre María Santísima.”. Al dia siguiente en un mensajeradiofónico,  ya mas explicito y extenso “en el que se mezclan indisolublemente los recuerdos y los afectos, la nostalgia y la esperanza” y ante “la inmensa carga y función que se nos ha confiado” recordaba a su antecesor el Papa Juan Pablo I y como fiel discípulo del Concilio Vaticano II, reivindicaba el magisterio pastoral y citaba varios de los documentos,  que siempre tuvo presente en su patria y en su pontificado.


En la homilía del inicio de pontificado, dirigia su saludo al mundo, a Roma y a Polonia  “este Obispo que no es romano. Un Obispo que es hijo de Polonia, pero desde este momento, también él se hace romano. Si, ¡romano! También porque es hijo de una nación cuya historia, desde sus primeros albores, y cuyas milenarias tradiciones están marcadas por un vínculo vivo, fuerte, jamás interrumpido, sentido y siempre vivido, con la Sede de Pedro; una nación que ha permanecido siempre fiel a esta Sede de Roma. ¡Oh, el designio de la Divina Providencia es inescrutable!” 

Y recordamos sus inolvidables palabras, que fueron “el motor de su vida y la línea maestra de su pontificado” (Dziwisz) No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!...¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!,“«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16). Estas palabras fueron pronunciadas por Simón, hijo de Jonás, en la región de Cesarea de Filipo. Las dijo, sí, en la propia lengua, con una convicción profunda, vivida, sentida; pero no tenían dentro de él su fuente, su manantial: «...porque no es la carne, ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos» (Mt 16, 17). Eran palabras de fe. Ellas marcan el comienzo de la misión de Pedro en la historia de la salvación, en la historia del Pueblo de Dios. Desde entonces, desde esa confesión de fe, la historia sagrada de la salvación y del Pueblo de Dios debía adquirir una nueva dimensión: expresarse en la histórica dimensión de la Iglesia. Esta dimensión eclesial de la historia del Pueblo de Dios tiene sus orígenes, nace de hecho, de estas palabras de fe y sigue vinculada al hombre que las pronunció: «Tú eres Pedro —roca, piedra— y sobre ti, como sobre una piedra, edificaré mi Iglesia».  (…)  

”Era su programa de vida, el programa de su corazón, de su piedad y al mismo tiempo el programa del servicio pastoral que, como sucesor de Pedro, estaba iniciando en la Iglesia Universal”. Lo que dijo aquel domingo de octubre formaba parte de su memoria, de su historia, del patrimono religioso y cultural que se había llevado consigo desde su patria hasta la catedra de San Pedro.  (Dziwisz -  Una vida con Karol, Conversación con Gian Franco Svidercoschi ,La esfera de los libros, 2008)

El Papa Pablo VI nunca había viajado a Polonia como pontífice, pero Giovanni Battista Montini había cumplido en Varsovia un breve periodo en la Nunciatura después de haber ingresado muy joven a la Secretaria de Estado Vaticano.  Luego sucedió al Papa Juan XXIII y continúo con el Concilio Vaticano II iniciado por el Papa Juan,  de quien había sido asistente en la preparación del Concilio.  Si bien tuvo intenciones de regresar a Polonia,  cuando ya era Papa,  las autoridades de entonces no se lo permitieron.  Y fue Montini cuando ya Papa Pablo VI quien nombro cardenal a Karol Wojtyla  en 1967, quien iba ganando cierta admiración por parte del Santo Padre debido a su activa y entusiasta participación en el Concilio,  que se habría intensificado en 1976 cuando lo llamo para que predicara los ejercicios espirituales de Cuaresma para el Pontífice y la Curia dándolo a conocer públicamente.



El autor Cándido Pozo comentaba de la participación de Karol Wojtyla en el Concilio “ …  La insistencia en su deuda personal con el Concilio y en su trayectoria de Pastor preocupado por responder a ella, ya como Arzobispo de Cracovia y, por tanto, mucho antes de su elección al Sumo Pontificado, me llamaron poderosamente la atención.

Comprometido de alguna manera con Wojtyla y con Polonia el Papa Pablo VI en octubre de 1971 (como novedad) oficio personalmente el rito de beatificación del mártir polaco de Auschwitz, Maximiliano Maria Kolbe en una Santa Misa concelebrada con el Cardenal Wyszynski y obispos polacos (Karol Wojtyla presente).

En algún momento Juan Pablo II expreso que Pablo VI había comprendido como pocos la situación de la Iglesia en Polonia y en los países del este. 

Al recordar los 25 años de su fallecimiento Juan Pablo II en la Audiencia Generaldel  25 de junio de 2003  expreso:   Al sucederle en la Cátedra de Pedro, me he esforzado por proseguir la acción pastoral que había iniciado, inspirándome en él como en un padre y maestro”…confianza mutua inspiradora.

El Cardenal Stanisław Ryłko en  su conferencia en la  Universidad Católicade San Antonio Murcia, 16 de abril de 2010 Juan Pablo II: el Papa llamado a introducir a la Iglesia al tercer milenio recordaba:

«El periodista y ensayista francés André Frossard describía así el día de la inauguración de su pontificado: «Aquel día de octubre en que apareció por primera vez sobre la escalinata de San Pedro con un enorme crucifijo puesto ante sí, sosteniéndolo con ambas manos como una espada, al resonar en la plaza sus primeras palabras “¡No tengáis miedo!”, en ese mismo momento todos entendieron que algo se había movido en el cielo y que, después del hombre de buena voluntad que había abierto el Concilio (Juan XXIII), después del grande del espíritu que lo había cerrado (Pablo VI), después de un intermedio dulce y fugitivo como un vuelo de paloma (Juan Pablo I), Dios nos enviaba un testigo. Se sabía que venía de Polonia. Yo tenía la impresión más bien de que había dejado las redes a la orilla de algún lago y que, tras las huellas del apóstol Pedro, había llegado directamente de Galilea. Nunca me había sentido tan cercano al Evangelio. Porque, sin duda alguna, aquel “¡No tengáis miedo!” estaba dirigido a un mundo donde el hombre tiene miedo del hombre, miedo de la vida como de la muerte y quizá más de la vida que de la muerte, miedo de las locas energías que tiene presas, miedo de todo, de nada y a veces de su miedo mismo»    

Con maestría y con palabras de una densidad espiritual poco común, Frossard resalta en este pasaje la dimensión más profunda de la personalidad de Karol Wojtyla, gran testigo de la fe en tiempos que se ven inundados de secularización y de modelos de vida sin Dios; en un mundo en que los hombres viven como si Dios no existiese – testigo hasta derramar la propia sangre, en aquel inaudito atentado del 13 de mayo de 1981 en la plaza San Pedro. Gran testigo de esperanza en medio de una humanidad que busca desesperadamente razones para vivir.

Invito visitar posts etiquetados Pablo VI 

Y el post Como se elige al Papa  

lunes, 8 de septiembre de 2025

La historia de la celebración de la Natividad de la Virgen.

 

"Así como la lectura de los libros materiales
permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).

Los cristianos comenzaron a celebrar la Natividad de la Virgen solo en el siglo quinto. Leemos la primera mención del Patriarca de Constantinopla Proclus (439-446 años) y en el libro del tesoro (libro litúrgico) del Papa Gelasio (492-426 años). Además, San Juan Crisóstomo, Epífanes y Agustín escriben sobre la fiesta. Y en Palestina, existe la leyenda de que la santa Reina Yelena, Igual a los Apóstoles, construyó un templo en Jerusalén en honor a la Natividad de la Bienaventurada Virgen María.

La celebración de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María surgió en la Iglesia alrededor del siglo VII. Se sabe que en la parte occidental del mundo cristiano esta celebración fue establecida por San Sergio, Papa de Roma (687-701).

La Iglesia celebra la fiesta el dia 8 de septiembre, justo al octavo dia de comenzar el año litúrgico bizantino, trayendo a nuestra consideración el octavo dia de la Creación, que sigue a los seis dias de trabajo creador y al septimo del descanso. El octavo día es el dia de la Resurrección, el día sin ocaso. Ocho son, también, los lados de la fuente bautismal donde el catecúmeno nace a la vida eterna.

La natural vinculación del nacimiento con la concepción hizo que siglos después, cuando en el año 1854 el Papa Pío IX elevó el sentir universal del pueblo católico sobre la concepción inmaculada de la Virgen María al grado de dogma -de verdad contenida en la revelación que el Espíritu hace progresivamente a través de la tradición-, la Iglesia católica celebrara la nueva fiesta nueve meses antes del nacimiento, es decir,  el 8 de diciembre.

“proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…” (Bula Ineffabilis Deus. Pio IX, 8 de diciembre de 1854).  

La fiesta puede haberse originado en algún lugar de Siria o Palestina a principios del siglo VI, cuando después del Concilio de Éfeso, bajo la influencia de los "Apócrifos", el culto a la Madre de Dios se intensificó enormemente, especialmente en Siria.

Dado que la historia de la Natividad de María se conoce solo de fuentes apócrifas, la Iglesia latina tardó en aceptar este festival oriental. No aparece en muchos calendarios que contienen la Asunción. A falta de datos rigurosamente históricos, la leyenda suple el vacío y, así, la iglesia de Angers, en Francia, afirma que San Maurilius instituyó esta fiesta en Angers como consecuencia de una revelación sobre 430. En la noche del 8 de septiembre, un hombre escuchó a los ángeles cantando en el cielo, y al preguntar la razón, le dijeron que se regocijaban porque la Virgen nació esa noche.

Fuente:Rezando con los iconos 

sábado, 6 de septiembre de 2025

Pablo VI y Juan Pablo II

 


Giovanni Battista (Enrico Antonio Maria) Montini , nació en Concesio, cerca de Brescia, Italia, el 26 de septiembre de 1897. En 1954, el Papa Pío XII lo nombró Arzobispo de Milán, donde debió enfrentar grandes retos, y seria conocido como el "Arzobispo de los obreros". En diciembre de 1958 fué creado Cardenal por S.S. Juan XXIII quien, al mismo tiempo, le otorgó un importante rol en la preparación del Concilio Vaticano II al nombrarlo asistente.

Al morir el Santo Padre Juan XXIII, Montini, a los 66 años, fue elegido Papa el 21 de junio de 1963.

En su primer mensaje al mundo el nuevo Santo Padre Pablo VI se comprometió a continuar los trabajos comenzados por Juan XXIII. Creó el Sínodo de los Obispos en 1965, y naturalmente quedó profundamente vinculado al Concilio Vaticano II que heredó y llevó a feliz término. El Concilio que habia sido inaugurado por decisión de Juan XXIII el 11 de octubre de 1962 concluyó solemnemente el 8 de diciembre de 1965.

De las 7 Encíclicas de Pablo VI la controvertida Humanae vitae del 24 de julio de 1968 fue la última.

Si bien no viajó tanto como Juan Pablo II, tambien él fue llamado en su momento “el papa viajero” y fue el primer Papa en viajar fuera de Europa.

Su relación con Polonia comenzó cuando en 1923 fué enviado a Varsovia a la Nunciatura, pero debido a su delicado estado de salud, que el crudo invierno polaco no favorecia, retornó a Roma comenzando alli su carrera diplomática al servicio de la Santa Sede.

Tuvo intenciones de regresar a Polonia ya como Pablo VI para las ceremonias del milenio en Jasna Gora, el 3 de mayo de 1966, pero las autoridades de entonces no se lo permitieron, hecho que Juan Pablo II citó en su visita al Santuario de Jasna Gora el 4 de junio de 1997 diciendo “Quisiera ahora citar las palabras de mi predecesor en la sede de Pedro, Pablo VI, el Papa que amaba a Polonia y quería participar en las ceremonias del milenio en Jasna Góra, el 3 de mayo de 1966, pero al que las autoridades de entonces no se lo permitieron. «Amad a la Iglesia. Ha llegado la hora de amar a la Iglesia con corazón fuerte y nuevo. (...) Los defectos y las flaquezas de los hombres de Iglesia tendrían que volver más fuerte y solícita la caridad de quien quiere ser miembro vivo, sano y paciente de la Iglesia. Así hacen los hijos buenos, así hacen los santos. (...) Amarla (a la Iglesia) significa estimarla y ser felices de pertenecer a ella, significa ser denodadamente fieles; significa obedecerle y servirla, ayudarla con sacrificio y con gozo en su ardua misión»

 En su Audiencia del miércoles 25 de junio de 2003 Juan Pablo II recordando los cuarenta años de la elección a la Cátedra de Pedro de Pablo VI y los 25 años de su muerte expresó : “Al sucederle en la Cátedra de Pedro, me he esforzado por proseguir la acción pastoral que había iniciado, inspirándome en él como en un padre y maestro”….. Pude apreciar personalmente el empeño que Pablo VI puso siempre con vistas a la necesaria actualización de la Iglesia a las exigencias de la nueva evangelización. Pablo VI, apóstol fuerte y amable, amó a la Iglesia y trabajó por su unidad y por intensificar su acción misionera….. Con prudente sabiduría supo resistir a la tentación de "adaptarse" a la mentalidad moderna, afrontando con fortaleza evangélica dificultades e incomprensiones, y en algunos casos también hostilidades…. Su magisterio es rico y, en gran parte, está orientado a educar a los creyentes en el sentido de Iglesia.. Entre sus numerosas intervenciones, me limito a recordar, además de la encíclica Ecclesiam suam, publicada al inicio de su pontificado, su conmovedora profesión de fe, conocida como el Credo del pueblo de Dios, que pronunció con vigor en la plaza de San Pedro el 30 de junio de 1968…. sus valientes tomas de posición en defensa de la vida humana con la encíclica Humanae vitae, y a favor de los pueblos en vías de desarrollo con la encíclica Populorum progressio, para construir una sociedad más justa y solidaria” .

La relación del Santo Padre Pablo VI con Karol Wojtyla tuvo varios momentos importantes que se fueron fortaleciendo en el tiempo: desde las tres campanas enviadas para la parroquia de San Florian en Cracovia, confiscadas por las autoridades pero luego entregadas, a la beatificación de Maximiliano Kolbe durante el II Sinodo de Obispos en Roma.

Karol Wojtyla fue nombrado Arzobispo y creado cardenal por Pablo VI. Además durante las arduas negociaciones con el régimen para construir una iglesia en Nowa Huta recibió de Pablo VI un regalo especialmente simbólico: la piedra basal que formaría parte de la Iglesia Arka Pana en Nowa Huta. Karol Wojtyla iba ganando cierta admiración por parte del Santo Padre Pablo VI y su activa y entusiasta participación en el Concilio Vaticano II habría intensificado esa relación. En 1976 el Santo Padre Pablo VI llamó al Cardenal Wojtyla al Vaticano para que predique los ejercicios espirituales de Cuaresma para el Pontífice y la Curia. El tema elegido por Wojtyla fué : "Signos de contradicción", reflexiones que más tarde serían publicadas en varias lenguas.

El 29 de mayo de 1970 Wojtyla y otros sacerdotes polacos participan en Roma de las celebraciones por el 50º aniversario de sacerdocio de Pablo VI y al dia siguiente de la Santa Misa y la audiencia especial. El 30 de mayo de 1970 el Santo Pare Pablo VI dirige un discurso a los sacerdotes de Polonia por la XXV liberacion de los campos de concetración.

De Pablo VI llamado a veces el “papa olvidado” Juan Pablo II dijo: "El Señor había dado a Pablo VI dotes incomparables, que él hizo fructificar estupendamente, con una delicadísima modestia: el corazón lleno de comprensión y longanimidad; la inteligencia aguda, lúcida, sintética; la mirada viva y penetrante; la voluntad diamantina sin compromisos; la fuerza y la belleza de la expresión hablada y escrita; los monumentos de sus encíclicas y de sus discursos; el ardor de sus viajes que él inició, el primero en este siglo a escala internacional, en el ansia que le urgía en su interior de proclamar la verdad, de anunciar a Cristo, de hacer amar a María, Madre de la Iglesia, de hacer conocer la misma Iglesia. Su inteligencia y cultura le dieron un sentido agudo de la grandeza y de la miseria del hombre en una situación contradictoria como aquella de nuestra generación: pero su fe y caridad le inspiraron aquella «civilización del amor» sin la cual, hoy como nunca, la humanidad difícilmente podrá encontrar la solución a los problemas que la turban profundamente. Comprendió al hombre porque lo miró con los ojos de Cristo. Ayudó al hombre, porque lo amó con el amor de Cristo. Sirvió al hombre, porque le indicó la verdad de Cristo en toda su plenitud"