El sábado 6 de junio de 1987, Vigilia de Pentecostés el Siervo de Dios Juan Pablo II inauguraba “con gran júbilo” el Año Mariano, que ya había anunciado oficialmente en la Solemnidad de Maria Madre de Dios el 1ro de enero del mismo año, y que concluiría el 15 de agosto de 1988, fecha a su vez de la publicación de la Carta Apostolica Mulieris Dignitatem sobre la dignidad y la vocación de la Mujer.
Durante el Ángelus del 21 de Junio el Santo Padre anunciaba que al momento del rezo del Ángelus de diversos domingos del Año Mariano pensaba dedicar unas palabras a algunos santuarios marianos, reflexionando sobre su historia y sobre el mensaje espiritual que los fieles tratan de captar en la experiencia de su peregrinación, para vivirlo y realizarlo en la realidad cotidiana. Esta “geografia” de los “lugares que testifican la especial presencia de María en la vida de la Iglesia” y que “forman parte del patrimonio espiritual y cultural de un pueblo en honor a Maria “la primera en creer" , comenzaría con el Ángelus del Domingo 28 de junio de 1987, día que la basílica de San Pedro se unía espiritualmente a los obispos de Lituania al celebrarse en Vilna el sexto centenario del "bautismo" de aquella nación.
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