La Imagen
“El contenido de la imagen que proviene de la
visión que tuvo Sor Faustina de Jesús en Plock, el 22 de febrero de 1931,
dispone de las indicaciones detalladas de Jesús (Diario 47). Vio a Jesús
vestido de una túnica blanca, con la mano derecha elevada en señal de bendición
y la izquierda separando la túnica a la altura del pecho, de donde salen un
rayo pálido y otro rojo. Como explica el mismo Jesús: Los dos rayos significan la Sangre y el agua. El rayo pálido simboliza
el agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la
vida de las almas… Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi
misericordia, cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.
(Diario 299). La indicación adicional se refería a la mirada de Jesús, como la mirada en la cruz (Diario 326) lo que
el padre Sopocko interpretó como la mirada “desde arriba”, es decir, desde la
altura de la cruz (por ejemplo, en las imágenes de A. Styka y L. Sleñdzinski),
el padre J. Andrasz, jesuita, lo leyó, sin embargo como la mirada
misericordiosa del Salvador dirigida hacia el pecador (el cuadro de A. Hyla).
Finalmente, el elemento integral de la imagen es la Inscripción: Jesús, confío en Ti, como síntesis de mensaje
de la imagen, es decir, un acercamiento de la verdad teológica y la realidad de
la Divina Misericordia, despertando en las almas atormentadas la mitigación, el
consuelo y la esperanza. Al culto de esta imagen, Jesús asoció promesas: la
imagen constituye un recipiente para
recoger las gracias de la fuente de la misericordia y a Sus seguidores les
garantizó la salvación eterna, el crecimiento de la perfección cristiana y la
gracia de una buena muerte.
El deseo de Jesús de que la imagen sea bendecida y
adorada en público el primer domingo
después de Pascua, corresponde de forma sorprendente al contenido de una
perícopa bíblica del Evangelio de San Juan, destinada para este día desde el
Concilio de Trento. El domingo en cuestión, la iglesia lee la historia de la
aparición del Resucitado a los apóstoles reunidos en el Cenáculo, cuando les
concede el poder de perdonar los pecados usando el poder que les es concedido
por el Espíritu Santo (J 20, 19-23). Para captar la teología de la imagen,
puede servir de ayuda la falta de relevancia suficiente de la imagen del Jesús
pintado y del Jesús que le apareció a Sor Faustina. La imperfección de esta
imagen, que la distingue claramente de los iconos, indica la específica de su
función, que es la presentación, no la representación, es decir, la oración que
se reza ante la imagen, no a la
imagen, como es en el caso de un icono. Su eco/su repercusión está en guiar la
atención de una persona hacia el lado del cuerpo de Jesús, donde está el
corazón perforado, del que salen los rayos: en caso de un icono, la mirada del
espectador se dirige hacia los ojos del personaje pintado. Cabe destacar
también una interpretación diferente a la tradicional, del simbolismo de la
sangre que, en este caso, no lo es tanto una expresión del sacrificio que borra
el pecado, sino un signo de la vida otorgada a las almas. La fuente de la vida
concedida es el misterio pascual de Jesús, simbolizado mediante un costado
perforado, o, para ser más exactos, Su Corazón Divino ardiente de amor por el
pecador. La luz que emana de la figura de Jesús no es sólo un reflejo de la
humanidad glorificada de Jesús, sino también el esplendor de la gloria de su
divinidad. Hay que mencionar también una interpretación más amplia de la imagen
que va más allá de su contexto pascual y ve en él, tal y como quiere el padre
J. Andrasz, una señal del amor misericordioso de Dios, el Creador y el Redentor
por los pecadores, o como el padre J. Rozycki, indica la figura de Jesús en la
imagen como la más completa revelación de la Misericordia de la Santísima
Trinidad.
Por lo tanto la imposición de dos acontecimientos
de salvación y de revelación en la imagen, como la muerte en la cruz y la
transmisión por el Resucitado de la misión de reconciliación, expresa el objetivo de la
imagen como un recipiente lleno de gracias provenientes de los pozos de la
misericordia y las herramientas para
conceder las gracias. Por lo tanto es
comprensible que la imagen despierte confianza, y por la voluntad de Jesús, recuerda
la necesidad de realizar actos de la misericordia. Se puede hablar entonces de
la imagen como de una especie de clave hermenéutica para el misterio y el culto
de la Divina Misericordia. Debido a que el mensaje del amor misericordioso de
Dios está presente en la imagen junto con la respuesta del pecador: Jesús,
confío en Ti, por lo tanto, la imagen es, también una síntesis visual
particular del mensaje de la Divina Misericordia y de Su culto. La actitud de
confianza deseada y esperada del adorador es una base vital religiosa, que
supera la esperanza natural o la seguridad de convertirse en algo, o la
convicción de tener fundamentos para confiar en alguien, ya que incluye
principalmente las virtudes teológicas de la fe, la esperanza y el amor, y porque
el adorador sea un pecador, las virtudes morales de la humildad y del
arrepentimiento. El reflejo práctico de la confianza es el hecho de encomendarse a Dios y de cumplir Su
voluntad de la que hablan los mandamientos, las obligaciones del estado y las
inspiraciones interiores.”
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