Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 23 de enero de 2020

Jan Beyzym Beato, servidor de los los leprosos (3 de 7)



Hablando  en un retiro para sacerdotes en la Universidad Católica de Lublin el entonces aún sacerdote  Karol Wojtyla  (consagrado obispo recién en 1958 a la edad de 38 años) hablándoles de la maternidad de Maria y de la actitud de los sacerdotes hacia ella,  les recordaba, citando también como ejemplo al beato Jan:

El sacerdote debe poseer una profunda convicción de la gracia de la Maternidad de Maria, pues se trata de una relación precisa y profunda con su vocación. El sacerdote es el administrador de los misterios de Dios, un administrador de gracia. El conoce los problemas de los hombres desde adentro, desde la perspectiva de aquellas acciones que están acompañadas por la eficacia de la gracia, o desde aquel ángulo en el cual el hombre no quiere colaborar con la gracia, o bien cuando sobrecargado por bienes menores se vuelve gradualmente insensible a ella. De esta manera conociendo los problemas de los hombres desde adentro, el sacerdote puede no solo examinarlos, sino tomar partida. Porque el es, sin lugar a dudas, un administrador de gracia, Cristo, al igual que los hombres, espera que el sacerdote actué en el hombre, para acompañar aquellas acciones que se originan en la gracia, para evitar el colapso, y protegerlo contra la insensibilidad espiritual. Esta es la esencia real de su ministerio. Este ministerio permite al sacerdote vivir el soplo de los misterios de Cristo, le permite vivir en el reino de su Cuerpo Místico.

Este ministerio imprime una marca profunda en el alma del sacerdote. Es, sobre todo, la marca de Cristo, pero si la miramos con mayor atención, nos daremos cuenta que también posee cualidades marianas en común. No les escribió acaso San Pablo a sus hermanos “ Hijos mios, por quienes estoy sufriendo los dolores del parto”?

Esta declaración es como un estallido de la conciencia misma del sacerdote. Y podríamos continuar citando ulteriores manifestaciones de este sufrimiento materno de dar a luz viajando a Ars, o a la choza del Padre Beyzin en Madagascar, o a la morada del Obispo Lozinski en Polesia y quizás a muchos otros cuartos de vivienda y muchas otras vidas de sacerdotes. Y quizás también a mi casa y a mi vida.. Así el sacerdocio nos permite participar en la maternidad de la gracia, y de alguna manera en la Maternidad de Maria, la Madre de la gracia de Dios. Y aquí, en este lugar, la conciencia de la relación del sacerdote con Maria atraviesa el eje de la vida sacerdotal. El sacerdote está unido a la Madre de Dios porque está unido a Su Maternidad. Esta unido a Su Maternidad por medio de la esencia misma de su vocación..

(parte del texto de dos conferencias en un retiro para sacerdotes realizado en la Universidad Catòlica de Lublin – agosto 24-26, 1954) sobre el tema : La Madre de Dios en la vida del Sacerdote)

(Fuente: Adam Boniecki: The Making of the Pope of the Millenium – Kalendarium of the Life of Karol Wojtyla, Marian Press, 2000)




No hay comentarios: