
En
los primeros tiempos viaja de noche cada dos semanas y a a las 5 de la mañana
se baja en la estacón de Lublin. En esa época llevaba ocho horas recorrer los
trescientos cuarenta kilómetros entre las dos ciudades. El viaje menos incómodo
es de noche en coche-cama […] ¿Por qué habrían, pues, de asombrarse si el
profesor Wojtyla, habiendo dormido pocas horas, se cae de sueño durante la
lección de metafísica? Tanto más que Karol, un «enamorado de Dios» no aprovecha
las largas pausas para descansar en compañía de sus colegas, charlando
tranquilamente ante una taza de té, sino que se le ve a menudo intentando orar
en la capilla o leyendo el breviario. El éxito universitario, que a muchos
eclesiásticos se les sube a la cabeza, no aleja al futuro Papa de lo esencial.
A una ex discípula encargada al término del año académico de entregarle un ramo
de tulipanes en agradecimiento de parte de todos los estudiantes, el profesor
Wojtyla, conmovido, le pide gentilmente que le lleve las flores a la Virgen.
En la primavera de 1955,
los estudiantes de la KUL se quedan estupefactos cuando el profesor Wojtyla les
propone un retiro de dos días en el Monte Pewla, cercano a Zywiec, en las
montañas de Tatra, en vez de la acostumbrada celebración de fin de año en la
capilla de la universidad La mayor parte de aquellos jóvenes no olvidará jamás
el comentario sobre la encíclica MysticiCorporis Christi realizado en
plena naturaleza, bajo el cielo estrellado de los Cárpatos […]

Después en 1957, irá a
hospedarse a otro convento, el de las ursulinas “negras” en el centro de la
ciudad nueva. Un arco, una puerta escondida, una escalera de madera de encina
que lleva al largo pasillo del primer piso con aroma a cera. En el pasillo, el
padre Wojtyla, apenas llegado de la estación de Lublin, hace el Vía Crucis con
las religiosas. Siempre encuentra tiempo para rezarle a la Virgen de
Czestochowa en una capilla contigua, antes de encerrarse a trabajar en una
habitación que mira sobre el claustro antiguo. […] Los meses de invierno –
esquíes a la espalda y breviario en el bolsillo – parte al ataque de los montes
preferidos. […] Al retornar la bella estación, guarda los esquíes y se concede
otras diversiones. En mayo, con la mochila a sus espaldas, trepa por los
senderos de Turbazac, una de sus metas preferidas. Y entre el 15 de julio y el
1 de agosto, con un grupo de veintidós jóvenes entusiastas, baja a kayak la
Czarda Woda y cruza el lago Wieprznickei […] en su mochila, con su tienda, lleva
una pila de libros para discutir durante los descansos […]
Entre una y otra hazaña
deportiva, el profesor Wojtyla imparte lecciones en la KUL, donde sus
compromisos van en aumento. En primer lugar, participa en un mayor número de
seminarios y multiplica las conferencias: presenta dos conferencias ante la
sociedad científica de la KUL. Una sobre «Dos concepciones de la libertad» (en
abril) y otra sobre «Los fundamentos del perfeccionismo ético» (en octubre); en
el Instituto de Cultura religiosa superior (IWKR) tiene una conferencia sobre
«La ética del matrimonio». Al reabrirse el año académico se le asigna también
la misión de enseñar teología moral. Y cuando el profesor Bednarski parte para
Roma, deposita en su pupilo la responsabilidad de todos los departamentos. A
partir de aquel momento Wojtyla deberá cumplir con ocho horas semanas de clases
y seminarios.[..]
Uno de sus estudiantes, el
entonces seminarista Romuald Walder, recuerda que Wojtyla llegaba al seminario,
al número 3 de la calle Mickiewicz, vestido de manera poco usual a la de los
tradicionalmente bien vestidos profesores de Cracovia y en lugar de un sombrero
negro llevaba su gorra de cuero, que había llamado la atención de las
religiosas ursulinas de Lublin, y sobre una sotana gastada, llevaba siempre la
misma chaqueta de paño grueso. «Cuando entraba en el aula, dejaba el abrigo
sobre la silla y todos podíamos ver que sus ropas eran bastante más modestas
que las de la mayor parte de los estudiantes».
Estudiantes, seminaristas,
y jóvenes en general; el padre Wojtyla experimenta enorme satisfacción en
escuchar, formar, reunir a adolescentes, chicos y chicas, que son para él una
fuente de gozo y una razón de vida.
Bernard Lecomte, Giovanni
Paolo II