Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 16 de abril de 2011

Novena pre-beatificación del Venerable Juan Pablo II (6)




Inspirada en la pagina web de la Fundación Juan Pablo II


6to dia

Tema “El pecado” El mayor sufrimiento de la humanidad y de cada persona en particular es el pecado. No es posible imaginar un dolor mayor para el alma que sumergirla en un pecado grave.

El pecado no termina en los límites de la conciencia humana, no se cierra en ella. Por definición intrínseca implica una referencia: la referencia a Dios. Sin embargo, esta referencia es salvífica. Significa que yo ―hombre― no quedo solo con mi culpa. Y Dios, que en cierto sentido es testigo "ocular" de mi pecado (ocular aunque invisible), está cerca de mi no sólo para juzgar. ¡Ciertamente, me juzga! Me juzga con el mismo juicio interior de mi conciencia (si ésta no se ha vuelto sorda o deformada). Sin embargo, el mismo juicio ya es salvífico. Mediante el hecho de llamar al mal con su verdadero nombre, rompo, en cierto sentido, con él, lo mantengo a cierta distancia de mí, aun cuando al mismo tiempo sé que este mal, el pecado, no deja de ser mi pecado. Pero aun cuando mi pecado es contra Dios, Dios no está contra mí. En el momento de la tensión interior de la conciencia humana, Dios no proclama su sentencia. No condena. Dios espera a que yo me vuelva a Él como a la justicia amorosa, como al Padre, del modo que enseña la parábola del hijo pródigo. Para que le "descubra" el pecado. Y me confíe a Él. De este modo, desde el examen de conciencia pasamos a lo que constituye la sustancia misma de la conversión y de la reconciliación con Dios.” Juan Pablo II, Angelus, 23 de febrero 1986

Oremos

Dios nuestro Padre, el pecado es el aguijón que hiere y mata la vida de gracia. Sin embargo, si el hombre confiesa su pecado, Tu justicia salvífica está dispuesta a purificarlo radicalmente. Sabemos que el sufrimiento es el camino hacia Ti. Tu hijo que atravesó el sufrimiento voluntario y muerte en la cruz tomo sobre si todos los males del pecado para darle un nuevo sentido al sufrimiento y mostrarnos el camino hacia el Amor. En nombre de ese Amor te suplicamos la elevación a los altares del Siervo de Dios Juan Pablo II y que por su intercesión nos concedas la gracia de ………Por Cristo Nuestro Señor. Amen


Padre nuestro, Ave Maria, Gloria Letanías a Jesús Misericordioso

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