Sábado 30 de abril 2011
Las nubes amenazadoras y la llovizna intermitente no lograron aguar – y fueron casi ignoradas aunque todos llevábamos en nuestras mochilas pilotines y paraguas ;) - el gozo del sábado que no solo tenia sabor a fiesta eclesial sino algo quizás más intimo, propio y particular de cada uno de los que de lejos o de cerca se habían llegado para celebrar y vivenciar allí, in situ, en la cuna de la Iglesia, la beatificación de Juan Pablo II. El día recordaba por momentos las noches del verano polar, esa media penumbra que antecede a un día brillante. Un día en este caso por cierto particular, tan esperado y ansiado desde aquellos gritos y pancartas de “Santo subito”, “Santo ya”, un día para el cual gentes de todas las edades venidas de los cuatro puntos cardinales, hablando los mas diversos idiomas, comenzaban a concentrarse en torno a la Plaza San Pedro que - si bien esta con trabajos de restauración - no nos privo de sentirnos abrazados por la belleza de las columnatas de Bernini engalanadas en la parte derecha con imágenes representando momentos especiales de los años de pontificado del querido papa polaco, a punto de ser declarado beato. La gigantografía colocada a la izquierda de este “timonel de la Iglesia” que nos mostraba un Papa aferrado a su “báculo de servicio” en Cristo, heredado de su amigo el Papa Pablo VI, su mirada clavada a lo lejos y un mechón juguetón sobre la frente, el sábado ya había sido cubierta quizás para no “desviar” las miradas el domingo cuando fuese desvelada la otra imagen del polaco Grzegorz Gałącka elegida para la Ceremonia de beatificación. . La leyenda Spalancate le porte a Cristo (Abrid de par en par las puertas a risto) guía y lema de todo un pontificado, se presentaba como recordatorio y lema de las Jornadas por vivir. Allí en la “fontana” izquierda nos encontrábamos con Myriam y su madre. Una alegría volver a vernos y conocer a su mama. Nos pusimos un poco al día, hablamos brevemente sobre los días por venir, pasamos por la querida Iglesia carmelitana Santa Maria in Traspontina, de preciosos e increíbles recuerdos, que ya estaba cerrada hasta las 16.00 (volveriamos mas tarde) pero en la pequeña capilla lateral habían preparado un homenaje con fotografías y recuerdos del nuevo beato. Después de almorzar nos separamos y quedamos en encontrarnos en la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia, Centro de la Divina Misericordia en Roma, templo que estos días esta tan de fiesta como la Basílica San Pedro misma.Se suceden las Misas en polaco, una tras otra, a Iglesia llena y para la hora de la Coronilla, no cabe un alfiler. Es que se trata de un día tan particular como la Vigilia de la beatificación – precisamente el Domingo de la Misericordia - del Papa que traía la devoción de su querida Polonia, que el 30 de noviembre de 1980 nos regalo su segunda encíclica Dives in misericordia sobre la Misericordia Divina, canonizo a la beata Faustina Kowalska el 30 de abril del 2000 Y el 17 de agosto del 2002 en su último viaje a su patria, en su consagración del nuevo Santuario de la Misericordia Divina, en la “capital de la Divina Misericordia, Cracovia,” al mismo tiempo consagró “solemnemente al mundo a la Misericordia Divina”.
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