Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 21 de febrero de 2014

Jorge Mario Bergoglio creado cardenal hace 13 años

"El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor" (Mc 10, 43).
"El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos" (Mc 10, 45).





Entre los cuarenta y cuatro cardenales creados el 21 de febrero de 2001 – hace 13 años – estaba Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, Primado de la Argentina. Eran los primeros cardenales que el Beato Juan Pablo II creaba en el nuevo milenio; en sus 27 años de pontificado había creado 231 cardenales diversificando las procedencias creando así con estos representantes de diferentes naciones y lenguas una Iglesia verdaderamente universal. En su homilía el Papa lo resaltaba:
“Procedéis de veintisiete países de cuatro continentes y habláis lenguas diversas. ¿No es este también un signo de la capacidad que tiene la Iglesia, extendida ya por todos los rincones del planeta, de comprender pueblos con tradiciones y lenguajes diferentes para llevar a todos el anuncio de Cristo? En él, y sólo en él, es posible encontrar salvación. He aquí la verdad que queremos reafirmar hoy juntos. Cristo camina con nosotros y guía nuestros pasos….. Después de haber tomado en abundancia de las fuentes de la misericordia divina durante el Año santo, la mística nave de la Iglesia se apresta a "bogar mar adentro" de nuevo para llevar al mundo el mensaje de la salvación. Juntos queremos desplegar las velas al viento del Espíritu, escudriñando los signos de los tiempos e interpretándolos a la luz del Evangelio, para responder "a los perennes interrogantes de los hombres sobre el sentido de la vida presente y futura y sobre la relación mutua entre ambas" (Gaudium et spes, 4).”

Y desarrollaba ambos lemas de la homilía explicando el profundo sentido del momento y las exigencias del nuevo mandato:  “las palabras del evangelista san Marcos nos ayudan a comprender mejor el sentido profundo de un acontecimiento como el consistorio que estamos celebrando. La Iglesia no se apoya en cálculos y fuerzas humanas, sino en Jesús crucificado y en el coherente testimonio que han dado de él los apóstoles, los mártires y los confesores de la fe. Es un testimonio que puede exigir incluso el heroísmo de la entrega total a Dios y a los hermanos. Cada cristiano sabe que está llamado a una fidelidad sin componendas, que puede requerir incluso el sacrificio supremo. Y esto lo sabéis especialmente vosotros, venerados hermanos, elegidos para la dignidad cardenalicia. Os comprometéis a seguir fielmente a Cristo, el Mártir por excelencia y el Testigo fiel.

Vuestro servicio a la Iglesia se manifiesta prestando al Sucesor de Pedro vuestra asistencia y colaboración para aligerar el trabajo que implica su ministerio, que se extiende hasta los confines de la tierra. Juntamente con él debéis ser defensores valientes de la verdad y custodios del patrimonio de fe y de costumbres que tiene su origen en el Evangelio. Así seréis guías seguros para todos y, en primer lugar, para los presbíteros, las personas consagradas y los laicos comprometidos. El Papa cuenta con vuestra ayuda al servicio de la comunidad cristiana – agregaba -  que se introduce con confianza en el tercer milenio. Como auténticos pastores, sabréis ser centinelas vigilantes en defensa de la grey encomendada a vosotros por el "Pastor supremo", que os tiene preparada "la corona de gloria que no se marchita" (1 P 5, 4).”

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