El número de quince revelaciones cuyo objeto es la
coronilla determina su significado no mucho
menor que la misma celebración. Esta oración, rezada tan bien individualmente,
tiene carácter comunitario ya que la petición por misericordia para nosotros y para
todo el mundo no sólo concierne a la persona que reza y las mencionadas en la oración sino también es llamado
en nombre de toda la gente sin excluir a los muertos. La práctica de la Coronilla,
a lo que insistía tanto Jesús ) Diario 687; 811;848;929;1541), lleva también a
la liberación del egoísmo y a emprender actos del amor misericordioso hacia los
prójimos, también prójimos en su sentido más amplio. La circunstancia de
repetir muchas veces la fórmula de la oración sugiere el aspecto educativo de
perseverancia de rezo junto con la confianza. Su eficacia es certificada por
las experiencias de la propia hermana Faustina que en muchas ocasiones repetía
esta oración una tras otra (Diario 1035; 1128). La promesa de Jesús de conceder
diversos bienes a los que piden rezando a través de esta coronilla (Diario
1541) no debería ser entendida sin ninguna crítica como manifiesto de la propia
o sea como tal, eficacia de esta oración. El conceder estos bienes es
condicionado por ser de acuerdo con la voluntad del Salvador (Diario 1731)
respecto al objeto de la petición asì como perseverancia y confianza de la
persona que reza. Hay que mencionar que aunque el objeto principal de cada
promesa conectada con la Coronilla son las gracias espirituales, sobre todo
gracias para los moribundos (Diario 687, 811, 848,1541) no se deberían excluir
peticioens por los bienes de la vida terrenal (Diario 754, 1541).
Las objeciones y dificultades puestas a esta práctica
han permitido formular con precisión la teología de esta oración. En respuesta
a imposibilidad de ofrecer al Padre la divinidad del Hijo – por razón de unidad
de naturaleza – se puede invocar el punto de vista de los padres del Concilio
de Trento compatible con la enseñanza cristiana de los obispos del concilio de
Calcedonia. De ahí, definiendo la presencia eucarística de Jesús hablaban de Su
divinidad no en el sentido de naturaleza divina sino en sentido de persona, o
sea, que la naturaleza divina se manifestaba a través de la persona. Igual
frente a cuestionar la posibilidad de ofrecer la misma divinidad de Jesùs en
sacrificio, hay que indicar que en la oración de la coronilla el objeto de
sacrificio es la persona entera de Jesús, o sea unificados en persona la
humanidad y divinidad (Te ofrezco Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de tu amado
Hijo).
La persona que reza se une de este modo con el
sacrificio de Jesús en la cruz que Él traspasó a los pecadores y revoca el amor
del Padre hacia el Hijo dolorido (no al mismo sufrimiento Suyo), y en
consecuencia el amor de Dios hacia la humanidad pecadora, o sea hacia la misericordia.
En este sentido se debería explcar la última
dificultad de poner acuerdo entre la función “suplicadora” del sacrificio de
divinidad con el poder propio de la divinidad de liberar al hombre del pecado.
(de la ponencia del Arzobispo Władysław Ziołek (Lødz, Polonia en el II Congreso Mundial de la Divina
Misericordia, celebrado en Cracovia en octubre de2011)
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