Karol Wojtyła – Juan Pablo
II
Estoy en las manos de Dios
Notas personales 1962-2003"
Estoy en las manos de Dios
Notas personales 1962-2003"
“No dejo tras de mí ninguna propiedad de la que sea
necesario tomar disposiciones. Por lo que se refiere a las cosas de uso
cotidiano que me servían, pido que se distribuyan como se considere oportuno.
Que los apuntes personales sean quemados. Pido que vele sobre esto don
Stanislaw, a quien agradezco su colaboración y ayuda tan prolongada a través de
los años y tan comprensiva. Todos los demás agradecimientos los dejo en el
corazón ante Dios mismo, pues es difícil expresarlos.” (Juan Pablo II,
Testamento 6.03.1979)
Este pedido fue dejado por el Santo Padre Juan Pablo II en su
testamento. Seguí fielmente la voluntad
del Santo Padre después de su muerte en el 2005, entregando todas sus
pertenencias, especialmente sus recuerdos personales. Sin embargo, no tuve suficiente
coraje para quemar estas hojas de papel y libretas con notas personales que había
dejado, porque incluyen información importante sobre su vida. Yo las vi sobre
su escritorio, pero nunca las había leído.
Cuando vi el testamento, me sentí conmovido al ver que Juan Pablo II, a
quien había acompañado durante casi cuarenta años, me confiara también sus objetos personales.
No quemé las notas de Juan Pablo II porque son claves para comprender su
espiritualidad, lo más intimo de un hombre: su relación con Dios, con las
personas y consigo mismo. De alguna
manera revelan otra faceta de la persona, a la cual conocimos como Obispo de
Cracovia y de Roma, el Pedro de nuestros tiempos, un Pastor de la Iglesia universal.
Nos revelan su vida anterior, cuando fue ordenado obispo y asumía el Arzobispado
metropolitano de Cracovia. Nos permiten
adentrarnos en su relación intima y personal de fe con Dios, el Creador, Dador de vida y Maestro. Nos revelan también la
fuente de su espiritualidad, - su fortaleza interior y su firme voluntad de
servir a Cristo hasta el último suspiro en su vida. Cuando vuelvo a las notas
de Juan Pablo II, veo a la persona del Santo Padre, lo veo en su capilla de la
calle Franciszkańska, lo veo inmerso en Dios, arrodillado ante el Santísimo
Sacramento y escucho sus suspiros desde la pequeña capilla del Palacio Apostólico
en el Vaticano. Su rostro radiante nunca
lo “traicionaba”. Siempre miraba con valor el crucifijo y a Nuestra Señora de
Czestochowa. Aprendió de ella su
completa confianza en Dios, repitiendo las palabras de Luis Maria Grignion de
Montford: ‘Totus Tuus ego sum, o Maria
et Omnia mea Tuasunt’ – ‘Soy enteramente tuyo, o Maria y todo lo mio te
pertenece”. Absoluta confianza en Dios,
a ejemplo de Maria y cumplir la voluntad
de Dios hasta el final fueron las características distintivas de este Hombre de
oración, que descubrió la riqueza del mundo espiritual en su relación con Dios.
Que el libro con las notas espirituales de Juan Pablo II ayuden a todos
a descubrir la profundidad de un hombre del siglo XXI y nos guien hacia un
mayor amor a Dios y a los hombres.”
(En el enlace se puede ver y escuchar un video con comentarios adicionales)
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