Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 8 de enero de 2021

Sobre el misterio del Espíritu Santo

 

(imagen Wikipedia)

«Dios es espíritu, y los adoradores verdaderos adoraran al Padre en espíritu y en verdad (Jesus).» Nuestra idea de la espiritualidad de Dios se forma a partir de las pobres experiencias de la propia espiritualidad del hombre. Una realidad «puramente» espiritual y «puramente» personal al mismo tiempo. Espíritu es el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.  «El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios.» Ssabemos que Él es santo, que es persona como el Padre y el Hijo. Sabemos que del Padre y del Hijo «procede» como amor. Dios es amor.  El Espíritu Santo es el amor del Padre y del Hijo. Por eso precisamente es santo, porque la santidad consiste en el amor. Su «procedencia» del Padre y del Hijo es al mismo tiempo su perseverancia en la verdad del Padre y del Hijo y – en cierto modo – la constitución de esa unidad (communio).

 Fuera de esto, sin embargo, esta mutua comunicación del Padre al Hijo y del Hijo al Padre en el Espíritu Santo, y su común aliento de este Espíritu es totalmente un misterio de fe.  El Espíritu Santo es «Dios escondido» (Deusabsconditus).  

 Siendo un don interior en el que se unen el Padre y el Hijo, principalmente ha sido revelado a los hombres como don. Revelado por parte de Cristo, quien determino su Pasión y muerte como precio de este don para el hombre («sí Yo no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito: pero si me voy, os lo enviare») (Jesus).

Aquí pasamos ya de la «Trinitas theologica» a la «Trinitas oeconoica»: la actividad de las personas divinas en la obra de la salvación del hombre. El Espíritu Santo – por la Pasión y muerte del Hijo – se hace don para las almas: El Espíritu de verdad os guiará hasta la verdad completa, el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.  El Espíritu Santo es fuente de la santidad del hombre, y la santidad consiste en la verdad y el amor. En ellos se manifiesta la misma esencia de la «espiritualidad» y de la santidad, también a nivel del hombre. En cierto sentido sabemos más por la Revelación acerca del Espíritu Santo en el orden «económico» que en el orden «teológico». Sin embargo, también en el orden económico, es Deusabsconditus,. Mientras que el Hijo-Cristo constituye la «visibilidad» de Dios y su «historicidad», el Espíritu Santo nos introduce de nuevo en su« invisibilidad». Y eso siendo El ante todo acción eficacia, fructificación, sin entrar en el ámbito de nuestra visión. Su acción en el alma, tan eficaz y fundamental, es siempre acción del Invisible en lo invisible.  

  Juan Pablo II de las reflexiones en los Ejercicios espirituales del dia 12 de agosto de  1973.

Karol Wojtyla Juan Pablo II Estoy en tus manos Cuadernos personales 1962-2003, p.128/130, Grupo Editorial Planeta, 2014 

 


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