“…el apóstol san
Pablo nos invita a preparar la "venida de nuestro Señor Jesucristo"
(1 Ts 5, 23) conservándonos sin mancha, con la gracia de Dios. San Pablo usa
precisamente la palabra "venida", parousia, en latín adventus, de
donde viene el término Adviento.
"presencia", "llegada", "venida” "visita"…
“El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte …nos invita a detenernos, en
silencio, para captar una presencia…”
[…]
“En la vida, el hombre está constantemente a la espera: cuando es niño quiere
crecer; cuando es adulto busca la realización y el éxito; cuando es de edad
avanzada aspira al merecido descanso. Pero llega el momento en que descubre que
ha esperado demasiado poco si, fuera de la profesión o de la posición social,
no le queda nada más que esperar. La esperanza marca el camino de la humanidad,
pero para los cristianos está animada por una certeza: el Señor está presente a
lo largo de nuestra vida, nos acompaña y un día enjugará también nuestras
lágrimas. Un día, no lejano, todo encontrará su cumplimiento en el reino de
Dios, reino de justicia y de paz.
Existen maneras muy distintas de esperar. Si el tiempo no está lleno de un
presente cargado de sentido, la espera puede resultar insoportable; si se
espera algo, pero en este momento no hay nada, es decir, si el presente está
vacío, cada instante que pasa parece exageradamente largo, y la espera se
transforma en un peso demasiado grande, porque el futuro es del todo incierto.
En cambio, cuando el tiempo está cargado de sentido, y en cada instante
percibimos algo específico y positivo, entonces la alegría de la espera hace
más valioso el presente… vivamos intensamente el presente, donde ya nos
alcanzan los dones del Señor, vivámoslo proyectados hacia el futuro, un futuro
lleno de esperanza. De este modo, el Adviento cristiano es una ocasión para
despertar de nuevo en nosotros el sentido verdadero de la espera, volviendo al
corazón de nuestra fe, que es el misterio de Cristo, el Mesías esperado durante
muchos siglos y que nació en la pobreza de Belén. Al venir entre nosotros, nos
trajo y sigue ofreciéndonos el don de su amor y de su salvación. Presente entre
nosotros, nos habla de muchas maneras: en la Sagrada Escritura, en el año
litúrgico, en los santos, en los acontecimientos de la vida cotidiana, en toda
la creación, que cambia de aspecto si detrás de ella se encuentra él o si está
ofuscada por la niebla de un origen y un futuro inciertos.”
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