Era la última peregrinación del Siervo de Dios Juan Pablo II a la gruta de
Massabielle
Su última celebración de la solemnidad de la Inmaculada entre nosotros y desde
Lourdes, en la homilia de la Santa Misa nos recordaba:
“Hoy la Iglesia celebra la gloriosa Asunción de María al
cielo en cuerpo y alma.
Los dogmas de la
Inmaculada Concepción y la Asunción están íntimamente unidos entre sí. Ambos
proclaman la gloria de Cristo Redentor y la santidad de María, cuyo destino
humano ya desde ahora está perfecta y definitivamente realizado en Dios.
"Cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré
conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros", nos ha dicho
Jesús (Jn 14, 3).
María es la
prenda del cumplimiento de la promesa de Cristo. Su Asunción se convierte así,
para nosotros, en "signo de esperanza segura y de consuelo" (cf. Lumen Gentium, 68)
“La Virgen
Inmaculada nos habla también a nosotros... Escuchémosla. Escuchad ante todo vosotros, jóvenes, que
buscáis una respuesta capaz de dar sentido a vuestra vida. Aquí la podéis encontrar.
Es una respuesta exigente, pero es la única respuesta que vale. En ella reside
el secreto de la alegría verdadera y de la paz.
Desde esta gruta os hago una llamada
especial a vosotras, las mujeres. Al aparecerse en la gruta, María
encomendó su mensaje a una muchacha, como para subrayar la misión peculiar que
corresponde a la mujer en nuestro tiempo, tentado por el materialismo y la
secularización: ser en la sociedad de hoy testigo de los valores esenciales que
sólo se perciben con los ojos del corazón. A vosotras, las mujeres, corresponde
ser centinelas del Invisible.
La Virgen de
Lourdes tiene, por último, un mensaje para todos.
Es este: sed mujeres y hombres libres. Pero recordad: la libertad humana es una libertad marcada por el pecado. Ella misma necesita también ser liberada. Cristo es su liberador, pues "para ser libres nos ha liberado" (Ga 5, 1). Defended vuestra libertad. Sabemos que para esto podemos contar con Aquella que, al no haber cedido jamás al pecado, es la única criatura perfectamente libre. A ella os encomiendo.
Caminad con
María por las sendas de la plena realización de vuestra humanidad.”
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