"¡Oh Emmanuel, / nuestro Rey, Salvador de las naciones, / esperanza de los pueblos, / ven a libertarnos, Señor; no tardes ya! / Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!".
¡Emmanuel!
Es la última invocación; la última palabra de estas Antífonas invitantes.
Parece testimoniar que la invitación ha sido correspondida porque
"Emmanuel" habla de que Dios está
con nosotros. De modo que la última de estas grandes Antífonas de
Adviento expresa la certeza de la venida del Señor. Habla ya de su presencia en
medio de nosotros.
Si
tenemos en cuenta las circunstancias del nacimiento de Dios, si recordamos que
"no había sitio para ellos en el mesón" (Lc 2, 7), comprenderemos
todavía mejor la invitación de la liturgia de Adviento y la expresaremos con
paz interior muy profunda. Y con amor muy
grande a Aquel que está a punto de llegar.”
(Juan Pablo II –Ángelus 23 de diciembre de 1979
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