Idéntica humildad, una misma súplica, idéntico dolor, un mismo respeto...
Oración del Venerable Juan Pablo II ante el Muro de las Lamentaciones (Muro Occidental de Jerusalén)
durante su peregrinación jubilar – Domingo 26 de marzo de 2000
Dios de nuestros padres,
Dios de nuestros padres,
tú has elegido a Abraham y a su descendencia
para que tu Nombre fuera dado a conocer a las naciones:
nos duele profundamente el comportamiento de cuantos,
en el curso de la historia, han hecho sufrir a estos tus hijos,
y, a la vez que te pedimos perdón, queremos comprometernos
en una auténtica fraternidad
con el pueblo de la alianza.
Amen. …
Amen. …
Dios de todos los tiempos,
en mi visita a Jerusalén,
la "ciudad de la paz",
casa espiritual para judíos,
cristianos y musulmanes,
te presento las alegrías,
las esperanzas y las aspiraciones,
las pruebas, los sufrimientos
y las penas de tu pueblo
esparcido por el mundo.
Dios de Abraham,
Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob,
escucha el grito de los afligidos,
los atemorizados
y los despojados;
derrama tu paz
sobre esta Tierra Santa,
sobre Oriente Medio,
sobre toda la familia humana;
despierta el corazón
de todos los que invocan
tu nombre,
para caminar humildemente
por la senda de la justicia
y la compasión.
"Bueno es el Señor
"Bueno es el Señor
con el que en él espera,
con el alma que lo busca" (Lam 3, 25).
2 comentarios:
Qué bonita entrada. Voy a releerla con atención.
Por cierto, necesito dos milagros monumentales que estoy pidiendo a Juan Pablo II: la curación de una mujer de mi edad con cáncer y en las últimas, y la curación de una niñita que ha nacido con deformidades y problemas serios.
Gracias Luisa. SXiempre estas presente en mis oraciones. Un abrazo. Ljudmila
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