Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

domingo, 30 de mayo de 2010

Ordenación Episcopal de Mons. Vicente Bokalic Iglic

Ayer fue un día de fiesta para la Iglesia universal, particularmente para la argentina y para la familia vicentina, para la parroquia Santuario de la Medalla Milagrosa, para la familia del nuevo obispo, para los eslovenos y para toda la comunidad. Hemos vivido momentos emocionantes y de bendición con la ordenación episcopal de Mons. Vicente Bokalic Iglic, CM, nombrado por el Santo Padre Benedicto XVI obispo titular de Summa y auxiliar de Buenos Aires el 15 de marzo pasado.
Monseñor Bokalic, hijo de inmigrantes eslovenos, fue superior provincial de los Padres Vicentinos en la Argentina, y hasta su designación se desempeñaba como vicario parroquial del Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de Buenos Aires (Parque Chacabuco). De sus propias palabras de agradecimiento pudimos interpretar en parte su trayectoria y de alguna manera apreciar su tesón y entrega al trabajo misionero y la gran cantidad de amigos que supo conquistar para la obra este sacerdote santo que fiel al mandato del fundador de la orden vicentina ha elegido como lema “Me envió a evangelizar a los pobres” (Lc, 4,18) De ello también habla la parte superior de su escudo episcopal con las pisadas del enviado a llevar la Buena Noticia. Tampoco olvida sus orígenes: un jarrón (Bokal en esloveno) en la parte inferior del escudo, en clara referencia a su familia en cuyo seno descubrió a Jesucristo.


El consagrante principal de la ceremonia fue el Arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina cardenal Jorge Mario Bergoglio y como obispo consagrante Mons. Andres Stanovnik OFM, arzobispo de Corrientes, él también hijo de inmigrantes eslovenos..
Presentes una increíble cantidad de sacerdotes, numerosos obispos y el precioso templo colmado de fieles.
Seguir las acciones litúrgicas de la consagración del nuevo obispo fue como ir acompañándolo paso a paso en su nueva responsabilidad, ir leyendo otro capítulo de su historia con la invocación al Espíritu Santo, la petición y lectura del mandato apostólico, la alocución al pueblo, la exhortación al obispo electo, la profesión de fe y promesas episcopales, las letanías de los santos, la emocionante imposición de las manos por parte de todos los obispos presentes, la imposición del libro de los Evangelios para que “los anuncie hasta los extremos confines de la tierra”, la unción de la cabeza (en la unción sacerdotal se ungen las manos, en la episcopal la cabeza, la entrega del anillo (que significa que “el obispo contrae segundas nupcias con la Iglesia”, que Juan Pablo II nos recordaba “debe ser sólido «eslabón» en la cadena de la sucesión que lo une a los Apóstoles”, la imposición de la mitra “como si fuera una exhortación a esforzarse para que en él «brille el resplandor de la santidad», la entrega del báculo pastoral, “signo de la autoridad que compete al obispo para cumplir su deber de atender a la grey”.
Toda la ceremonia predispone a una celebración eucarística cargada de un clima de solemnidad particular conjugada con el cariño y aprecio de tantos sacerdotes, amigos y fieles presentes hacia el nuevo obispo quien imagino estaría vivenciando esos momentos “tan cargados de significado, de pensamientos, de impacto personal en la conciencia, que resulta imposible expresarlos adecuadamente o siquiera añadir algo mas”, teniendo ante si a Cristo y a toda la Iglesia.

Antes de terminar la ceremonia el coro entona el Himno a la Milagrosa al tiempo que el nuevo Obispo consagra su ministerio a la Virgen María.
Terminada la ceremonia de ordenación del nuevo obispo, quien como Juan Pablo II hizo suyas palabras de San Agustín:
"Con ustedes soy cristiano, para ustedes soy obispo"
nos vamos alejando de aquel recinto sagrado, los corazones invadidos con la fuerza del Espìritu y las melodías del coro resonando en nuestros oídos.
Recordando las palabras de Juan Pablo II
“El obispo es signo de la presencia de Cristo en el mundo” le pedimos a Jesucristo, Señor de la historia que siga acompañando y guiando al nuevo Obispo, bendiciendolo en sus nuevas y responsables tareas pastorales.

Citas de ¡Levantaos! ¡Vamos! de Juan Pablo II.