En el sexto aniversario de la muerte del Papa Juan Pablo II, y a sólo un mes de su beatificación, La Buhardilla de Jeronimo presenta, en su traducción, el testimonio del ceremoniero pontificio Konrad Krajewski, publicado hoy en L’0sservatore Romano.
“Estábamos de rodillas en torno al lecho de Juan Pablo II. El Papa yacía en penumbras. La suave luz de la lámpara iluminaba la pared pero él era bien visible. Cuando llegó la hora de la que, pocos instantes después, todo el mundo habría sabido, de improviso el arzobispo Dziwisz se levantó. Encendió la luz de la habitación, interrumpiendo así el silencio de la muerte de Juan Pablo II. Con voz conmovida, pero sorprendentemente firme, con el típico acento de montaña, alargando una de las sílabas, comenzó a cantar: “A Ti, oh Dios, te alabamos, a Ti, Señor, te confesamos”. Parecía un tono proveniente del cielo. Todos mirábamos maravillados a don Stanislao. Pero la luz encendida y el canto de las palabras que seguían – “A Ti, eterno Padre, toda la tierra te venera…” – daban certeza a cada uno de nosotros. He aquí – pensábamos – que nos encontramos en una realidad totalmente diversa. Juan Pablo II ha muerto: quiere decir que él vive para siempre. Aunque el corazón sollozaba y el llanto estrechaba la garganta, comenzamos a cantar. Ante cada palabra nuestra voz se volvía más segura y más fuerte. El canto proclamaba: “Vencedor de la muerte, has abierto a los creyentes el reino de los cielos”.
(continuar leyendo en La Buhardilla de Jerónimo)
2 comentarios:
Gracias por hacerte eco también aquí de este bellísimo testimonio.
Tienen un blog muy bueno. Es lo menos que puedo hacer;)
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