Hoy
la Iglesia (en especial la polaca) celebra la memoria litúrgica de San Alberto Chmielowski.
“Juan
Pablo II canonizando a Adam Chmielowski, cerraba un círculo de relaciones que
habían definido su vida. No era ya el dramaturgo sino el primer
Papa eslavo en la historia de la Iglesia, no escribía ya reseñas con el
seudónimo de Andrzej Jawien sino encíclicas que sacudían el mundo. El actor
apasionado que recitaba los versos de Slowacki en la “catacumba” de Debnniki,
en la Cracovia ocupada por los nazis, se había transformado en el atleta
de Dios que gritaba al mundo y a su patria, no tener miedo. Sobre los prados a
la sombra del Castillo de Wawel, ante su Polonia todavía “en estado de asedio”,
Juan Pablo II sabía que cualquier palabra suya tenía gran peso: a los polacos
encerrados y humillados les ponía como referencia un “rebelde”, Adam, un héroe
de la insurrección, de la resistencia moral y cultural. No era ya un
autor a la conquista del propio personaje, sino un pastor consciente de la
carga moral explosiva de una existencia plasmada por el amor. Una gran
distancia separaba al joven sacerdote, que se ensayaba con el Teatro Rapsódico,
del pontífice que hablaba a través de las homilías. La escena era distinta.
Punto de unión, Adam Chmielowski: es él quién había empujado a Karol Wojtyla a
abandonarse a su destino.
La
canonización del 12 de noviembre de 1989, no es el acto conclusivo de la
relación entre Hermano Alberto y Juan Pablo II. Adam, en la ejemplaridad como
en la dramaticidad de su existencia, retorna en la obra y en el magisterio del
Papa. Es el arquetipo del hombre autentico, que lucha, se debate, se interroga
y al fin se rinde al Misterio. Adam, o deberíamos decir en este punto Adán, es
aún la fascinación de Karol Wojtyla. Los confines históricos se difuminan y
permanece la esencialidad de la vida de Adam-Adán. Es una criatura que vive el
difícil don de la libertad. Es el ser humano que en todo instante debe escoger
la Verdad y con ella descubrir el dolor de pertenecer a Otro, la dependencia
del Ser que lo crea.”
(Comunicación presentada en las I Jornadas
de la AEP: “Itinerarios del personalismo”, UCM, 26-27 de noviembre de 2004)
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