Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 7 de mayo de 2019

Camilo Ruini: Breve biografia de Karol Wojtyla (3 de 4)




(presentada en la Sesión de apertura de la investigación diocesana sobre la vida, virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios Juan Pablo II, en la Basílica de San Juan de Letrán el 28 de junio de 2005)

Obispo en Cracovia y Padre conciliar en el Vaticano II
Nada menos que en medio de las vacaciones estivales con los jóvenes, el 4 de julio de 1958, el padre Karol se entera por medio del Cardenal Primado de Polonia Stefan Wyszynski que el Papa Pio XII lo había nombrado Obispo auxiliar de Cracovia, a la edad de tan solo 38 años. Fue consagrado por el Arzobispo Eugeniusz Baziak en la Catedral de Wawel, el 28 de septiembre, fiesta de San Venceslao, Patrono de la Catedral.  En el libro Levantaos, Vamos Juan Pablo II describe ampliamente este acontecimiento y el espíritu con el cual lo vivió. La noche anterior a la ordenación peregrinó al Santuario de Czestochowa, junto a sus amigos mas íntimos, y a la mañana siguiente celebró la Santa Misa allí frente al Icono de la Virgen Negra.
Después de la muerte del Arzobispo Baziak, el 16 de julio de 1962 monseñor Wojtyla es nombrado Vicario Metropolitano de la Archidiócesis de Cracovia. Después de un año y medio, el 14 de enero de 1964 Pablo VI lo promueve a Arzobispo metropolitano y el 8 de marzo toma solemne posesión de la diócesis.  Eran los años en que Monseñor Wojtyla participaba intensamente del Concilio Vaticano II, brindando también una extraordinaria colaboración especialmente en la elaboración de la Constitución Gaudium etSpesademás de la Declaración sobre la libertad religiosa  Dignitatis Humanae Y  también en la Constitucion Lumen Gentium y en el Decreto del apostolado de loslaicos. 

La experiencia del Concilio resulto ser decisiva para el Episcopado de Cracovia y para el sucesivo pontificado de Karol Wojtyla, completando armoniosamente su formación y experiencia precedente: quedo para el grabada para siempre la convicción que el Vaticano II fue “el evento clave de nuestra época”.
Precisamente para poner en práctica lo reflexionado en el Concilio y para hacer revivir la experiencia en toda la Arquidiócesis, el Arzobispo Wojtyla, mientras tanto creado Cardenal por el Papa PabloVI en el Consistorio del 26 dejunio de 1967, convoca el Sínodo de Cracovia el 8 de mayo de 1972 después de un año de intensos preparativos: fue un Sínodo fascinante y multitudinario con una duración de  siete años y cuya clausura fue celebrada por Juan Pablo II, ya pontífice, en su visita del 18 de junio de 1979, en el noveno centenario de San Estanislao. Stanislaw también es el nombre de su fiel secretario, monseñor Dziwisz, que ha compartido su vida durante treinta y nueve años y luego le sucedió en la Catedral de Cracovia, después del Cardenal Franciszek Macharski, quien también fuera amigo de siempre y precioso colaborador de Juan Pablo II.

Si se me permite realizar una síntesis de los veinte años durante los cuales Karol Wojtyla fue Obispo de Cracovia, diría que, basado en una total confianza en aquella Divina Misericordia de la cual siempre fue devoto, en particular a través del encuentro con la experiencia mística de Sor Faustina Kowalska, por el proclamada beata el 18 de abril de 1993 y Santa el 30 de abril de 2000, el siempre supo sintetizar su fuerza intelectual y su genio artístico con aquel amor apasionado por Cristo, por la Iglesia y por los hombres que el Espíritu Santo había infundido en el.  Asi fue que pudo ser un Pastor capaz de comprender, de guiar y de hacer crecer a su clero y a su pueblo, también en situaciones de gravísimas dificultades. Ha sabido no tan solo resistir a la presión del régimen, sino minar los fundamentos, en el plano humano y cultural además del espiritual, según aquellas grandes intuiciones que luego ha recopilado en la Enciclica Centesimus Annus

 Fue el Obispo que tuvo y debió tener coraje, como el mismo escribiera en el ultimo capítulo del libro Levantaos, Vamos, y al mismo tiempo fue el hombre y el testimonio del amor y del perdón, que vence el mal con el bien, según las palabras del apóstol Pablo (Rm, 12,21) reiteradas en su último Mensaje para la Jornada Mundial de laPaz.  

(traducido de: Camillo Ruini  Alla sequela di Cristo Giovanni Paolo II il Servo dei Servi di Dio, Cantagalli, Siena, feb 2007)


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