Comienzan hoy (y se extenderán hasta el viernes 11) los encuentros que se celebran en Roma al concluir el Año Sacerdotal, convocado por el Santo Padre Benedicto XVI con motivo del 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars.
Al encuentro, cuyo tema es: "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote", promovido por la Congregación para el Clero, han sido invitados todos los presbíteros del mundo.
Hoy y mañana se ofrecerán meditaciones en la Basílica de San Pablo Extramuros y en la Basílica San Juan de Letrán, seguido de adoración eucarística y celebración eucarística en ambas Basílicas.
Mañana jueves tendrá lugar la vigilia en la Plaza de San Pedro que se celebrara en dos tiempos: el primero a cargo de la Congregación para el Clero y el segundo presidido por el Santo Padre. Además de testimonios ofrecidos por algunos sacerdotes, están previstas conexiones televisivas con Ars, el cenáculo de Jerusalén, barrios pobres de Buenos Aires y Hollywood, así como un diálogo entre el pontífice y los sacerdotes y adoración y bendición eucarística.
El viernes 11, a las 10,00, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se clausurará el Año Sacerdotal con una concelebración eucarística presidida por el Santo Padre en la Plaza de San Pedro. Se trata de la celebración Eucarística con el mayor numero de concelebrantes jamás vista en Roma. Se esperan cerca de 15.000 sacerdotes. El Santo Padre usara en la celebración el cáliz que le perteneció a San Juan Maria Vianney hoy conservado en la parroquia de Ars. Durante la misa, los presbíteros renovarán sus promesas y el Papa proclamará al Santo Cura de Ars patrono de todos los sacerdotes.
Benedicto XVI convoco el Año Sacerdotal invitando a los sacerdotes a la perfección espiritual, “de la cual depende sobre todo la eficacia de su ministerio”
En su Carta para la Convocación, el Santo Padre Benedicto XVI explicaba que que “Este año desea contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo.
“El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars[2]. Llegó a Ars, una pequeña aldea de 230 habitantes, advertido por el Obispo sobre la precaria situación religiosa: “No hay mucho amor de Dios en esa parroquia; usted lo pondrá”. “viviendo” incluso materialmente en su Iglesia parroquial: “En cuanto llegó, consideró la Iglesia como su casa… Entraba en la Iglesia antes de la aurora y no salía hasta después del Ángelus de la tarde. Si alguno tenía necesidad de él, allí lo podía encontrar”, se lee en su primera biografía[8]. “La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. ‘Yo le miro y él me mira’, decía a su santo cura un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario”: Catecismo de la Iglesia católica, n. 2715.
“No hay necesidad de hablar mucho para orar bien”, les enseñaba el Cura de Ars. “Sabemos que Jesús está allí, en el sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración”[13].”
Benedicto XVI convoco el Año Sacerdotal invitando a los sacerdotes a la perfección espiritual, “de la cual depende sobre todo la eficacia de su ministerio”
En su Carta para la Convocación, el Santo Padre Benedicto XVI explicaba que que “Este año desea contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo.
“El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars[2]. Llegó a Ars, una pequeña aldea de 230 habitantes, advertido por el Obispo sobre la precaria situación religiosa: “No hay mucho amor de Dios en esa parroquia; usted lo pondrá”. “viviendo” incluso materialmente en su Iglesia parroquial: “En cuanto llegó, consideró la Iglesia como su casa… Entraba en la Iglesia antes de la aurora y no salía hasta después del Ángelus de la tarde. Si alguno tenía necesidad de él, allí lo podía encontrar”, se lee en su primera biografía[8]. “La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. ‘Yo le miro y él me mira’, decía a su santo cura un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario”: Catecismo de la Iglesia católica, n. 2715.
“No hay necesidad de hablar mucho para orar bien”, les enseñaba el Cura de Ars. “Sabemos que Jesús está allí, en el sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración”[13].”
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