Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 8 de junio de 2010

La religiosidad de los musulmanes merece respeto

“Cualquiera que conociendo el Antiguo y el Nuevo Testamento, lee el Corán, ve con claridad el proceso de reducción de la Divina Revelación que en él se lleva a cabo. Es imposible no advertir el alejamiento de lo que Dios ha dicho de Sí mismo, primero en el Antiguo Testamento por medio de los profetas y luego de modo definitivo en el Nuevo Testamento por medio de Su Hijo. Toda esa riqueza de la autorrevelación de Dios, que constituye el patrimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento, en el islamismo ha sido de hecho abandonada.

Al Dios del Corán se le dan unos nombres que están entre los más bellos que conoce el lenguaje humano, pero en definitiva es un Dios que está fuera del mundo, un Dios que es sólo Majestad, nunca el Emmanuel, Dios-con-nosotros. El islamismo no es una religión de redención. No hay sitio en él para la Cruz y la Resurrección. Jesús es mencionado, pero sólo como profeta preparador del último profeta, Mahoma. También María es recordada, su Madre virginal: pero está completamente ausente el drama de la Redención. Por eso, no solamente la teología, sino también la antropología del Islam, están muy lejos de la cristiana.


Sin embargo, la religiosidad de los musulmanes merece respeto. No se puede dejar de admirar, por ejemplo, su fidelidad a la oración. La imagen del creyente en Alá, que, sin preocuparse ni del tiempo ni del sitio, se postra de rodillas y se sume en la oración, es un modelo para los confesores del verdadero Dios, en particular para aquellos cristianos que, desertando de sus maravillosas catedrales, rezan poco o no rezan en absoluto”.

Juan Pablo II en Cruzando el umbral de la Esperanza, Cáp. 15, p.106, Plaza & Janés, 1994
Invito visitar: El Corán en Aciprensa

4 comentarios:

Marta Salazar dijo...

Gracias! pero, cuidado! en una de esas, llegan "mis amigos" también a tu blog! ja ja

besos! Habrá link!

Ludmila Hribar dijo...

No tenemos que tener miedo Marta, sino el maximo respeto por la verdad. Un abrazo y ya sabes que te apoyo.

axel dijo...

ese "respeto" se parece mucho al "respeto humano" motivado por el miedo a ser asesinado...
La caridad empieza por uno mismo.. Nadie va a respetar a los cristianos si en vez de firmeza en defensa de la Fe, muestran "tolerancia" hacia los abusos, vejaciones ycrímenes de que son víctimas, por ejemplo en Sudan, Nigeria y recientemente en Turquía...donde se ha llegado a decir que el asesino del obispo principal era "católico"...
Los musulmanes interpretan, con razón, como cobardía y miedo, lo que algunos cristianos llaman "respeto"...
Un ejemplo más del miedo y complicidad de los europeos hacia los musulmanes es la trilogia del sueco Stieg Larson, antiguo trotskista, que al denunciar el maltrato contra las mujeres (seguramente para ganarse la clientela femenina, halagandola demagógicamente)no dice ni una palabra sobre la humillación y vejación que sufren las mujeres por parte dde la ley sharia o islámica.

Ludmila Hribar dijo...

Hola Axel. Gracias por visitar. Hablando de miedo, es justamente lo que Juan Pablo II pregonaba que no tengamos miedo. Pero tienes razón en cuanto al respeto y es verdad la caridad bien entendida empieza por casa. Todos debemos mirarnos por dentro y hacer un examen de conciencia por tantas permisividades, por nuestra falta de fortaleza, entereza y entrega. Si diéramos mejor ejemplo quizás el mundo seria algo diferente. Nadie puede tirar la primera piedra, pero podemos ser los primeros en enmendarnos. El tema del maltrato a las mujeres es un tema difícil, como lo es cualquier maltrato a cualquier ser humano. Los comportamientos fundamentalistas son inentendibles para nuestra idiosincrasia. No obstante en ese mismo capitulo titulado ¿Mahoma? Juan Pablo II dice “No obstante, por parte de la Iglesia permanece inmutable la apertura al dialogo y a la colaboración”. Me llamo la atención este capitulo del libro de Juan Pablo II y recordé algo que a mi hermana le ocurrió durante un viaje. En un determinado momento un señor saco de su bolso una alfombra, la puso en el suelo y se inclino a rezar. Somos capaces nosotros de hacer semejante testimonio de nuestra fe en cualquier lado? Por eso considero el titulo del post (son palabras de Juan Pablo II) acertado. Gracias nuevamente por visitar. Ljudmila