En el marco del Año Mariano 1987-1988 el
domingo 1ro de mayo de 1988 el Papa Juan Pablo II anunciaba que por la tarde visitaría
el Pontificio Santuario de Maria Santísima “ad Rupes” (en las rocas), “para honrar junto con toda la diócesis de Civita Castellana a su patrona
celeste, cuya imagen desde hace más de un año y medio está peregrinando por
todas las parroquias con el fin de invitar a los fieles a adorar a su Hijo
Jesús, único Señor, que ofrece al hombre el verdadero sentido de la vida.”
En el mismo Regina Caeli Juan
Pablo II resumía brevemente la historia de este Santuario que se encuentra en la
provincia de Viterbo, diócesis de Civita Castellana, a sólo 40 kms de Roma, sobre
el Valle Suppentonia, en el centro de un altiplano entre Nepi y Civita
Castellana. El papa invitaba a todos
unirse en “oración a la Virgen de las Rocas con las palabras del himno que se
eleva a Ella en aquel santuario:
"¡Míranos con rostro benigno y escucha el suspiro de los
corazones!" ¡Bendice nuestras familias, socórrenos en los grandes
peligros! ¡Ayúdanos a recorrer contigo el camino de la plena fidelidad a Jesús
y a la Iglesia! ¡Y guíanos a la victoria sobre el mal, para triunfar contigo y
con Jesús!”
“La
historia de este Santuario – explicaba entre otros Juan Pablo II - se remonta al
siglo V. Efectivamente, en las grutas excavadas en las rocas del Valle
Suppentonia vivieron primero numerosos anacoretas, a los cuales sucedieron
después los monjes benedictinos. Estos hombres, para corroborar su fe y su
piedad, visitaban frecuentemente una gruta, en la cual habia una imagen de la
Virgen. Entre estas santas personas podemos recordar a los abades Anastasio y
Nonnoso. Otros santos, en los siglos siguientes, se acercaron allí en
peregrinación afrontando a veces largos y fatigosos viajes. Los más conocidos
entre ellos son San Benito José Labre, San Leonardo de Puerto Mauricio, San
Odón, abad de Cluny, y San Pablo de la Cruz. Estos ejemplos nos hacen
comprender bien cómo los santuarios marianos son lugares hacia los que el
hombre se siente atraído, porque allí experimenta una particular presencia de
Dios y puede reforzar los propósitos de vivir a fondo la vida cristiana.
Tras un período de abandono, el santuario de María Santísima
"ad Rupes" recobró nuevo esplendor gracias a la obra del humilde
eremita fray Giuseppe Andrea Rodio, que lo embelleció, y excavó en la roca una
escalera de 144 peldaños, para facilitar el acceso de los fieles deseosos de
permanecer en oración ante la dulcísima imagen de la Virgen. La pintura, que
quizá retoma un fresco precedente impreso sobre las paredes tobosas, representa
a la Virgen con las manos unidas y la vista hacia abajo mirando al Niño dormido
en sus rodillas, lo contempla, rezando por todos los que imploran su
intercesión.El santuario de la Virgen de las Rocas, gracias a la presencia, en
el pasado, de los padres franciscanos, y hoy de los religiosos de San Miguel
Arcángel, vive una nueva etapa como centro de plegaria y espiritualidad para
todos los que buscan a Dios en el silencio y en la penitencia tratando,
mediante la Santa Virgen de escucharlo y encontrarlo en lo profundo del
corazón, para obtener nuevas energías en el cumplimiento de sus deberes.”
Llegado por la tarde del 1ro de mayo de 1988 Juan Pablo II rezó ante la imagen en el Santuario y luego le habló a la población. Al finalizar sus palabras se dirigió a Nuestra Señora “ad Rupes” con una plegaria.
Este mes de mayo ha sido rico en
acontecimientos en el Santuario comenzando con un evento cultural con ocasión de
la conmemoración de la visita al Santuario del Papa Juan Pablo II el 1ro de
mayo y –entre otros - una Vigilia de Oración
el 13 de mayo, peregrinaciones diocesanas
y una Misa de acción de gracias
por la canonización de dos Papas santos Juan Pablo II y Juan XXIII.
El nro noviembre-diciembre 2013 de la revista
que publica el Santuario contiene numerosas fotografías de la visita del papa
Juan Pablo II y citas de sus textos para el calendario 2014.
La página oficial del Santuario nos brinda detalles adicionales y fechas : El
culto a Nuestra Señora comenzó en 520 cuando los monjes benedictinos llegaron
al lugar, quienes permanecieron hasta 1258. Después de siglos de abandono el
Santuario recobró vida alrededor de
1777, con la llegada de Fray Giuseppe
Andrea Rodio (1745-1819). En 1892 el Santuario fue confiado a los Hermanos
Menores de la Provincia de la Santa Cruz de Sassonia. En 1912 todo el complejo
paso a manos de la Santa Sede y el Santuario fue elevado al título de
Pontificio. En enero de 1982 la Orden de
los franciscanos fue reemplazada por una nueva comunidad religiosa, actuales
Custodios del Santuario: La Congregación de San Miguel Arcángel, fundada por el
Beato Bronislao Markiewiz (1842-1912) . A la gruta de Nuestra Señora puede accederse
por dos caminos. El primero es la escalera de Fra Rodio y el otro es la Via
Panoramica llamada Camino San Juan Pablo II. Según estudios realizados el
cuadro actual realizado en tela se supone ha reemplazado a un fresco que
adornaba la pared de la Gruta que con el tiempo se fue deteriorando por la
humedad. En la iconografía mariana Nuestra
Señora “de la roca” representa una rara imagen en la cual la Virgen adora al
niño dormido sobre sus rodillas. La devoción
y el culto a Nuestra Señora “ad Rupes” Patrona de la diócesis de Civita
Castellana – ha sido fortalecida con la solemne coronación de la Sagrada imagen
el 17 de mayo de 1896. La imagen ha visitado todas las parroquias de la Diócesis
en dos oportunidades: en 1949 y en 1986-1988. El papa Juan Pablo II rezo ante
la imagen el 1ro de mayo de 1988 y a partir del 16 de octubre de 2011 en la
Gruta de Nuestra Señora se venera una reliquia de San Juan Pablo II.
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