Cambio
de hotel el miércoles, con la consiguiente pérdida de tiempo, pero ahora estoy
más cerca de la Basílica de San Pedro y pude llegar bien a la Audiencia del
Papa Francisco. El Santo Padre suele recorrer la plaza antes de comenzar la
Audiencia, así que traté de ir lo más temprano posible, pero sin la más mínima
esperanza de verlo pasar cerca….pero oh sorpresa cuando escuché que los
murmullos y gritos iban en aumento me di cuenta sorprendidísima que se estaba
acercando…que emoción verlo de tan cerca a nuestro Arzobispo Jorge Bergoglio
vestido de blanco….se siente algo diferente que verlo en las fotografías…
después de haber canonizado a dos grandes Papas de la Iglesia: a un maestro y
un discípulo fiel del Concilio Vaticano II.
La Audiencia del
Papa Francisco fue
la 2da en la serie de las catequesis sobre los dones del Espíritu Santo.
Lamentablemente vi que la gente en la plaza tenía más ganas de verlo que de
escucharlo, pues cuando se dispuso a hablar el interés había disminuido.
Es que escuchar en cierta manera significa reflexionar, comprometerse,
tratar de seguir las enseñanzas, ponerlas en práctica… una tarea más ardua y
comprometedora que aplaudir, gritar, emocionarse por verlo, clickear y clickear
hasta el cansancio para obtener las mejores fotografías…. Terminada la
audiencia la acostumbrada bendición de los objetos religiosos y la bendición
para los presentes y sus familias, extensiva a todos aquellos que
llevamos en nuestros corazones, así que en la bendición consideré
incluidos todos aquellos que visitan este blog.
Los
polacos siguen en Roma, da alegría verlos. Llena el corazón. Ellos siguen
disfrutando la visita a la ciudad eterna transmitiendo un gozo contagioso a
quienes los ven pasar en grupos procedentes de las más diversas regiones y
parroquias de Polonia. Quizás algunos puedan quedarse hasta el domingo cuando
el Papa Francisco celebre Misa en la Iglesia de San Estanislao, la iglesia de
los polacos en Roma…no querrán irse de Roma sin ver bien de cerca al Papa
que con motivo de la
canonización de su compatriota lesdiera las gracias al pueblo polaco y a la iglesia
en Polonia por el don de Juan Pablo II, don del cual nos enriquecemos todos,
como decía en su mensaje y agregaba “Juan Pablo II continua inspirándonos. Nos
inspiran sus palabras, sus escritos, sus gestos, su estilo de servicio. Nos
inspira su sufrimiento vivido con una esperanza heroica. Nos inspira su
confianza total en Cristo, Redentor del hombre, y a la Madre de
Dios.”
Hasta
el miércoles todavía no había podido entrar a la Basílica de San Pedro ni rezar
ante la tumba de Juan Pablo II. La fila para entrar seguía siendo interminable
durante todo el día abrazando la plaza y por momentos llegando a verse envuelta
en caracol hacia el centro. Ahora que estaba en un hotel más cerca se me hacía
más fácil ir temprano por la mañana, asi que finalmente fui el último día de mi
estada en Roma, el jueves. Las tumbas de los nuevos santos han quedado en el
mismo lugar : Juan Pablo II en la capilla de San Sebastián y Juan XXIII
debajo del altar de San Jerónimo. Y allí fui a visitar al Papa de
la familia (por Juan Pablo II) y al Papa de la docilidad del Espíritu santo
(por el Papa Juan XXIII), como los llamara el Papa Francisco en su solemne homilía
decanonización.
“Dos
hombres valerosos, llenos de la parresia del Espìritu Santo, que dieron
testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia,
que fueron sacerdotes y obispos y papas del siglo XX, que conocieron sus
tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte: fue más fuerte
la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue
más fuerte la misericordia de Dios…”
Ir
temprano significa a veces también tener que esperar adentro para acercarse un
poco mas detrás de las vallas, porque temprano suele haber misas “privadas”
como le llaman a las misas de diferentes grupos que solicitan el
correspondiente permiso. Viendo que no podría acercarme asistí primero a Misa
en la capilla del Santisimo Sacramento, que fue en realidad una misa solemne,
cantada en parte por el sacerdote celebrante. Terminada ya pude
arrodillarme cerca de la tumba y rezar allí el rosario, esa oración
“predilecta” de Juan Pablo II, y también tomar algunas fotografías.
Como
reflexión última me queda el título del libro de Tito Garabal, ese testimonio
tan espontáneo, profundo y personal de la visita de Juan Pablo II a Uruguay,
Chile y Argentina en 1987, el año de la JMJ en la Argentina: El viaje
empieza ahora…. Y de las palabras que Tito Garabal agrega el comienzo de su
libro citando al Papa que en perfecto castellano le dice: “ahora hay que
comprometerse y trabajar en la evangelización. Son una Iglesia y un pueblo
jóvenes, con mucho futuro. Deben asumir cada una de las palabras con el
corazón. Ahí esta el camino: deben comprometerse y trabajar mucho”.
Palabras de un Papa que al llegar entonces a la Argentina nos dijo en su
primer discurso que venía
para “…que la semilla del evangelio penetre más profundamente en todos los
ambientes de esta noble y fecunda tierra argentina”
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