Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 13 de abril de 2024

Juan Pablo II : El Nuevo Testamento (2 de 2)

 


En cuanto a los restantes libros del Nuevo Testamento, la Constitución conciliar Dei Verbum se pronuncia del modo siguiente: "...Estos libros, según el sabio plan de Dios, confirman la realidad de Cristo, van explicando su doctrina auténtica, proclaman la fuerza salvadora de la obra divina de Cristo, cuentan los comienzos y la difusión maravillosa de la Iglesia, predicen su consumación gloriosa" (Dei Verbum, 20). Se trata de una breve y sintética presentación de contenido de esos libros, independientemente de cuestiones cronológicas, que ahora nos interesan menos. Sólo recordaremos que los estudiosos fijan para su composición la segunda mitad del siglo I.

Lo que más cuenta para nosotros es la presencia del Señor Jesús y de su Espíritu en los autores del Nuevo Testamento, que son, por lo mismo, medios a través de los cuales Dios nos introduce en la novedad revelada. "El Señor Jesús asistió a sus Apóstoles, como lo había prometido (cf. Mt 28, 20), y les envió el Espíritu Santo, que los fuera introduciendo en la plenitud de la verdad" (cf. Jn 16, 13) (Dei Verbum, 20). Los libros del Nuevo Testamento nos introducen precisamente en el camino que lleva a la plenitud de la verdad de la divina Revelación.

Y tenemos aquí otra conclusión para una concepción más completa de la fe. Creer de modo cristiano significa aceptar la auto-revelación de Dios en Jesucristo, que constituye el contenido esencial del Nuevo Testamento.

Nos dice el Concilio: "Cuando llegó la plenitud de los tiempos (cf. Gal 4, 4), la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros llena de gracia y de verdad (cf. Jn 1, 14). Cristo estableció en la tierra el reino de Dios, se manifestó a Si mismo y a su Padre con obras y palabras, llevó a cabo su obra muriendo, resucitando y enviando al Espíritu Santo. Levantado de la tierra, atrae todos hacia Sí (cf. Jn 12, 32), pues es el único que posee palabras de vida eterna" (cf. Jn 6, 68) (Dei Verbum, 17).

"De esto dan testimonio divino y perenne los escritos del Nuevo Testamento" (Dei Verbum, 17).

Y por lo mismo constituyen un particular apoyo para nuestra fe.

(Juan Pablo II Audiencia General 22 de mayo de 1985)

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