“Me he tomado siempre muy en serio la unidad del presbiterio. Para favorecer el contacto con los sacerdotes inmediatamente después del Concilio (1968) me he preocupado de instituir el Consejo Presbiteral en el que se discutían los programas sobre la actividad de los sacerdotes dedicados a la cura de almas. Periódicamente, a lo largo del año, se organizaban en diversas partes de la archidiócesis reuniones, en las que se estudiaban las cuestiones concretas que los sacerdotes planeaban.
Con su manera de vivir el obispo muestra que «el modelo de Cristo» no esta superado, también en las actuales condiciones sigue siendo muy actual. Se puede decir que una diócesis refleja el modo de ser de su obispo. Sus virtudes – la castidad, la práctica de la pobreza, el espíritu de oración, la sencillez, la finura de conciencia – se graban en cierto sentido en los corazones de los sacerdotes. Estos, a su vez, transmiten estos valores a sus fieles y así los jóvenes se sienten atraídos a responder generosamente a la llamada de Cristo.
Con su manera de vivir el obispo muestra que «el modelo de Cristo» no esta superado, también en las actuales condiciones sigue siendo muy actual. Se puede decir que una diócesis refleja el modo de ser de su obispo. Sus virtudes – la castidad, la práctica de la pobreza, el espíritu de oración, la sencillez, la finura de conciencia – se graban en cierto sentido en los corazones de los sacerdotes. Estos, a su vez, transmiten estos valores a sus fieles y así los jóvenes se sienten atraídos a responder generosamente a la llamada de Cristo.
Al hablar de este tema no se puede olvidar a los que han abandonado el sacerdocio. El obispo no puede desentenderse tampoco de ellos: también tienen derecho a un puesto en su corazón de Padre. Sus dramas revelan a veces las negligencias en la formación sacerdotal. De ella forma parte una valiente corrección fraterna, cuando es necesaria, y también la disponibilidad del sacerdote para recibir una corrección así. Cristo ha dicho a sus discípulos: «Si tu hermano peca, vete y repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano» (Mt, 38,15)”
Juan Pablo II: ¡Levantaos, Vamos! (118-119), Editorial Sudamericana, Buenos Aires
2 comentarios:
“Con su manera de vivir el obispo muestra que «el modelo de Cristo» no esta superado, también en las actuales condiciones sigue siendo muy actual. Se puede decir que una diócesis refleja el modo de ser de su obispo. Sus virtudes – la castidad, la práctica de la pobreza, el espíritu de oración, la sencillez, la finura de conciencia – se graban en cierto sentido en los corazones de los sacerdotes”. ¡Qué palabras tan actuales! Y más ahora que se celebra el año sacerdotal. ¡Ojalá sean muchos los que escuchen estas exhortaciones de Juan Pablo II!
Gracias Eli,es cierto totalmente actual y en pocas palabras delineada la figura. Un abrazo.
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