Celebramos hoy la festividad de San Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús.
En su primer viaje apostólico a España, un “acontecimiento de singular importancia, pues además de la presencia del Papa ante nuestros montes y valles era la primera y única vez en dos mil años de cristianismo” el Siervo de Dios Juan Pablo II visitaba Loyola el 6 de noviembre de 1982. y entre otros decia: Loyola, “una llamada a la fidelidad….fidelidad absoluta a Dios, a un ideal sin fronteras, al hombre sin distinción. Sin renegar; más aún, amando entrañablemente la propia tierra y sus valores genuinos, con pleno respeto a los ajenos”
Dice la tradición que al momento que S. Ignacio se entregó a Cristo las paredes del castillo temblaron y quedaron agrietadas En su primer viaje apostólico a España, un “acontecimiento de singular importancia, pues además de la presencia del Papa ante nuestros montes y valles era la primera y única vez en dos mil años de cristianismo” el Siervo de Dios Juan Pablo II visitaba Loyola el 6 de noviembre de 1982. y entre otros decia: Loyola, “una llamada a la fidelidad….fidelidad absoluta a Dios, a un ideal sin fronteras, al hombre sin distinción. Sin renegar; más aún, amando entrañablemente la propia tierra y sus valores genuinos, con pleno respeto a los ajenos”
“Al hablar de San Ignacio en Loyola, cuna y lugar de su conversión, vienen espontáneamente a la memoria los ejercicios espirituales, un método tan probado de eficaz acercamiento a Dios, y la Compañía de Jesús, extendida por todo el mundo, y que tantos frutos ha cosechado y sigue haciéndolo, en la causa del Evangelio.
El supo obedecer cuando, recuperándose de sus heridas, la voz de Dios golpeó con fuerza en su corazón. Fue sensible a las inspiraciones del Espíritu Santo, y por ello comprendió qué soluciones requerían los males de su tiempo. Fue obediente en todo instante a la Sede de Pedro, en cuyas manos quiso dejar un instrumento apto para la evangelización. Hasta tal punto que esta obediencia la dejó como uno de los rasgos característicos del carisma de su Compañía”.
El supo obedecer cuando, recuperándose de sus heridas, la voz de Dios golpeó con fuerza en su corazón. Fue sensible a las inspiraciones del Espíritu Santo, y por ello comprendió qué soluciones requerían los males de su tiempo. Fue obediente en todo instante a la Sede de Pedro, en cuyas manos quiso dejar un instrumento apto para la evangelización. Hasta tal punto que esta obediencia la dejó como uno de los rasgos característicos del carisma de su Compañía”.
Años mas tarde, en otras palabras, el cardenal Franc Rode, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y la las Sociedades de vida Apostólica, con ocasión de la la XXXV Congregación General de la Compañía de Jesús reiteraba “Vuestra especialidad son los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. De esta obra magnífica de la espiritualidad católica forman parte integrante y esencial las reglas del sentire cum Ecclesia. Son como un broche de oro con el cual se cierra el libro de los Ejercicios Espirituales..” “..El núcleo fundamental de la espiritualidad ignaciana consiste en reunir el amor de Dios con el amor a la Iglesia jerárquica. Vuestra XXXIII Congregación recogió esta característica de la obediencia declarando que “la Compañía reafirma en espíritu de fe el tradicional vínculo de amor y de servicio que la une al Romano Pontífice”
Y volviendo al viaje apostólico del Santo Padre : “Siento gran alegría - decía - al visitar Loyola, corazón de la entrañable tierra vasca”. Era para el “una manera de rendir homenaje a un gran hijo de esta tierra, de proyección universal por sus anhelos y realizaciones”.
En aquella ocasión en Loyola el Santo Padre hacia un llamado especial a los jóvenes a quienes “Querría decirles con afecto y firmeza - y mi voz es la de quien ha sufrido personalmente la violencia - que reflexionen en su camino, que no dejen instrumentalizar su eventual generosidad y altruismo”. “La violencia – agregaba - no es un medio de construcción. Ofende a Dios, a quien la sufre, y a quien la practica”, palabras que cobran tanta actualidad estos días ante una España nuevamente herida y dolida por la irracionalidad de un grupo que no logra desenmarañarse de sus extrañas ideas y encontrar y reconocer el camino de la paz.
Hoy también es fiesta patronal del templo más antiguo de los que permanecen en pie en la ciudad de Buenos Aires, la parroquia San Ignacio de Loyola, uno de los templos que en el año 1955, junto a otras iglesias, fue objeto de lamentables desmanes y a consecuencia de un incendio intencional se quemaron varias imágenes y fueron saqueados diversos objetos.
La parroquia invita a un triduo de celebraciones que concluirá el el martes 2 de agosto, fiesta de San Juan María Vianney. Hoy a las 19 se celebrará una Misa Solemne y luego habrá adoración al Santísimo Sacramento por la santificación de los sacerdotes, inaugurándose el Año sacerdotal en la parroquia, con una vigilia de oración y adoración por la santificación de los sacerdotes que se prolongará hasta las 22.
La parroquia invita a un triduo de celebraciones que concluirá el el martes 2 de agosto, fiesta de San Juan María Vianney. Hoy a las 19 se celebrará una Misa Solemne y luego habrá adoración al Santísimo Sacramento por la santificación de los sacerdotes, inaugurándose el Año sacerdotal en la parroquia, con una vigilia de oración y adoración por la santificación de los sacerdotes que se prolongará hasta las 22.
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