(tomado del capìtulo I Un Papa que llega de lejos del libro de Andrea Ricvardi *JUAN PABLO II: UN PAPA CRISMATICO recientemente publicado por EDUCA y presentado por el cardenal Stanislaw Dziwisz durante su visita a Buenos Aires)
¿Se puede hablar de un filosemitismo de Wojtyla? Juan Pablo II tiene una relación diferente de la de sus predecesores con el mundo judío: se ha forjado en la cohabitación judío-polaca, que ha dado lugar por un lado a episodios de antisemitismo, pero por el otro, a una historia de la vida común. Wojtyla recuerda esta vida común que habla de una Polonia acogedora, caracterizada por la libertad de religión y por la diversidad étnico-religiosa. Frente a las manifestaciones de antisemitismo en Wadowice, el profesor de liceo de los jóvenes Wojtyla y Kluger, había recordado en una lección un pasaje de Adam Mickiewicz en 1848: “A Israel…nuestro hermano mayor, estima y ayuda en su camino hacia el bien y el bienestar eternos, y en todas las cuestiones iguales derechos…”
En 1987 encontrando a los judíos en Varsovia, Wojtyla dijo: “EL Papa qua viene de Polonia tiene una particular relación con todo esto (es decir con la Shoa), porque lo ha vivido en cierto sentido junto a ustedes, aquì en esta tierra”.
Ha sido el primer Papa que ha visitado la sinagoga de Roma (y parece haber sido un deseo suyo mas que una invitación de la comunidad romana), ha sido el Papa que reconoció oficialmente al Estado de Israel en 1993. Un Papa con un sentido particular de la función religiosa del judaísmo contemporáneo. Lo había demostrado desde Cracovia, cuando en 1969, pidió visitar la sinagoga de la sobreviviente comunidad de la ciudad, hecho inusual en la Polonia de la época. Sucedió después de la campaña antisemita organizada por el gobierno polaco como consecuencia de la guerra de los Seis Días (a la cual Wojtyla y Wyszynski se habían opuesto).
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