Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 18 de agosto de 2011

JMJ 2011 Madrid, capital de los jóvenes

fotografias de Libertad Digital


Fue emocionante cuando a las doce en punto de la mañana pedimos silencio y comenzaron a sonar las campanas. El obispo les dijo: ¡el papa está en Madrid! El aplauso resonó en el templo con la fuerza de más de dos mil manos jóvenes expresando su entusiasmo. Y el grito acompasado de palmas llenas de ritmo: Benedetto, Benedetto… Qué movida. Ya habían estado haciendo la ola en el templo y en el coro al inicio de la catequesis animados por la sonrisa de monseñor.” (del blog del padre Jorge)




La bienvenida al Papa comenzó con un acto “simbólico” de entrada en la ciudad en el que cincuenta jóvenes, el cardenal de Madrid, Antonio Mª Rouco y el Papa atraviesan la puerta de Alcalá dónde les espera el alcalde de Madrid. Finalizada la entrada por la puerta de Alcalá, el Papa se traslada a Cibeles donde tiene lugar un acto de celebración de la Palabra. Allí es recibido por los cantos de la Orquesta y Coro de la Jornada Mundial de la Juventud compuesta por 250 músicos voluntarios. Saluda luego el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco y cinco jóvenes procedentes de los cinco continentes que saludan al Papa en nombre de todos los asistentes a la JMJ, le entregan obsequios típicos de sus paises . Muy emotivo el primer saludo de la muchacha polaca.



Todo fue una fiesta de cariño, de alegría. No podía ser de otra manera con 900 conventos rezando para que todo salga bien…para que “los centinelas del mañana” de Juan Pablo II sean los verdaderos cristianos y apóstoles de hoy.


Que emoción ver en directo el primer acto del Papa con los jóvenes en Madrid. Se me saltaron unas cuantas lagrimas..... Al Papa se lo veía feliz, sereno…cuantas banderas de todos colores, muchas argentinas! Impresionante la explosión de alegría de miles de jóvenes recibiendo a este Papa que viene a una “tierra abierta de corazón y noble de sentimientos”, para estar entre “el nuevo pueblo de Dios que no conoce fronteras”, entre la Iglesia joven, disfrutando como un joven más de la alegría cristiana, saludando a todos los allí congregados: jóvenes de Oceanía, África, América, Asia y Europa; y también "a los que no pudieron venir."



Refiriéndose a la lectura del Evangelio de San Mateo el Papa recordaba que “en la lectura que se ha proclamado hemos oído un pasaje del Evangelio en que se habla de acoger las palabras de Jesús y de ponerlas en práctica. Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida. Sin esto, se quedan vacías y se vuelven efímeras. No nos acercan a Él. Y, de este modo, Cristo sigue siendo lejano, como una voz entre otras muchas que nos rodean y a las que estamos tan acostumbrados. El Maestro que habla, además, no enseña lo que ha aprendido de otros, sino lo que Él mismo es, el único que conoce de verdad el camino del hombre hacia Dios, porque es Él quien lo ha abierto para nosotros, lo ha creado para que podamos alcanzar la vida auténtica, la que siempre vale la pena vivir en toda circunstancia y que ni siquiera la muerte puede destruir.”



En su discurso el Santo Padre invitaba a los jóvenes a escuchar “de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros «espíritu y vida» (Jn 6,63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres de espíritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz.”
Invitaba a aprovechar “estos días para conocer mejor a Cristo” a “edificar sobre roca firme”, a no sucumbir a las diferentes tentaciones que conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios”, a “ser prudentes y sabios”.

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