Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

domingo, 15 de julio de 2012

Evangelización, nueva evangelización y colegialidad a partir del Concilio Vaticano II Juan Pablo II (5) Una nueva evangelización con la fuerza de la cruz


(las dos fotografías pertenecen a Martin Hudacek, joven escultor eslovaco)


En la Vigilia de la JMJ 1987 en Buenos Aires  presidia el encuentro la gran cruz que había encabezado todas las ceremonias del Año Santo de la redención y que el Domingo de Resurrección el Papa entregara a los jóvenes, diciéndoles: “Queridísimos jóvenes, al final del Año Santo os confío el signo mismo de este Año Jubilar. ¡La cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como señal del amor de nuestro Señor Jesucristo a la humanidad, y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado está la salvación y la redención”.
En esa misma Vigilia el Papa respondía a los jóvenes:   “Me habéis preguntado cuál es el problema de la humanidad que más me preocupa. Precisamente éste: pensar en los hombres que aún no conocen a Cristo, que no han descubierto la gran verdad del amor de Dios. Ver una humanidad que se aleja del Señor, que quiere crecer al margen de Dios o incluso negando su existencia. Una humanidad sin Padre, y por consiguiente, sin amor, huérfana y desorientada, capaz de seguir matando a los hombres que ya no considera como hermanos, y así preparar su propia autodestrucción y aniquilamiento. Por eso, mis queridos jóvenes  quiero de nuevo comprometeros hoy a ser apóstoles de una nueva evangelización para construir la civilización del amor”.
Juan Pablo II recordaba a los jóvenes que el  12 de octubre de 1984 en la Celebración de la Palabra en Santo Domingo  había entregado a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de este continente sendas reproducciones de aquella primera cruz, clavada en tierra americana.  Quería, con ese gesto, despertar una nueva evangelización, que demuestre la fuerza de la cruz en la renovación de todo hombre y de todas las realidades que forman parte de su existencia.


“Con la fuerza de la cruz que hoy es entregada a los obispos de cada nación; con la antorcha de Cristo en tus manos llenas de amor al hombre, parte, Iglesia de la nueva evangelización. Así podrás crear una nueva alborada eclesial. Y todos glorificaremos al Señor de la Verdad con la plegaria que recitaban al alba los navegantes de Colón:

“Bendita sea la luz 

y la Santa Veracruz 
y el Señor de la Verdad 
y la Santa Trinidad.

Bendita sea el alba 

y el Señor que nos la manda. 
Bendito sea el día 
y el Señor que nos lo envía”. Amén.”


Con motivo del V centenario del comienzo de la Evangelización en América se llevo a cabo en el Vaticano un Simposio acerca de la historia de la Evangelización del Nuevo Mundo. En su discurso ante este Simposio decía el papa Juan Pablo II: 

"Este Simposio tiene lugar antes de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que, durante el próximo mes de octubre, tratará en Santo Domingo sobre una nueva estrategia evangelizadora para el futuro. La citada Conferencia tendrá como tema «Nueva Evangelización, Promoción humana, Cultura cristiana», poniendo al Redentor del hombre y Señor de la historia en el centro de su programa evangelizador: «Jesucristo ayer, hoy y siempre» (Cf. Heb 13, 8)…..El Simposio está encuadrado en el marco sugestivo de este venturoso año 1992, en el que se cumple el V Centenario del comienzo de la Evangelización de América.”

El 12 de octubre de 1992 el Papa Juan Pablo II en su viaje apostólico a Santo Domingo (9 al 15 de octubre) inauguraba aquella IVConferencia General del Episcopado Latinoamericano que se reunía  “para perfilar las líneas maestras de una acción evangelizadora que ponga a Cristo en el corazón y en los labios de todos los latinoamericanos”,   “para celebrar a Jesucristo, para dar gracias a Dios por su presencia en estas tierras de América, donde hace ahora 500 a os comenzó a difundirse el mensaje de la salvación”. Aclaraba, sin embargo el Papa que “La evangelización propiamente dicha, sin embargo, comenzó con el segundo viaje de los descubridores, a quienes acompañaban los primeros misioneros.”  Agregaba tan bien elementos para las Conferencia: “En sus deliberaciones y conclusiones, esta Conferencia ha de saber conjugar los tres elementos doctrinales y pastorales, que constituyen como las tres coordenadas de la nueva evangelización: Cristología, Eclesiología y Antropología.”  El capitulo II de su discurso habla expresamente de la Nueva evangelización  

En el punto 10. Decía: “La novedad de la acción evangelizadora a que hemos convocado afecta a la actitud, al estilo, al esfuerzo y a la programación o, como propuse en Haití, al ardor, a los métodos y a la expresión.[30] Una evangelización nueva en su ardor supone una fe sólida, una caridad pastoral intensa y una recia fidelidad que, bajo la acción del Espíritu, generen una mística, un incontenible entusiasmo en la tarea de anunciar el Evangelio. En lenguaje neotestamentario es la «parresía» que inflama el corazón del apóstol.[31] Esta «parresía» ha de ser también el sello de vuestro apostolado en América. Nada puede haceros callar, pues sois heraldos de la verdad. La verdad de Cristo ha de iluminar las mentes y los corazones con la activa, incansable y pública proclamación de los valores cristianos.
  
Quien desee leer algo más sobre la historia del CELAM recomiendo leer estas dos conferencias del 17 de mayo del año 2005 en Lima:
Perspectiva teológica en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano en el marco de los 50 años del CELAM, una conferencia de S.E. Estanislao Esteban Karlic 17 de mayo de 2005. 
Recapitulando los 50 años del CELAM en el camino hacia la V Conferencia del Dr. GuzmánCarriquiry L

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