Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 17 de mayo de 2022

Juan Pablo II recordaba su primer viaje a Eslovenia

 


El Santo Padre Juan Pablo II dedicó su Audiencia General del Miércoles 22 de mayo de 1996 enteramente a la visita realizada a Eslovenia unos días antes: 17-19 de mayo de 1996.

 una “visita muy esperada, la primera en la historia de Eslovenia”. Después de expresar su gratitud a todas las autoridades que habían hecho posible esta visita Juan Pablo II recordaba el “tañido ininterrumpido de las campanas de todo el país que puso de relieve el significado singular de este acontecimiento para la historia de la nación entera: una nación, encrucijada entre la martirizada región balcánica y el resto de Europa, a la que he querido animar en el camino de la plena libertad y de la paz” para luego comentar brevemente la historia del cristianismo del pueblo esloveno que “cuenta ya con 1.250 años. Su actual configuración de Estado se remonta a hace cinco años. Después de un período de formación estatal propia, Karantania, los eslovenos formaban parte de otras entidades estatales y en particular de la monarquía de los Habsburgo de Austria-Hungría. Al término de la primera guerra mundial se constituyó el Estado de los Eslavos del sur. Los eslovenos entraron en él, juntamente con los croatas, los serbios, los montenegrinos y Bosnia-Herzegovina, entre otros. También ellos experimentaron los sufrimientos de la segunda guerra mundial y, después del conflicto, quedaron incluidos junto con los demás pueblos en la Federación Yugoslava, sometidos al poder del sistema comunista. Sólo en la década de 1990 se rompió ese vínculo federativo, pero al precio de una guerra civil, que ha causado numerosas víctimas, aunque afortunadamente en tierra eslovena duró menos que en otros lugares.

Estos son los acontecimientos políticos más recientes, pero la historia del pueblo esloveno, surgido en los territorios que antes pertenecían al Imperio romano, es mucho más larga. Gracias al cristianismo, Eslovenia se forjó en su típica identidad cultural como, por lo demás, aconteció con numerosas naciones de Europa y del mundo. La Iglesia en Eslovenia recuerda aún los nombres de los que le llevaron la fe desde los centros vecinos de Salzburgo, Aquilea y Panonia: son los santos obispos Virgilio, Modesto, Paulino, y los santos Cirilo y Metodio. Se puede muy bien decir que el desarrollo de la cultura eslovena ha mantenido un estrecho vínculo con el cristianismo, comenzando precisamente por la lengua presente en documentos escritos del siglo X, que incluyen textos catequéticos y homiléticos. El cristianismo llegó a Eslovenia desde Roma y en la cultura eslovena los elementos occidentales prevalecen sobre los orientales. Lo subrayan los fuertes vínculos existentes, ya desde el inicio del proceso de formación de la vida eclesial y cultural, con los citados centros de Aquilea y Salzburgo. En el transcurso de mi visita destaqué todo esto, especialmente durante el encuentro con el mundo de la cultura y de la ciencia, en Maribor. La cultura eslovena es antigua, y tanto en el campo de las ciencias como en el de las tradiciones populares reviste un carácter occidental. Este carácter se manifestó claramente en las celebraciones litúrgicas; y cobró gran relieve en el inolvidable encuentro con la juventud, en Postojna. Los jóvenes, herederos de esta cultura, están llamados a transmitirla a las generaciones del tercer milenio.

Con respecto a la estructura eclesial el Papa comento que “el territorio de Eslovenia abarca una sede metropolitana, la de Liubliana, y dos diócesis sufragáneas: Maribor y Koper o Capodistria. La Conferencia episcopal cuenta actualmente con siete obispos. Es metropolita de Liubliana el arzobispo Alojzij Sustar, a quien una vez más saludo con afecto, al igual que a los demás prelados, a los presbíteros y a todos sus colaboradores. Los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y los seminaristas eslovenos viven aún con el recuerdo y bajo el influjo espiritual del gran obispo de Maribor Antón Martín Slomsek que, en el siglo XIX, marcó profundamente no sólo la vida de la Iglesia y la evangelización, sino toda la cultura eslovena. Felizmente, ya está llegando a su conclusión el proceso de beatificación de este gran apóstol y, recientemente, se ha confirmado la heroicidad de sus virtudes. He querido señalar su ejemplo, junto con el de otros pastores y heroicos testigos de la fe, como el siervo de Dios Lojze Gozde, a toda la comunidad cristiana de Eslovenia, comprometida en la urgente tarea de la nueva evangelización.”

A continuación expresó que “La fe el pueblo esloveno, duramente probada a lo largo de este siglo, ha permanecido firme y por ello damos gracias a Dios. Ahora se siente la necesidad de un renovado impulso misionero, para el que hace falta apoyo espiritual, atenta vigilancia y discernimiento profético de los signos de los tiempos, especialmente por parte de las personas que están llamadas a consagrar toda su vida al Evangelio. En esta perspectiva, durante la solemne celebración vespertina del viernes 17 de mayo en Liubliana, quise alentar a los presbíteros a sentir cada vez más profundamente la alegría y la responsabilidad de su misión de comunión y de servicio; a los religiosos a abrazar sin titubeos las exigencias de una existencia transfigurada según el ideal evangélico; y a todos los creyentes a vivir con generosidad el compromiso de la nueva evangelización, encomendándose a María, Auxilio de los cristianos.”

Recordó también que la visita se realizaba en periodo pascual – había comenzado el viernes después de la Ascensión y concluyó el domingo por la tarde, días que la “Iglesia recuerda a los Apóstoles reunidos en el cenáculo en oración con María, después de la Ascensión de Cristo, mientras esperan la venida del Consolador, el Espíritu de la verdad. La Iglesia entera vive así anualmente la gran novena en honor del Espíritu Santo como preparación para el día de Pentecostés. Doy gracias a Dios porque, este año, he tenido la alegría de pasar al menos algunos días de esta novena en el cenáculo de la Iglesia que está en Eslovenia.”

“Mientras conservo aún en mi mente el recuerdo de las sugestivas y a veces conmovedoras imágenes de ese hermoso país y de su pueblo” expresaba el Papa “deseo nuevamente encomendar sus esperanzas y las expectativas a María santísima, para que, por la acción del Espíritu Santo, camine con generosidad hacia el tercer milenio, convirtiéndose cada vez más en tierra de fe, de santidad y de paz.”.


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