Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 21 de noviembre de 2008

El Magnificat del cardenal Eduardo Pironio


“Aprendió su fe en las rodillas de su madre, mujer de formación cristiana sólida, aunque sencilla, que supo imprimir en el corazón de sus hijos el genuino sentido evangélico de la vida” decía el Santo Padre Juan Pablo II en su homilía durante la misa en sufragio del Cardenal Eduardo Pironio el 7 de febrero de 1998 “testigo de la fe valiente que sabe fiarse de Dios, incluso cuando, en los designios misteriosos de su Providencia, permite la prueba” y agregaba “¿Cómo olvidar la gran aportación que dio a las celebraciones de las Jornadas mundiales de la juventud? Quisiera dar gracias públicamente aquí a este hermano nuestro, que me prestó una gran ayuda en el ejercicio de mi ministerio petrino”

La puerta de su despacho siempre estaba abierta” supo ganarse amigos en Roma, donde a partir del llamado del Santo Padre Juan Pablo II en abril de 1984 se ocupo de la animación e los fieles laicos y fue incansable y entusiasta colaborador del Santo Padre en los encuentros con los jóvenes antes aún que comenzaran oficialmente las Jornadas Mundiales de la Juventud (la primera tuvo lugar en 1986)

Su testamento espiritual es un canto a la vida, un Magnificat :

“Ahora entro en la alegría de mi Señor, en la contemplación directa, cara a cara, de la trinidad. Hasta ahora peregriné lejos del Señor. Ahora lo veo tal cual El es. Soy feliz. ¡Magnificat! […]

¡Magnificat! Me pongo en el corazón de María, mi buena Madre, la Virgen fiel, para que me ayude a dar gracias al Padre ella pedir perdón por mis innumerables pecados.

¡Magnificat! Te doy gracias, Padre, por el don de la vida. ¡Que lindo es vivir! Tú nos hiciste, Señor, para la Vida. La amo, la ofrezco, la espero. Tú eres la Vida, como fuiste siempre mi Verdad y mi Camino.

¡Magnificat! Doy gracias al Padre por el don inapreciable de mi bautismo que me hizo hijo de Dios y templo vivo de la Trinidad […]

¡Magnificat! Agradezco al Señor por mi sacerdocio. Me he sentido extraordinariamente feliz de ser sacerdote y quisiera transmitir esta alegría profunda a los jóvenes de hoy, como mi mejor testamento y herencia….Mi vida sacerdotal estuvo siempre marcada por tres amores y presencias: El Padre, María Santísima, la Cruz. […]

¡Magnificat! Doy gracias a Dios por mi ministerio de servicio en el episcopado…He querido ser padre, hermano y amigo de los sacerdote,s religiosos y religiosas, de todo el Pueblo de Dios […]

Quero manifestar mi agradecimiento al Santo Padre, Juan Pablo II, por haberme confiado, en abril de 1984, la animación de los fieles laicos. De ellos depende la construcción de la civilización del amor […]


¡Magnificat! Doy gracias a Dios que por el Santo Padre Pablo VI, me ha llamado a servir a la Iglesia Universal en el privilegiado campo de la vida consagrada. Como los quiero a los Religiosos y Religiosas y a todos los laicos consagrados del mundo! […]

¡Magnificat! Agradezco al Señor el privilegio de la Cruz. Me siento felicísimo de haber sufrido mucho. Solo me duelo no haber sufrido bien y no haber saboreado siempre en el silencio de la cruz […]

¡Magnificat! Agradezco al Señor que me haya hecho comprender el Misterio de Maria en el Misterio de Jesús y que la Virgen haya estado tan presente en mi vida personal y en mi ministerio. A Ella le debo todo […]

¡Magnificat! Agradezco al señor que mi ministerio se haya desarrollado, casi siempre, de un modo privilegiado, al servicio de sacerdotes y seminaristas, de religiosos y religiosas, y ultimamente de los fieles laicos […]

¡Magnificat! Doy gracias a Dios por haber podido gastar mis pobres fuerzas y talentos en la entrega a los queridos laicos, cuya amistad y testimonio me han enriquecido espiritualmente. He querido mucho a la Acción Católica […]

Los dejo en el corazón de María, la Virgen pobre, contemplativa y fiel. ¡Ave María!
A Ella le pido: “Al final de este destierro muéstranos el fruto bendito de tu vientre, Jesús”.



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