Hoy 13 de noviembre comienza la XXIII Conferencia Internacional del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, que ya fue presentada el martes 11 por el cardenal Lozano Barragán quien llamó la atención sobre algunas realidades::
“en la última década más de dos millones de niños han sido asesinados durante conflictos armados, 6 millones han quedado inválidos, decenas de miles mutilados por las minas anti- persona, mientras últimamente han sido reclutados 300.000 niños soldados. Más de 4.300.000 niños y niñas han muerto enfermos de SIDA".Mil doscientos millones de personas viven con menos de un dólar al día. Incluso en los países más ricos uno de cada seis niños vive bajo el umbral de pobreza. (...) 250 millones de niños y niñas menores de 15 años trabajan, entre ellos 60 millones en situación de peligro".
El comercio sexual, la pedofilia, la violencia en las escuelas, los crímenes, las bandas organizadas, son fenómenos que se expanden cada vez más. (...)”
Todas nuestras crisis empalidecen ante tamaña iniquidad. No se puede hacer nada? Si se puede! Quizás nuestros esfuerzos no lleguen tan lejos pero nada nos impide colaborar desde nuestros lugares poniéndole el hombro - dentro de nuestras posibilidades - al escandaloso problema del hambre, de la indiferencia ante tan crueles verdades y al cinismo y liviandad con que a veces son tratadas estas realidades de niños indefensos inaceptablemente plasmados en una trama infame de nuestra sociedad.
“Se puede hablar del silencio de Dios? Y si así fuera, ¿Cómo interpretar ese silencio? Le preguntó Vittorio Messori a Juan Pablo II en Cruzando el Umbral de la esperanza:
“Si, en cierto sentido Dios calla, porque ya lo ha revelado todo” – le respondió el Santo Padre – “Habló en los tiempos antiguos por medio de los profetas y últimamente por medio del Hijo (Hebreos 1, 1-2) en Él ha dicho todo cuanto tenía que decir”.
Y el Santo Padre Benedicto XVI nos recordaba esta semana “sin la presencia de Cristo nunca existirá un mundo realmente justo y renovado “Podemos y debemos decir también nosotros con gran urgencia en las circunstancias de nuestro tiempo: ¡Ven Señor! Ven del modo que tu sabes, ven donde hay injusticia y violencia, a los campos de prófugos, a Darfur, a Kivu del Norte, a tantas partes del mundo. Ven donde domina la droga, también ven entre aquellos ricos que te han olvidado, y que viven solo para sí. Ven donde eres desconocido, y renueva el mundo de hoy. Ven también a nuestros corazones (...) para que seamos luz de Dios, presencia tuya”. VIS 081112 (600)
“en la última década más de dos millones de niños han sido asesinados durante conflictos armados, 6 millones han quedado inválidos, decenas de miles mutilados por las minas anti- persona, mientras últimamente han sido reclutados 300.000 niños soldados. Más de 4.300.000 niños y niñas han muerto enfermos de SIDA".Mil doscientos millones de personas viven con menos de un dólar al día. Incluso en los países más ricos uno de cada seis niños vive bajo el umbral de pobreza. (...) 250 millones de niños y niñas menores de 15 años trabajan, entre ellos 60 millones en situación de peligro".
El comercio sexual, la pedofilia, la violencia en las escuelas, los crímenes, las bandas organizadas, son fenómenos que se expanden cada vez más. (...)”
Todas nuestras crisis empalidecen ante tamaña iniquidad. No se puede hacer nada? Si se puede! Quizás nuestros esfuerzos no lleguen tan lejos pero nada nos impide colaborar desde nuestros lugares poniéndole el hombro - dentro de nuestras posibilidades - al escandaloso problema del hambre, de la indiferencia ante tan crueles verdades y al cinismo y liviandad con que a veces son tratadas estas realidades de niños indefensos inaceptablemente plasmados en una trama infame de nuestra sociedad.
“Se puede hablar del silencio de Dios? Y si así fuera, ¿Cómo interpretar ese silencio? Le preguntó Vittorio Messori a Juan Pablo II en Cruzando el Umbral de la esperanza:
“Si, en cierto sentido Dios calla, porque ya lo ha revelado todo” – le respondió el Santo Padre – “Habló en los tiempos antiguos por medio de los profetas y últimamente por medio del Hijo (Hebreos 1, 1-2) en Él ha dicho todo cuanto tenía que decir”.
Y el Santo Padre Benedicto XVI nos recordaba esta semana “sin la presencia de Cristo nunca existirá un mundo realmente justo y renovado “Podemos y debemos decir también nosotros con gran urgencia en las circunstancias de nuestro tiempo: ¡Ven Señor! Ven del modo que tu sabes, ven donde hay injusticia y violencia, a los campos de prófugos, a Darfur, a Kivu del Norte, a tantas partes del mundo. Ven donde domina la droga, también ven entre aquellos ricos que te han olvidado, y que viven solo para sí. Ven donde eres desconocido, y renueva el mundo de hoy. Ven también a nuestros corazones (...) para que seamos luz de Dios, presencia tuya”. VIS 081112 (600)
2 comentarios:
Ven también a nuestros corazones, para que seamos luz de Dios, presencia tuya”
Es lo que en verdad le pido al Señor,por que si no sé que estoy perdida, sin él nada puedo.
!!Ojala pudieramos ser más luz!!
Un Beso.
Gracias Any. Ser luz! Si esmerarnos en serlo en cada momento y lugar! Que mision no? Gracias por tu visita. Buen domingo!
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