La implementación local del Vaticano II fue pieza clave en el episcopado de Karol Wojtyla.
Para llevar el Concilio a todas las parroquias e instituciones de su arquidiócesis, lanzo un sínodo diocesano, un sínodo pastoral con una duración de siete años cuyo propósito era reproducir la experiencia del Concilio y brindar a los fieles de la arquidiócesis la oportunidad de leer y analizar los documentos del Concilio.
Como el Sínodo de Cracovia finalizaría al celebrarse el 900 aniversario de la muerte de San Estanislao, el obispo-mártir de la ciudad, el cardenal Wojtyla les daba oportunidad a sacerdotes y fieles que comprendieran el Vaticano II como un Concilio en continuidad con la antigua herencia de la Iglesia, un Concilio fuente de información y actualización. Se organizaron cientos de grupos de discusión, formados por intelectuales y trabajadores, clero y laicos, en un esfuerzo mancomunado por leer el Concilio como un todo integral: como una respuesta católica completa a las preguntas del mundo moderno acerca del significado de la existencia humana, y como respuesta evangélica a la crisis del humanismo de finales del siglo 20.
Para llevar el Concilio a todas las parroquias e instituciones de su arquidiócesis, lanzo un sínodo diocesano, un sínodo pastoral con una duración de siete años cuyo propósito era reproducir la experiencia del Concilio y brindar a los fieles de la arquidiócesis la oportunidad de leer y analizar los documentos del Concilio.
Como el Sínodo de Cracovia finalizaría al celebrarse el 900 aniversario de la muerte de San Estanislao, el obispo-mártir de la ciudad, el cardenal Wojtyla les daba oportunidad a sacerdotes y fieles que comprendieran el Vaticano II como un Concilio en continuidad con la antigua herencia de la Iglesia, un Concilio fuente de información y actualización. Se organizaron cientos de grupos de discusión, formados por intelectuales y trabajadores, clero y laicos, en un esfuerzo mancomunado por leer el Concilio como un todo integral: como una respuesta católica completa a las preguntas del mundo moderno acerca del significado de la existencia humana, y como respuesta evangélica a la crisis del humanismo de finales del siglo 20.
El Sínodo de Cracovia conformó años de oración, estudio, debates y reflexiones que precedieron el planeamiento de un programa concreto: contrapuesto al esquema de gran parte de Europa occidental y Estados Unidos, donde los planes de implementación a menudo fueron diseñados antes que nadie siquiera tuviese oportunidad de pensar en la revolución Conciliar y su relación con la tradición de la Iglesia. El Sínodo de Cracovia formó nuevas comunidades y facilito una experiencia intensa y profunda de la communio de la Iglesia: lo cual, según Wojtyla, era un paso esencial hacia la implementación programada del Vaticano II.
Como resultado de esta vasta iniciativa, probablemente sin paralelo en el mundo católico, en Cracovia no se presentó ni el Lefebrismo ni la secularización que acompaño la recepción del Concilio en muchos países occidentales.
Tomado y traducido del articulo “Prepared to lead” de George Weigel, publicado por Catholic Education Resource Center
Invito ver mi entrada anterior El Sinodo de Cracovia
Tomado y traducido del articulo “Prepared to lead” de George Weigel, publicado por Catholic Education Resource Center
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