Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 17 de noviembre de 2011

Congreso de la Divina Misericordia – “Esta es tu casa” - José me cuenta como encontró la fe




En el Congreso de la Divina Misericordia cada grupo lingüístico tenía reservado su lugar (que se respeto los primeros días, después nos fuimos mezclando) y como además había actividades diferenciadas por grupos nos conocimos mas entre los grupos de habla hispana. En el grupo me encontré con Jose con una historia fascinante y me pareció interesante pedirle un testimonio para el blog, aunque no es un testimonio del Congreso mismo, pero está íntimamente relacionado pues es un testimonio sobre el increíble don de la fe, como le fue donada la gracia, sin haberla siquiera buscado. Jose tuvo la amabilidad de responderme y escribirme algunas líneas como fue el comienzo de su camino hacia la fe, como cambio su vida y como la vive hoy:
Me decía que el no es de esas personas que creen en milagritos, fenómenos anormales… tampoco es muy “carismático”, él prefiere “una vida más en silencio” y me prometió contarme más. Para el cambia todo a partir de su primer viaje a Medjugorje en el 2008 con ocasión de la Fiesta de la Juventud. Dice que fue como un “chispazo” en su vida y me cuenta: acababa de perder a mi familia con una traumática separación y mi vida iba mal, pero fue la primera vez en mis 57 años que me senti querido de una forma especial. Había tenido familia padres y hermanos, esposa, hijos, amigos … pero nunca como aquella experiencia que es algo por lo que merece la pena dar la vida. Como es lógico desde aquel momento mi vida cambió buscando al Señor al que deseo amar por encima de todas las cosas a pesar de estar rodeado de miserias. Y cómo cambió todo? pues yendo a misa cada día, rezando el rosario cada día, haciendo una hora de oración todos los días, leyendo la biblia todos los días, ofrecimiento especial todos los viernes con rezo del viacrucis y ayunando de algunas cosas.....e intentando tener presencia de Dios para todo.”





Jose ya planea pasar fin de año en Medjugorje porque – dice “es muy reconfortante para mi saber - como me dijo un sacerdote mexicano de tijuana - que la Gospa me tiene en sus brazos arropado cada vez que voy.......” y agrega que para él “ lo importante es el fruto, no tanto el tema de los videntes y toda la parafernalia que se organiza allí no me interesa nada; es más el sol, la luna que se muevan, que giren eso no alimenta para nada mi fe.”
Y finalmente me cuenta como fue aquel comienzo de su primer “encuentro” justamente en Medjugorje:



“Era mayo de 2008. Una amiga me enviaba correos y me llamaba invitándome que fuera a Medjugorje. Yo desconocía el lugar y no tenía el más mínimo interés en ir, más cuando era por un motivo de unas supuestas apariciones en un pueblo perdido de Bosnia Hercegovina.
Yo consideraba a esta amiga muy pesada, pero fue tal su insistencia que consiguió que me apuntara. Mi vida por entonces era realmente aburrida. Ya llevaba dos años separado de mi familia y mi verano lo pasaba absolutamente solo en un chalet en la playa. Así que me presente en Madrid para tomar el autobús y me encontré un público variopinto, que eran mayoría padres y madres de familia con niños, algunas chicas y chicos jóvenes, un matrimonio mayor, varias monjas de la orden Guadalupana y un sacerdote. Quedé absolutamente horrorizado. No sabía si volverme o seguir. Me sentía realmente mal allí. Encima, antes de salir, se organizo una Misa con todo tipo de cánticos y yo seguía pensando todo el tiempo como escapar de allí!
Por fin arranco el autobús en dirección a los Pirineos. Paramos en el Santuario del Pilar y por la noche llegamos a un camping en Albanya, un pueblo en los Pirineos. Rápidamente a montar las tiendas de campaña y a dormir. Las familias llevaban comida. Yo nada. Era angustiante. En el camping todo estaba cerrado cuando llegamos. Era la primer noche en mi vida años que dormía en una tienda de campaña y pude dormir - a pesar de las piedras que eran muchísimas - pero al menos no estaban rezando todo el día como en el autobús. El segundo día de viaje al anochecer acampamos en un prado, junto a un lago precioso en Francia. Hacia frio y el viento casi se llevaba las tiendas, pero al menos me sentí tranquilo. Visitamos los santuarios de La Salette y Nuestra Señora de Laus. Más tarde en Turin visitaríamos la Iglesia con la Sabana Santa y la Iglesia donde se encuentra el cuerpo incorrupto de San Juan Bosco. Al salir de esta Iglesia de repente pensé que un sacerdote podría dirigir mi vida espiritual, cosa que jamás hubiera deseado.
El tercer día llegamos a Padova en Italia y como era muy tarde nos facilitaron habitaciones y por fin dormimos en camas de verdad. Fue estupendo.
El cuarto día atravesamos la frontera por Trieste y entramos en Eslovenia, verde y preciosa, cruzamos la frontera de Croacia y todo el tiempo por autovía hasta Split. Paramos a mitad de camino y en un aparcamiento de carretera celebraron la Misa. Me parecía todo tan absurdo, que ni asistí a la Misa y me dedique a pasear por los alrededores. A la 01,00 de la madrugada llegamos a Medjugorje y tras el reparto de habitaciones me encontré con la sorpresa que compartía habitación con un chico joven y no estaba dispuesto hacerlo. Al organizador le dije de todo, incluso que me iba a un banco y dormiría en la calle. Los pobres no sabían que hacer conmigo pero no había solución pues en el hotel no había ningún sitio… Al final cerca de las tres de la madrugada entre en la habitación y al pobre chico lo asuste de tal forma que ni asomaba la cabeza de debajo de las sabanas. A la mañana siguiente no se qué paso, pero me levante y pedí perdón al organizador y al compañero de cuarto. No era justo mantener esa actitud. Después de pedir perdón, aceptar y compartir por primera vez en todo el viaje me sentí bien. Era la primera vez que compartía algo en muchísimos años.
Al dia siguiente, a medida que comienzo a subir el monte de las apariciones noté algo especial. Era como si estuviera muy a gusto, muy protegido y todos los músculos se aflojaron. Mi resistencia a todo aquello empezaba a caer. Rezaba sin parar y aun lloraba. Es más recuerdo que me preguntaba por aquellos montes si estaba cuerdo, si me habían contagiado con tantos rezos y no dejaba de hacerme preguntas y preguntas….toda mi vida anterior pasaba por mi mente, como algo absolutamente doloroso, pero a la vez esos llantos que me ahogaban me llenaban de paz. La semana entera transcurrió igual. Me tenía que esconder para que nadie me viera llorar pero conseguí una paz impresionante como no existe aquí en la tierra y me notaba lleno, abrazado por la Gospa en todo momento. Es algo poco creíble, tampoco yo me lo creía. Pero siempre digo que por esos ratos de felicidad daría absolutamente toda mi vida, nunca en mi vida había sentido de esa manera que algo muy grande me protegía y me daba paz.




En el año 2008 aun se frecuentaba una capilla cerca del Cenáculo en la que yo pasaba horas y horas ante el Santísimo. Allí una mañana cerca de las 12.00 note que alguien me tocaba en mi hombro y me decía con voz potente: “Esta es tu casa”. Giraba mi cabeza y allí no había nadie. Ocurrió tres veces, pero pensé que eran cosas de mi imaginación, que ya estaba desbordada. Sin embargo, cuando regrese a mi ciudad pude comprender que significaban aquellas palabras, pues siempre que entraba en una Iglesia no podía aguantar mucho tiempo. Me ponía nervioso y no resistía muchos minutos pues todo me parecía pesado y me aburría. A mi vuelta de Medjugorje, pude observar con sorpresa, que podía estar horas en la Iglesia y ya nada me hacia huir hacia fuera.
Al regresar - otros cuatro días para volver en autobús y con las tiendas de campana - visitamos San Giovanni Rotondo donde rece al Padre Pio que me hizo un gran milagro. Pude ver junto a su tumba, en la que estaba expuesto el cuerpo incorrupto, a mi padre sonriente y feliz, que hacía ya más de un año que no estaba con nosotros. Recuerdo que lloraba y preguntaba porque a mí me pasa todo esto? Pero me dio paz. En Roma visitamos la tumba de Juan Pablo II, en Asís a San Francisco. Todo había cambiado en mi interior y ahora sin querer ni esperarlo me sentía muy bien con las cosas de Dios. En Lourdes pedía por una hermana con un cáncer terminal.. al poco tiempo mi hermana ya estaba en el cielo….
Acabando os cuento que ya de regreso a mi ciudad, después de muchos días de viaje y cruzando una plaza con las maletas con la primer persona que me encuentro es el sacerdote en el que había pensado en Turín…hoy sigue siendo mi Director Espiritual.
Durante dos o tres meses me sentí muy bien, tan bien que un sacerdote me dijo que estaba viviendo las Bienaventuranzas en vida y que eso era un regalo que Dios me estaba dando. Transcurrido este periodo todo, poco a poco, fue desapareciendo y quedo la practica continua de los sacramentos y el adorar a Dios cada día. Es cierto que soy de barro, pero después de todo lo que acabo de contar “yo quiero ir al cielo” cueste lo que cueste. “





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