Hoy hace nueve años desde aquel día en
que millones de ojos de todo el mundo no se despegaban de la pantalla para no
perderse un minuto de la partida de un Pastor que había dado la vuelta al mundo
en su carrera por evangelizarlo….. Cuántos santuarios marianos visitados,
cuantos lugares de sufrimiento y de dolor, cuantos llamados a la paz y a la
concordia…
Hoy hace nueve años en que jóvenes y
ancianos absortos lo veían partir…con lágrimas en sus rostros…pero él partía
hacia su merecido descanso agradeciendo todo y a todos, perdonando y pidiendo
perdón …cuantos recuerdos en tantas mentes…también en la mía….
Una historia que quizás comenzó aquel 16
de octubre de 1978….sin que yo tomara conciencia y que luego continuó con cierto
interés por la mediación papal del diferendo argentino-chileno.
En un viaje a Europa en 1980
participamos de la Audiencia papal. Debo reconocer mi leve decepción por verlo
tan cansado habiendo escuchado de su energía y vitalidad. Años más tarde me
comentaron que aquel viaje a Alemania, de donde acababa de volver, había sido muy cansador y difícil.
Fue recién en su viaje de 1982 a la Argentina
cuando evidentemente creció mi interés, quizá por
la influencia y el entusiasmo de mi madre o las circunstancias que se
fueron dando. De aquel fugaz paso de
Juan Pablo II por la Avda Rivadavia donde lo esperábamos vestidos con trajes
regionales eslovenos guardé el pañuelo blanco con puntillas amarillas que agité
a su paso por Ramos Mejia en su camino a la Basílica de Luján. Y durante aquella visita apostólica de Juan
Pablo II ocurrió algo extraño… fue como un llamado por lo inexplicable, pero
aún no me daba por enterada. Recién años después recordando mi historia le
encontré sentido. La colectividad
eslovena había invitado que fuéramos vestidos con trajes regionales. Pero el
caos del tránsito era tal que cuando llegamos con mi hermana a la Avenida
Libertador no había hueco por donde “colarse” para ingresar. Entonces un
oficial de policía viéndonos vestidas con trajes regionales nos indicó que la
entrada era por Av. Sarmiento. Allá fuimos corriendo las cuadras que nos
faltaban…pasamos los controles corriendo sofocadas, sin que nadie nos
detuviera. Unas polacas que llegan tarde habrán pensado…en realidad nuestro
traje regional no se parece en nada al polaco;) Bueno allí fuimos primero caminando
lentamente entre la gente para luego sentirnos empujadas hacia la Avda del
Libertador….la marea de gente era como una barrera movediza que empujaba hacia
delante, no se veía hacia ningún lado
pero evidentemente todos sabían (menos nosotras) hacia donde empujaban. De repente nos encontramos detrás de una
enorme estructura que ni siquiera sabíamos que era el altar por la parte de
atrás y como la marea seguía no nos detuvimos hasta que no nos encontramos
delante mismo del altar, adelante de todo!!! Impresionante me dije, de aquí no
nos mueve nadie. Llamativamente estábamos todos parados. Evidentemente no había
siquiera asientos para los invitados (no lo recuerdo bien, pero asi se ve también
en la foto, donde hasta pude identificarme allí debajo mismo del altar!) Estábamos entre los privilegiados que lograron
“entrar” al espacio reservado, pues atrás se ve una separación de rejas que yo
ni recordaba. Participamos de la Misa,
sin poder verlo a Juan Pablo II hasta que no se acercó para saludar (como se ve
en la foto) por estar tan debajo del altar.
Esa emoción fue fuerte…era un “aviso”.
No guardo muchos recuerdos de su extensa visita a la
Argentina en 1987 (todo lo publicado en el blog fue recopilado de diferentes
fuentes) pero si recuerdo que algo me llamaba a participar de la JMJ en la Avenida
9 de julio y no logré convencer a nadie que me acompañara. Evidentemente aún no había encendido la chispa….
A mi padre le gustaba mucho verlo en televisión y lo llamaba “amigo”. Mi padre murió un año antes que Juan Pablo II de la misma enfermedad: Parkinson. Esa chispa oculta que ya había asomado aunque aún algo tibia en 1999, finalmente prendió con fuerza un año más tarde, aquellos días de abril en que no despegue mis ojos de la pantalla….apenas si dormía no me quería perder nada, el llamado fue fulminante. Como para tantos otros aquellos funerales fueron el impacto final. Mi viaje del 2005, fue publicado en unapagina web; luego nuevamente en este blog
Fue durante mi viaje a Eslovenia en 1999
con ocasión de la beatificación el Obispo Anton Martin Slomsek
(era la 2da visita del Papa Juan Pablo II a Eslovenia)
que ocurrió aquel hecho inesperado … algo que
la Divina Providencia me tenía reservado para lanzarme a esta aventura de
discípula de Juan Pablo II. Definitivamente
un antes y un después…..A mi padre le gustaba mucho verlo en televisión y lo llamaba “amigo”. Mi padre murió un año antes que Juan Pablo II de la misma enfermedad: Parkinson. Esa chispa oculta que ya había asomado aunque aún algo tibia en 1999, finalmente prendió con fuerza un año más tarde, aquellos días de abril en que no despegue mis ojos de la pantalla….apenas si dormía no me quería perder nada, el llamado fue fulminante. Como para tantos otros aquellos funerales fueron el impacto final. Mi viaje del 2005, fue publicado en unapagina web; luego nuevamente en este blog
Siguieron otros viajes….para venerar la
tumba en Roma y luego visitar sus amados lugares en Polonia. Hay mucho de esto en este blog en su honor. No quiero ser
repetitiva solo debo agregar que a la muerte del Beato Juan Pablo II sentí la
urgencia de ir a visitarlo a su tumba….arreglé todo en pocos días y pude estar
en la Plaza San Pedro para el inicio del ministerio petrino del Papa Benedicto XVI.
Una gracia trás otra….No puedo ni quiero
hacer comparaciones pero me pasó algo parecido a Eliseo que recogió el manto de su
maestro Elias para luego comenzar otra vida….las experiencias se fueron sumando
y podría escribir páginas pero estaría repitiendo un poco lo publicado en este
blog que comencé en el 2007 en agradecimiento y sigo aprendiendo dia a dia.
Este 2 de abril, ya casi Vigilia de la fiesta de la canonización
del Beato Juan Pablo II por un papa argentino! doy gracias a
Dios por los innumerables regalos obtenidos y las riquísimas experiencias vividas durante estos últimos años.
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