“Hoy es, pues, el día de este gozo. La
Iglesia, el 8 de septiembre, nueve meses después de la solemnidad de la
Inmaculada Concepción de la Madre del Hijo de Dios, celebra el recuerdo de su
nacimiento. El día del nacimiento de la Madre hace dirigir nuestros corazones
hacia el Hijo: "De ti nació el Sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, que
borrando la maldición, nos trajo la bendición y, triunfando de la muerte, nos
dio la vida eterna" (Ant. Benedictus).
Así, pues, la
gran alegría de la Iglesia pasa del Hijo a la Madre. El
día de su nacimiento es verdaderamente un preanuncio y el comienzo del mundo
mejor (origo
mundi melioris") como proclamó de modo estupendo el Papa Pablo VI.
Y por esto la
liturgia de hoy confiesa y anuncia que el nacimiento de María irradia su luz
sobre todas las Iglesias que hay en el orbe.”
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