“En el tiempo de Adviento, cuando nuestra mente capta con más profundidad la verdad revelada por Dios, y nuestros corazones se purifican para la venida del Señor, la Iglesia recuerda a todos el problema de las vocaciones para el servicio exclusivo de Dios. Las vocaciones son, en todas partes y siempre, un criterio de la fecundidad espiritual. El campo de la Iglesia las hace nacer en los corazones, igual que la tierra fértil da el fruto a su tiempo. Desde este punto de vista, consideramos el período de Adviento como el tiempo particularmente privilegiado, como el tiempo de la gracia y de la visitación, y por esto, pedimos mucho más encarecidamente que no falten al Pueblo de Dios, en ningún lugar, los administradores de los misterios divinos; que no falten tampoco las personas ―hombres y mujeres― que, viviendo según los consejos evangélicos, den testimonio del "reino futuro", al cual nos prepara toda la historia de la Iglesia y del mundo mediante un Adviento incesante. Es necesario que esta oración se intensifique, especialmente allí donde las vocaciones faltan más”
Angelus 20 de diciembre 1981
Angelus 20 de diciembre 1981
“Durante el Adviento, queremos "presentar a Dios en la oración" el problema de las vocaciones sacerdotales y religiosas….Y puesto que el Apóstol recomienda unir súplicas y acción de gracias, agradezco, ante todo, las vocaciones que la Iglesia ha recibido de Dios en este año. Toda vocación es un don precioso en el que el Señor se acerca y sale al encuentro de toda la comunidad del Pueblo de Dios. Es, pues, como un signo particular de Adviento. Por esto, durante este período litúrgico, damos gracias y, a la vez, pedimos por ellas. Y sobre todo nos alegramos con cada vocación, que el Señor envía a su Iglesia, con esa alegría a la que nos invita la liturgia de este domingo: "Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres" (Flp 4, 4).”
Angelus domingo 12 de diciembre de 1982
“La Iglesia ora siempre, y especialmente en el tiempo del Adviento, también por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Efectivamente, son ellas una expresión particular de la visita de Dios, la expresión del Adviento de Dios. Son un fruto de la gracia operante en las almas, sobre todo en las almas jóvenes, son también una comprobación de la madurez espiritual de la Iglesia misma”
Angelus domingo 15 de diciembre 1985.
Angelus domingo 15 de diciembre 1985.
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