(imagen de Santoral Franciscano)
Imagino escuchar el grito del comandante Kart Fritsch “El fugitivo no ha sido encontrado” y su estruendosa amenaza “todos pagaran por esto. Diez de ustedes serán encerrados en el bunker y allí sin alimento, sin agua morirán por inanición.”
El ofrecimiento del «mártir del amor» de Oswiecim (como lo llamó Pablo VI) no fue una casualidad.
“Maximiliano – decía Juan Pablo II en la homilía de canonización - se preparó a este sacrificio definitivo siguiendo a Cristo desde los primeros años de su vida en Polonia…... La inspiración de toda su vida fue la Inmaculada…. La fe y las obras de toda la vida del padre Maximiliano indican que entendía su colaboración con la gracia como una milicia bajo el signo de la Inmaculada Concepción. La característica mariana es particularmente expresiva en la vida y en la santidad del padre Kolbe. Con esta señal quedó marcado todo su apostolado, tanto en su patria como en las misiones. En Polonia y en Japón fueron centro de este apostolado las especiales ciudades de la Inmaculada («Niepokalonów», polaco, «Mugenzai no Sono», japonés).
«Dios probó» a Maximiliano María «y lo encontró digno de sí» (cf. Sab 3,5). Lo probó «como oro en el crisol y le agradó como un holocausto» (cf. Sab 3,6). la muerte de Maximiliano Kolbe se convirtió en un signo de victoria. La victoria conseguida sobre todo el sistema de desprecio y odio hacia el hombre y hacia lo que de divino existe en el hombre; victoria semejante a la conseguida por nuestro Señor Jesucristo en el calvario.”
«Dios probó» a Maximiliano María «y lo encontró digno de sí» (cf. Sab 3,5). Lo probó «como oro en el crisol y le agradó como un holocausto» (cf. Sab 3,6). la muerte de Maximiliano Kolbe se convirtió en un signo de victoria. La victoria conseguida sobre todo el sistema de desprecio y odio hacia el hombre y hacia lo que de divino existe en el hombre; victoria semejante a la conseguida por nuestro Señor Jesucristo en el calvario.”
Imagino escuchar el grito del comandante Kart Fritsch “El fugitivo no ha sido encontrado” y su estruendosa amenaza “todos pagaran por esto. Diez de ustedes serán encerrados en el bunker y allí sin alimento, sin agua morirán por inanición.”
A los prisioneros, temblando de terror se les detuvo la respiración.
Cruelmente fueron seleccionados diez: entre ellos Franciszek Gajowniczek, encarcelado por prestar ayuda a la resistencia polaca. El preso no logro controlarse y dejo escapar un grito de angustia “Mi pobre mujer... Mis hijos... Que haran? ”. Su desesperación no fue ignorada.
Silenciosamente Maximiliano dio un paso al frente y exclamo: “Soy sacerdote católico de Polonia. Permitidme tomar su lugar porque el tiene esposa e hijos” Momentos de silencio, de estupor, de incertidumbre…El ofrecimiento habría malhumorado al comandante? Mandarian al bunker a los dos?
Que ideas pasarían por su cabeza no lo sabemos, pero el pragmático comandante acepto el cambio, después de todo le convenía un trabajador más joven que aquel sacerdote delgado, algo ensimismado…..
Y asi Franciszek Gajowniczek salvo su vida y fue devuelto al grupo de trabajo, el sacerdote, en cambio, enviado al «búnker del hambre». Fueron solo instantes. El mismo Gajowniczek recordaría más tarde que solo pudo agradecer con una mirada sin comprender lo que estaba sucediendo. Sin comprender la inmensidad del acto…. Condenado él, otro se había ofrecido voluntariamente a dar su vida por el? Un sueño o realidad? No era algo común.
Bruno Borgowiec, uno de los pocos polacos asignados a prestar servicio en el bunker del hambre, le comento al sacerdote de su parroquia antes de morir que habia visto cosas terribles ante la desesperación por comer o beber lo que encontrasen……pero Maximiliano Kolbe solo invitaba a la oración, a los salmos, a meditar sobre la Pasión de Cristo.
Después de dos semanas, solo quedaban cuatro y se necesitaba la celda para mas victimas…finalmente solo quedo el padre Kolbe a quien le fue inyectada una dosis de letal de acido cabolico.
Alguna leve reacción hubo de parte de los victimarios. Un hombre de las SS llego a decir “este sacerdote es realmente increíble, nunca hemos visto alguien como el”….
La celda se ha convertido en un pequeño santuario, Maximiliano Kolbe fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1970, y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1982.
La celda se ha convertido en un pequeño santuario, Maximiliano Kolbe fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1970, y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1982.
Invito leer la Homilía de Juan Pablo II en Niepokalanów (18-VI-83)
Y mis posts etiquetados Kolbe
Extraída información parcial de : El sacerdote Kolbe
2 comentarios:
tengo malo el laptop; pero, en cuanto me lo arreglen te pongo muchos links; ayer, contaron en la Iglesia lo que le decía su mamá a Maximilian-Raimund... y cómo se hizo tan mariano :) Un abrazo!
La importancia del entorno familiar!!
Esta claro tenemos tambien la contrapartida: las conversiones, gran misterio....San Pablo, San Agustin, San Francisco de Asis, los Maritain, Edith Stein, Chesterton, Claudel, Frossard, Messori... los que me vienen a la mente. Hay mas en: http://eticaarguments.blogspot.com/2007/02/conversos-del-siglo-xx.html
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