Foto: la iglesias “gemelas” en Piazza del Popolo: Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto.
Cracovia y Roma: Dos Iglesias hermanas (10)
9 de 10 “capítulos” de la ponencia de Mons. Stanislaw Rylko / Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos
Desde los primeros dias de pontificado Juan Pablo II atiende su nueva diócesis con gran atención y solicitud pastoral. La experiencia de Cracovia le es de gran ayuda. Por eso durante el primer encuentro con la diócesis de Roma dijo: «Mientras escuchaba el discurso [del Cardenal Vicario], iba constatando con gozo que los problemas más esenciales me resultan familiares. Forman parte de toda mi experiencia precedente. Veinte años de servicio episcopal y casi quince de dirección pastoral de una de las diócesis más antiguas de Polonia, la archidiócesis de Cracovia, hacen que estos problemas revivan en mis recuerdos, obligándome a confrontarlos entre sí, sin dejar de tener en cuenta —como es obvio— la diferencia de situaciones. Sé muy bien lo que significa la evangelización y la actividad pastoral en una ciudad en cuyo centro histórico es rico en iglesias que se van despoblando, mientras van surgiendo al mismo tiempo barrios y suburbios nuevos a los que es necesario atender, luchando incluso por conseguir iglesias nuevas, parroquias nuevas»
Son palabras de un Pastor experto, que conoce los problemas porque los ha vivido en primera persona. «¡Respecto de la parroquia – continuaba - , qué razón tan profunda encuentro para decir que el obispo se siente más a gusto "en la parroquia"! La visita a las parroquias —células fundamentales de la organización de la Iglesia y, a la vez, de la comunidad del Pueblo de Dios— ¡cuánto me gustaba! Espero poder continuarlas aquí para conocer vuestros problemas y los de las parroquias.» Y asi continuando con estas visitas ya el domingo 3 de diciembre de 1978, se dirigía a la parroquia de San Francesco Saverio alla Garbatella, que conocía de los tiempos de sus estudios en Roma, porque allí había prestado servicio pastoral con otros sacerdotes estudiantes del Colegio belga. A 25 años de aquella fecha Juan Pablo II no se ha alejado de este empeño pastoral: hoy son ya trescientas las parroquias romanas que ha visitado. Y Roma siente a este Papa muy cercano, un Pastor entre su gente.
Enriquecido con la experiencia del Sínodo pastoral de Cracovia, el Papa también ha querido proponer a la Iglesia de Roma el método “sinodal” como camino de formación cristiana y de despertar misionero de la comunidad eclesial. Es asi como explicaba las razones de esta elección, dando el anuncio oficial del Sínodo: «El Sínodo pastoral romano quiere ser un servicio a la misión de la Iglesia que está en esta ciudad, la cual – a causa del ministerio petrino confiado a su obispo – lleva a cabo un deber particular con relación a toda la Iglesia católica. Sobre todo tiene el objetivo de ayudar a revivir en profundidad el Concilio Vaticano II y a poner en practica sus directivas, enriqueciendo la fe y contribuyendo a renovar la sociedad de hoy» Siete años mas tarde, al concluir los trabajos de aquel importante itinerario pastoral que preparó a la Iglesia de Roma para la celebración del Gran Jubileo, Juan Pablo II sintetizaba así los frutos: «Largo ha sido el camino del Sínodo romano […] largo debía ser, para constituir un entrenamiento adecuado competente en la eclesiologia de comunión del Concilio Vaticano II y para permitir una reflexión común de todo el pueblo de Dios que se encuentra en Roma en la misión que atiende esta Iglesia a fines del segundo milenio de la era cristiana, misión que se resume toda en el gran desafío de la “nueva evangelización”.
9 de 10 “capítulos” de la ponencia de Mons. Stanislaw Rylko / Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos
Desde los primeros dias de pontificado Juan Pablo II atiende su nueva diócesis con gran atención y solicitud pastoral. La experiencia de Cracovia le es de gran ayuda. Por eso durante el primer encuentro con la diócesis de Roma dijo: «Mientras escuchaba el discurso [del Cardenal Vicario], iba constatando con gozo que los problemas más esenciales me resultan familiares. Forman parte de toda mi experiencia precedente. Veinte años de servicio episcopal y casi quince de dirección pastoral de una de las diócesis más antiguas de Polonia, la archidiócesis de Cracovia, hacen que estos problemas revivan en mis recuerdos, obligándome a confrontarlos entre sí, sin dejar de tener en cuenta —como es obvio— la diferencia de situaciones. Sé muy bien lo que significa la evangelización y la actividad pastoral en una ciudad en cuyo centro histórico es rico en iglesias que se van despoblando, mientras van surgiendo al mismo tiempo barrios y suburbios nuevos a los que es necesario atender, luchando incluso por conseguir iglesias nuevas, parroquias nuevas»
Son palabras de un Pastor experto, que conoce los problemas porque los ha vivido en primera persona. «¡Respecto de la parroquia – continuaba - , qué razón tan profunda encuentro para decir que el obispo se siente más a gusto "en la parroquia"! La visita a las parroquias —células fundamentales de la organización de la Iglesia y, a la vez, de la comunidad del Pueblo de Dios— ¡cuánto me gustaba! Espero poder continuarlas aquí para conocer vuestros problemas y los de las parroquias.» Y asi continuando con estas visitas ya el domingo 3 de diciembre de 1978, se dirigía a la parroquia de San Francesco Saverio alla Garbatella, que conocía de los tiempos de sus estudios en Roma, porque allí había prestado servicio pastoral con otros sacerdotes estudiantes del Colegio belga. A 25 años de aquella fecha Juan Pablo II no se ha alejado de este empeño pastoral: hoy son ya trescientas las parroquias romanas que ha visitado. Y Roma siente a este Papa muy cercano, un Pastor entre su gente.
Enriquecido con la experiencia del Sínodo pastoral de Cracovia, el Papa también ha querido proponer a la Iglesia de Roma el método “sinodal” como camino de formación cristiana y de despertar misionero de la comunidad eclesial. Es asi como explicaba las razones de esta elección, dando el anuncio oficial del Sínodo: «El Sínodo pastoral romano quiere ser un servicio a la misión de la Iglesia que está en esta ciudad, la cual – a causa del ministerio petrino confiado a su obispo – lleva a cabo un deber particular con relación a toda la Iglesia católica. Sobre todo tiene el objetivo de ayudar a revivir en profundidad el Concilio Vaticano II y a poner en practica sus directivas, enriqueciendo la fe y contribuyendo a renovar la sociedad de hoy» Siete años mas tarde, al concluir los trabajos de aquel importante itinerario pastoral que preparó a la Iglesia de Roma para la celebración del Gran Jubileo, Juan Pablo II sintetizaba así los frutos: «Largo ha sido el camino del Sínodo romano […] largo debía ser, para constituir un entrenamiento adecuado competente en la eclesiologia de comunión del Concilio Vaticano II y para permitir una reflexión común de todo el pueblo de Dios que se encuentra en Roma en la misión que atiende esta Iglesia a fines del segundo milenio de la era cristiana, misión que se resume toda en el gran desafío de la “nueva evangelización”.
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