Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 4 de agosto de 2010

Día del Santo Cura de Ars, “modelo de celo sacerdotal”



“¡Cuántos de nosotros se han preparado al sacerdocio, - decía el Papa Juan Pablo II en su Carta a los Sacerdotes en 1986 - o ejercen hoy su difícil labor de cura de almas, teniendo a la vista la figura de San Juan María Vianney! Su ejemplo no debería caer en el olvido. Hoy más que nunca tenemos necesidad de su testimonio y de su intercesión, para afrontar las situaciones de nuestro tiempo en que, a pesar de algunos signos esperanzadores, la evangelización está dificultada por una creciente secularización descuidando la ascesis sobrenatural, perdiendo de vista las perspectivas del Reino de Dios, y donde a menudo, incluso en la pastoral, se dedica una atención demasiado exclusiva al aspecto social y a los objetivos temporales. El Cura de Ars debió afrontar en el siglo pasado dificultades que posiblemente tenían otro cariz, pero que no eran menos grandes. Por su vida y por su actividad, el representó, para la sociedad de su tiempo, como un gran reto evangélico que ha dado frutos de conversión sorprendentes. No dudamos de que Él nos ofrece todavía hoy ese gran reto evangélico.”
[…]
Ya sabéis que Juan María Vianney murió en Ars el 4 de agosto de 1859, después de unos cuarenta años de entrega abnegada. Tenía setenta y tres años. A su llegada, Ars era un pueblecito olvidado de la arquidiócesis de Lyón, actualmente de Belley. Al final de su vida, acudía allí gente de toda Francia, y su fama de santidad, después de su muerte, pronto llamó la atención de la Iglesia universal. San Pío XI lo beatificó en 1905, Pío XI 10 canonizó en 1925; luego, en 1929 lo declaró patrono de los sacerdotes de todo el mundo. Durante el centenario de su muerte, Juan XXIII escribió la Encíclica Sacerdortii nostri primordia, presentando en ella al Cura de Ars como modelo de vida y ascesis sacerdotal, modelo de piedad y de culto a la Eucaristía, modelo de celo pastoral para nuestro tiempo.
[…]
El Cura de Ars es un modelo de celo sacerdotal para todos los pastores, El secreto de su generosidad se encuentra sin duda alguna en su amor a Dios, vivido sin límites, en respuesta constante al amor manifestado en Cristo crucificado.
[…]
Juan María Vianney se consagró esencialmente a la enseñanza de la fe y a la purificación de las conciencias; estos dos ministerios convergían hacia la Eucaristía. ¿No habrá que ver en ello, también hoy, los tres polos del servicio pastoral del sacerdote?
[…]

Es sin duda alguna su incansable entrega al sacramento de la penitencia lo que ha puesto de manifiesto el carisma principal del Cura de Ars y le ha dado justamente su fama. Es bueno que ese ejemplo nos impulse hoy a restituir al ministerio de la reconciliación toda la importancia que le corresponde, y que el Sínodo de los Obispos de 1983 ha puesto justamente en evidencia (7). Sin el paso de conversión, de penitencia y de petición de perdón que los ministros de la Iglesia deben alentar y acoger incansablemente, la tan deseada puesta al día sería superficial e ilusoria.”

Juan Pablo II, en su carta de 1986 a lo sacerdotes con ocasión del Jueves Santo, “el día de la fiesta de los sacerdotes, el día en que nació el sacerdocio, el cual es participación del único Sacerdocio de Cristo Mediador.”


Invito visitar posts anteriores:

6 comentarios:

Marta Salazar dijo...

Gracias! hay link en el grupo de Facebook sobre el St. Cura de Ars (http://www.facebook.com/group.php?gid=127578440618175&ref=ts)

saludos gracias!

Ludmila Hribar dijo...

Hay algo en el Santo cura de Ars que atrapa: su dedicacion, su humildad, su paciencia, su santidad. En realidad no es algo, son muchas cosas! Que Dios ilumine a nuestros sacerdotes para que muchos sigan su ejemplo.

Marta Salazar dijo...

tienes razón!
puedo citart tus palabras en el grupo de FB?

Ludmila Hribar dijo...

Pues claro Marta. Y gracias. Ljudmila

Benita Pérez-Pardo dijo...

Gracias por la entrada!

Ludmila Hribar dijo...

Y a ti Benita gracia spor la visita!