Karol Wojtyla, Arzobispo de Cracovia, elegido a la cátedra de Pedro el 16 de octubre de 1978, se “presento” a la Iglesia y al mundo el 22 de octubre de 1978; ese día comenzaba su rico y largo pontificado. Anclado en la letra y el espíritu del Concilio Vaticano II, firmemente arraigado en Cristo comenzó su misión con las palabras
«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16) - precursora de su primera encíclica Redemptor Hominis - y una plegaria:
“¡Oh Cristo! ¡Haz que yo me convierta en servidor, y lo sea, de tu única potestad! ¡Servidor de tu dulce potestad!
“¡Oh Cristo! ¡Haz que yo me convierta en servidor, y lo sea, de tu única potestad! ¡Servidor de tu dulce potestad!
¡Servidor de tu potestad que no conoce ocaso!
¡Haz que yo sea un siervo! Más aún, siervo de tus siervos.”
Este Papa polaco que por designio divino se había convertido en “romano”:
“No sé si podré explicarme bien en vuestra... nuestra lengua italiana; si me equivoco, me corregiréis” nos abrió su corazón desde el primer día :
“He sentido miedo al recibir esta designación, pero lo he hecho con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre María Santísima”
Sería el Papa de los jóvenes :
“Sois el provenir del mundo. Sois las esperanza de la Iglesia; sois mi esperanza” dijo en palabras improvisadas en el Ángelus del 22 de octubre, cuando no cesaban de aclamarlo.
“Sois el provenir del mundo. Sois las esperanza de la Iglesia; sois mi esperanza” dijo en palabras improvisadas en el Ángelus del 22 de octubre, cuando no cesaban de aclamarlo.
“¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!
Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo.
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!
Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo.
¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre».
¡Sólo El lo conoce!”
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