La revolución
soviética rechazaba reiteradamente la
idea que un día podría finalizar.
Francois
Furet en El pasado de una ilusión.
Levanten
bien alto la cruz para que pueda verla a través de las llamas.
Juana de Arco minutos antes de su muerte en la hoguera.
Nowa
Huta, distrito barrial de Cracovia, es una
fantástica historia de la prevalencia del espíritu sobre la materia, del imparable
anhelo de libertad individual, en un entorno de férrea ingeniería social pero, a su vez, la historia de una suave pero
decidida victoria de la cruz de Cristo sobre la ideología de la estrella roja.
Supe
de Nowa Huta ya cuando - en mi época de joven estudiante de filosofía en la
Universidad Lateranense de Roma - comencé a reunirme con los muchachos del
movimiento Comunión y Liberación. Esos chicos italianos estaban bien al tanto de lo
que ocurría en Polonia. En 1987
obviamente aun no podían saber que el muro de Berlín caería ya en 1989, pero ya
conocían el fracaso experimentado por el comunismo en Nowa Huta. Directo, estratégicamente simbólico, allí
donde más duele – en las relaciones de los trabajadores con Dios.
Ahora
sabemos mucho más de Nowa Huta. Cualquier biografía del Papa menciona este
barrio, de lo ocurrido allí se han filmado películas, en la web podemos ver las
artísticas fotografías de Robert Kosieradzki
y en la literatura pastoral se menciona
a Nowa Huta como el lugar donde nació el concepto “nueva evangelización”.
Simplemente
no podía dejar de ir allí durante mis días de la JMJ en Cracovia.
***
La
Nowa Huta de hoy está lejos de ser uno de esos grises y típicos barrios
socialistas. Es verdad que los monoblocks son aburridos, toscos,
aun quedan entre ellos algunos reductos de los famosos bares lácteos (Bar mleczny), algunas soluciones
arquitectónicas, algunos arcos y columnas son quizás algo ridículos por no
decir “fascistoides”como define Slavoj Žižek la arquitectura
de Plečnik. Pero visto en general Nova Huta se ve más
fresca y más agradable que algún pueblo de Celje. La abundante vegetación ayuda. Puede que a algún esloveno 101% comunista no le quepa en
la cabeza, pero hasta las copas de los árboles plantados en Nova Huta en
tiempos de aquel socialismo embrutecedor, se ven hoy mas frondosas y su sombra
mas invitadora.
Si
comparamos la lógica urbanística de Nowa Huta con algún lugar de Eslovenia podría
asemejarse a Kidricevo en Dravsko Polje:
un espacio en estilo concéntrico simulando una gallina con sus polluelos
: una enorme fábrica de aluminio en el centro,
a su alrededor estos polluelos en forma de monoblocks cuadrados salpicados por pedazos de verde, un enorme
comedor comunitario con intenciones colectivistas, sin iglesia en su proyecto
original….
Además
de echar un vistazo general a los alrededores ese sábado por la tarde, cuando la mayoría de los participantes de la
JMJ peregrinaba a pie hacia el Campus Misericordia, tenía dos objetivos bien claros: la Avenida de los Defensores de la Cruz y el
monasterio en el barrio Mogila. Queria ver el lugar donde aquellos legendarios
obreros defendieron la cruz de madera;
quería ver el lugar donde Juan Pablo II pronunciara por primera vez el
sintagma “nueva evangelización”, que hoy
muchos consideran como el programa de la
iglesia universal para el siglo XXI.
***
El
historiador François Furet en El pasado de una ilusión escribe
profusamente sobre el comienzo del fin
del comunismo. Para el no hay dudas. El comienzo del fin arranca en 1953,
cuando muere el tirano rojo Josip
Visarijonovič Džugašvili Stalin, y en febrero de 1956 cuando Nikita Hruščov en el
congreso del partido comunista soviético lee el famoso “informe secreto” con el
cual los comunistas comienzan con la desestalinización de la Unión Soviética y
del comunismo mundial. La tesis es la siguiente: con la desestalinización los
bolcheviques rusos mismos le fisuraron la columna al comunismo dañando
fatalmente su sistema inmunológico.
Stalin personificaba el comunismo y cuando dijeron que Stalin no actuaba
bien, dieron, sin querer, la primer
palada que cavaría la fosa de todo el comunismo del este europeo.
De aquellos años datan
los descubrimientos de las primeras rebeliones de trabajadores e intelectuales
del este europeo. El protagonismo lo llevan tres ciudades: Berlin, Varsovia y
Budapest. En Berlín este los obreros se rebelan en 1953, y el gobierno ruso-alemán aplasta la rebelión
cruentamente. Varsovia es testigo en
1956 de manifestaciones contra la dictadura de la estrella roja, pero merced a
la perspicaz táctica del premier comunista polaco Władysław Gomułka no se llega a
la violencia. Simultáneamente ocurre la rebelión anticomunista húngara, pero
Budapest, a diferencia de Varsovia, recibe al “auxilio hermanado del pueblo ruso”
y en sus calles aparecen tanques y metralletas rusas haciendo correr sangre de
gente libre. Los comunistas de todo el mundo
aprueban la intervención rusa. También Josip Broz Tito, a quien Moscú consideraba “disidente” , estuvo
de acuerdo con ahogar la “·contrarrevolución” de Hungría.
***
Eran
tiempos en que Cracovia tampoco descansaba. Justo allí en las cercanías del
mastodonte de acero, en el recientemente construido barrio de Nowa Huta los
obreros hicieron algo que no deberían
haber ni siquiera pensado, menos aún realizado: en el cruce entre las calles Marx y Majakovski
clavaron una cruz de madera de 8 mts. Alli
donde el gobierno de Gomulka antes les había prometido una iglesia, pero luego
revocó la promesa. Es que el paraíso ateísta no preveía en su
predio un signo que simbolizara la fe.
EL
27 de abril de 1969 por la mañana el régimen pretende tirar abajo la cruz y entonces se llega a un
enfrentamiento violento con los testarudos obreros de Nowa Huta. El enfrentamiento se convierte en una lucha
callejera entre policía y obreros.
Aparecen hombres de todos lados en defensa de la cruz listos a enfrentar
a las unidades especiales a mano limpia.
Volaban piedras y las amas de casa salpicaban a la policía con agua
hirviendo. Aparecen incendiadas algunas
unidades y recién a las 23 las unidades especiales logran llegarse hasta la
cruz y retirar de allí a los últimos defensores. La policía bloquea Nowa Huta y
se interrumpen las comunicaciones entre este barrio rebelde y el mundo.
Los
medios de prensa polacos guardan absoluto silencio sobre los
acontecimientos. El cuento de obreros
felices debe continuar.
***
Y
veamos quien aparece en estos tiempos entre los obreros que defiende la cruz;
quien celebra la Misa de Nochebuena a cielo abierto allí al lado de la cruz;
quien le escribe al régimen cartas oficiales de protesta? Ningún otro que quien
en 1958 fuera nombrado obispo auxiliar de Cracovia y más tarde Papa: Karol Wojtyla.
Después
de múltiples enfrentamientos Nowa Huta salva
la cruz y en los años setenta en la calle Majakovski también consigue una
iglesia. El Arca del Señor (Arka Pana)
le dicen. No está ubicada en el mismo lugar donde se defendía la cruz, pero si en
la misma calle. En el año 1977 es consagrada por el entonces ya cardenal y
cabeza de la iglesia cracoviana Wojtyla.
La gente vivencia la nueva iglesia con profundos sentimientos de
triunfo.
Karol
Wojtyla, ya pontífice, visita Nowa Huta en 1979. Pero el régimen no le permite
visitar El Arca del Señor. En el descampado en Mogila (unos 2 kms al sudeste de
Nowa Huta) el Papa pronuncia estas palabras:
No se puede disociar la cruz del trabajo humano. No se puede
separar a Cristo del trabajo humano. Y esto se confirma aquí en Nowa Huta. Este
ha sido el principio de la nueva evangelización.
***
En
los años ochenta Nowa Huta es junto a Gdansk el mayor protagonista de los disturbios
obreros y de la resistencia anticomunista amparados en el mítico sindicato Solidarność, liderado por el también mítico
electricista Lech Wałęsa. El quiebre del comunismo, junto a
esta cruz fatalmente simbólica, lleva
en los ochenta a cambios políticos
concretos.
Después
del derrumbe del trágico experimento del bolchevismo del este europeo en Nowa
Huta, calles y plazas cambian de
nombre. El parque Josip Stalin recibe el
nombre de Ronald Reagan para desesperación de todos los izquierdistas del
mundo; la avenida Majakovski se convierte en Defensores de la cruz ((Obrońców Krzyża).
***
(Agradezco al Rev. Branko Cestnik por el permiso otorgado para traducir sus maravillosos comentarios. Gocé enormemente traduciendo cada párrafo)
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