(fotografia de Magicny Krakow)
“De
nuevo estoy aquí, ante esta cruz, junto a la cual he estado tantas
veces como peregrino; ante la cruz que sigue siendo para todos nosotros como la
más preciada reliquia de nuestro Redentor.
Cuando, en los
alrededores de Kraków (Cracovia), surgía Nowa Huta —enorme complejo industrial
y una nueva gran ciudad: nueva Kraków—, tal vez nadie se daba cuenta de que estaba
surgiendo de hecho al lado de esta cruz, el lado de esta reliquia que,
junto a la antiquísima abadía de los cistercienses, hemos heredado desde la
época de los Piast. Corría el año 1222, la época del Príncipe Leszek Bialy, la
época del obispo Ivo Odrowaz, en el período antecedente a la canonización de
San Estanislao. En aquel tiempo, en el 111 centenario de nuestro bautismo, fue
fundada aquí la abadía de los cistercienses, y después fue traída la
reliquia de la santa cruz, que desde hace siglos se ha convertido en meta
de peregrinaciones de la región de Kraków: del Norte. de la parte de Kielce;
del Este, de la parte de Tarnów, y del Oeste, de Slesia. Todo ello ha tenido
lugar en un territorio sobre el cual, según la tradición, se levantaba antaño
Stara Huta, casi la antigua madre histórica de la actual Nowa Huta.'
Deseo hoy
saludar aquí, una vez más, a los peregrinos de Kraków, a los de Slesia y a los
de la diócesis de Kielce.
Caminemos
juntos, peregrinos, hacia la cruz del Señor, pues con ella comienza una nueva
era en la historia del hombre. Este es tiempo de gracia, tiempo de salvación. A
través de la cruz el hombre ha podido comprender el sentido de su
propia suerte, de su propia existencia sobre la tierra. Ha descubierto cuánto
le ha amado Dios. Ha descubierto, y descubre continuamente, a la luz de la fe,
cuán grande sea el propio valor. Ha aprendido a medir la propia
dignidad con el metro de aquel sacrificio que Dios ha ofrecido en su Hijo para la
salvación del hombre: "Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su
unigénito Hijo, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la
vida eterna" (Jn 3, 16).
Aunque cambian
los tiempos, aunque en lugar de los campos de antaño, en las cercanías de
Kraków ha surgido un enorme complejo industrial, aunque vivimos en una época de
vertiginoso progreso de las ciencias naturales y de un progreso tan
sorprendente de la técnica, sin embargo la verdad de la vida del espíritu
humano —que se expresa a través de la cruz— no decae, es siempre actual, no
envejece nunca. La
historia de Nowa Huta está escrita también por medio de la cruz; primero, a
través de aquella antigua de Mogila, heredada desde siglos, después por medio
de otra, nueva... que se ha levantado no lejos de aquí.
Donde surge la
cruz, se ve la señal de que ha llegado la Buena Noticia de la salvación del
hombre mediante el amor. Donde se levanta la cruz, está la
señal de
que ha
iniciado la evangelización. Tiempos atrás, nuestros padres levantaban, en
diversos lugares del territorio polaco, la cruz como signo de que ya había
llegado el Evangelio, de que va se había iniciado la evangelización, la cual
debía continuarse ininterrumpidamente hasta hoy. Con este pensamiento se
levantó también la primera cruz en Mogila, en los alrededores de Kraków, en las
cercanías de Stara Huta.
La nueva cruz de
madera ha surgido no lejos de aquí, exactamente durante las celebraciones del
milenario. Con ella hemos recibido una señal: que
en el umbral del nuevo milenio —en esta nueva época, en las nuevas condiciones
de vida—, vuelve a ser anunciado el Evangelio. Se ha dado comienzo a una
nueva evangelización, como si se tratara de un segundo anuncio, aunque en
realidad es siempre el mismo. La cruz está elevada sobre el mundo que avanza.
Agradecemos hoy,
ante la cruz de Mogila, ante la cruz de Nowa Huta, este nuevo comienzo de
evangelización, que aquí se ha efectuado. Pidamos todos que fructifique, al
igual que la primera —o si se quiere, todavía más—“
(de
la homilía del Papa Juan Pablo II en la Santa Misa en el Santuario de la Santa
Cruz, Mogila el 8 de junio de 1979 durante su peregrinación apostólica a
Polonia – leer completa en el sitio oficial de la Santa Sede)
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