“El encuentro del cristianismo con la filosofía no fue pues inmediato ni fácil. La práctica de la filosofía y la asistencia a sus escuelas eran para los primeros cristianos más un inconveniente que una ayuda. Para ellos, la primera y más urgente tarea era el anuncio de Cristo resucitado mediante un encuentro personal capaz de llevar al interlocutor a la conversión del corazón y a la petición del Bautismo” (Fides et ratio 38.)
El 14 de septiembre de 1998 el Santo Padre Juan Pablo II firma la Encíclica Fides et Ratio con tan solo tres “tres grandes precedentes similares en los últimos 100 años expresados en las tres grandes constituciones dogmáticas Dei Filius (1870), la Encíclica Aeterni Patris (1879) de Leon XIII y la encíclica Humani generis de Pio XII (1950), que Juan Pablo II mismo menciona frecuentemente en su encíclica y expresamente continúa con su magisterio” (Anton Stres, C.M. obispo de Maribor, en su introducción a la traducción al esloveno de Fides et Ratio).
Al año de haber sido dada a conocer, el Santo Padre nos recordaba la encíclica en el Angelus del 12 de septiembre de 1999 “Este documento – decía - trata sobre las relaciones entre fe y razón, tema decisivo para la cultura y para la existencia misma. Efectivamente, fe y razón representan dos caminos diversos, pero complementarios, para llegar a Dios”; y continuaba su exposición el 26 de septiembre : “deseo hoy hablar del papel que desempeña la razón en el ámbito del camino de fe. La razón está implicada en él de diversas maneras. Ya está presente en la maduración del asentimiento de fe, puesto que éste, aun basándose en la "autoridad de Dios mismo que revela" (Constitución Dei Filius del concilio Vaticano I: DS 3008), se desarrolla de modo profundamente razonable a través de la percepción de los "signos" que Dios ha dado de sí en la historia de la salvación (cf. Fides et ratio, 12) (continuar leyendo).
En su discurso ante la Universidad Urbaniana el Santo Padre explicaba la razón de su publicación diciendo que “el paso progresivo hacia formas de pensamiento que se reúnen bajo la denominación de «posmodernidad» exige que también la Iglesia preste la debida atención a ese proceso, haciendo oír su voz, para que nadie quede privado de la aportación peculiar que brota del Evangelio (cf. Fides et ratio, 91). Aunque dirigida “a los obispos de la Iglesia Catòlica” el Santo Padre explica en ese mismo discurso que «Cada hombre, como ya he dicho, es, en cierto modo, filósofo y posee concepciones filosóficas propias con las cuales orienta su vida. De un modo u otro, se forma una visión global y una respuesta sobre el sentido de la propia existencia. Con esta luz interpreta sus vicisitudes personales y regula su comportamiento» (Fides et ratio, 30). El acto de pensar define al hombre dentro de la creación. Al pensar, puede responder del mejor modo posible a la misión, que le ha confiado el Creador, de cultivar y cuidar el jardín del Edén, donde se encuentra «el árbol de la ciencia del bien y del mal» (Gn 2, 15.17; cf. Fides et ratio, 22). Así pues, con el pensamiento cada uno realiza una experiencia, por así decir, de «auto-trascendencia», ya que se supera a sí mismo y supera los límites que lo restringen, para acercarse a lo infinito” y llama a una urgente “reanudación del diálogo entre la filosofía y la teología” “En efecto, - dice – “mientras que el estudio de la filosofía abre la mente de los jóvenes alumnos para comprender las exigencias del hombre contemporáneo y su modo de pensar y afrontar los problemas (cf. Gaudium et spes, 57), la profundización de la teología permitirá dar a esas exigencias la respuesta de Cristo, «camino, verdad y vida» (Jn 14, 6), dirigiendo la mirada al sentido pleno de la existencia.”
El cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, habia expresasdo en la presentación de la Encíclica “¿De qué se trata, en el fondo, en la encíclica "Fides et ratio"? ¿Es un documento sólo para especialistas, un intento de renovar desde la perspectiva cristiana una disciplina en crisis, la filosofía, y, por tanto, interesante sólo para filósofos, o plantea una cuestión que nos afecta a todos? Dicho de otra manera: ¿necesita la fe realmente de la filosofía, o la fe -que en palabras de San Ambrosio fue confiada a pescadores y no a dialécticos- es completamente independiente de la existencia o no existencia de una filosofía abierta en relación a ella? Si se contempla la filosofía sólo como una disciplina académica entre otras, entonces la fe es de hecho independiente de ella. Pero el Papa entiende la filosofía en un sentido mucho más amplio y conforme a su origen. La filosofía se pregunta si el hombre puede conocer la verdad, las verdades fundamentales sobre sí mismo, sobre su origen y su futuro, o si vive en una penumbra que no es posible esclarecer y tiene que recluirse, a la postre, en la cuestión de lo útil. Lo propio de la fe cristiana en el mundo de las religiones es que sostiene que nos dice la verdad sobre Dios, el mundo y el hombre, y que pretende ser la "religio vera", la religión de la verdad. (continuar leyendo)
El Dr. Joaquin Navarro-Valls expresaba en la Universidad Cardenal Herrera, donde le fue conferido un Doctorado Honoris Causa, “La encíclica “Fides et ratio” crea el sistema de referencias adecuado para enfocar uno de los temas no resueltos de la modernidad: el pesimismo engendrado por la supuesta incapacidad de la razón humana para conocer verdades fuera del campo de lo experimental. Todo lo que hoy no entra en la capacidad de control de la razón científico-positiva es expulsado del ámbito racional. Si el único tipo de razón es el modelo de la razón científicopositiva, cualquier contenido trascendente pertenecerá al campo de lo subjetivo-intimista. La cuestión de la verdad absoluta e incondicionada es eliminada de la investigación cultural y del saber racional. Concretamente, la pregunta religiosa y su respuesta en la fe, está sólo destinada recluirse en el ámbito de lo mitológico o del sentimiento irracional. En este paisaje cultural, Juan Pablo II argumenta la capacidad de la razón humana para alcanzar – de acuerdo con la naturaleza limitada de lo humano - las verdades fundamentales de la existencia: la espiritualidad e inmortalidad del alma; la posibilidad de formular juicios no sólo auténticos, sino sobre todo verdaderos; la capacidad de captar el bien y de seguir la norma moral. Es decir, de responder racionalmente a aquellas cuestiones últimas ante las que el conocimiento científico-experimental permanece mudo. No es por lo tanto extraño el interés también académico y alejado de la geografía católica, con que fue recibido aquel documento.”
Y el jesuita James V. Schall en breve síntesis dice que “La gran enciclica Fides et Ratio de Juan Pablo III trata primordialmente del conocimiento filosófico, o la falta de éste, de los teólogos. Consciente que detrás de cualquier tema bíblico o teológico que nos ocupe existen concepciones filosóficas básicas que pueden condicionarnos como comprendemos la revelación y los postulados que la explican. y que en cierto sentido el Papa les reprocha a los teólogos modernos por no saber mucho de filosofía señalando implícitamente que no pueden ser buenos teólogos sin ella.
Al respecto Juan Pablo II resaltaba en su Discurso en la Universidad Urbaniana que tanto unos como otros (teólogos y filósofos), según las exigencias de sus respectivas disciplinas, están llamados a considerar al único Dios que se revela en la creación y en la historia de la salvación como la fuente perenne de su trabajo. La verdad que viene «de lo alto», como muestra la historia, no va contra la autonomía del conocimiento racional, sino que lo impulsa hacia nuevos descubrimientos que originan un auténtico progreso para la humanidad, al favorecer la elaboración de un pensamiento capaz de llegar a lo íntimo del hombre, haciendo madurar en él frutos de vida.
4 comentarios:
Todos los días me impresionas.Que labor la tuya.
Un abrazo
Gracias Irache por tus visitas y tus palabras de aliento. Un abrazo.
Como lo dijo el Papa, la fe y la razón son las dos alas que nos conducen, a cada quien en su justa medida.
Esto es fundamental para casos como por ejemplo: el inicio de la vida humana, en donde resulta inseparable la fe y la razón (cada una en su justa medida). Yo lo compararía con los dos ojos, que aunque cada uno tenga un campo visual diferente, el cerebro los integra y produce una imagen panorámica.
Gracias y bendiciones
Muchas gracias Jorge por tu visita y tu comentario. Perdon por la demora en responder. Muy buena la comparacion con los dos ojos. He hecho algunas modificaciones en la entrada, en realidad agregados, para que las referencias sean mas completas. Un abrazo.
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