“Durante las vacaciones de 1951, después de dos años de trabajo en la parroquia de San Florián http://www.swflorian.net/index.php
– escribe Juan Pablo II en Don y Misterio - el Arzobispo Eugeniusz Baziak, que había sucedido en el gobierno de la Archidiócesis de Cracovia al Cardenal Sapieha, me orientó hacia la labor científica. Debía prepararme para el diploma que me habilitaría para la enseñanza de la ética y la teología moral. Esto significaba que tendría menos tiempo para el trabajo pastoral, tan querido por mí. Significaba un sacrificio para mi, pero en ese momento decidí que mi dedicación al estudio de la teología y la filosofía no me haría “olvidar” que era sacerdote; sino mas bien debería ayudarme a serlo cada vez más”.
– escribe Juan Pablo II en Don y Misterio - el Arzobispo Eugeniusz Baziak, que había sucedido en el gobierno de la Archidiócesis de Cracovia al Cardenal Sapieha, me orientó hacia la labor científica. Debía prepararme para el diploma que me habilitaría para la enseñanza de la ética y la teología moral. Esto significaba que tendría menos tiempo para el trabajo pastoral, tan querido por mí. Significaba un sacrificio para mi, pero en ese momento decidí que mi dedicación al estudio de la teología y la filosofía no me haría “olvidar” que era sacerdote; sino mas bien debería ayudarme a serlo cada vez más”.
No olvidaría a sus jóvenes de San Florian ni “a los círculos intelectuales que iban mas allá de la parroquia y la capellanía universitaria” (Graciela M. Palau); continuaría sus contactos mientras las redes de su Srodowisko (Entorno) seguían expandiéndose y su Rodzinka (Pequeña familia) lo acompañaría en las misas diarias que celebraba a las 6.00am en la Iglesia de Santa Catalina, después que se había mudado a la residencia de la calle Kanonicza.
Nunca podría olvidarlos ni a ellos ni a ningún miembro de la “Iglesia abrazada con su tierra” enraizada profundamente en su historia, en esa “sintonía de corazones que constituyen una gran fuerza” y en su primer viaje a Polonia Juan Pablo II se lo recordaba a los universitarios polacos “¡Mis jóvenes amigos! Permitid que empiece por los recuerdos, ya que está todavía muy reciente el tiempo en que nos encontrábamos frecuentemente en los muchos centros de pastoral para universitarios de Cracovia…”
Y durante su viaje de 1983 expresaba que había cruzado con particular emoción el umbral del “Alma Mater Jagellonica” para encontrarse con la “histórica grandeza de la Universidad Jagellonica”.
En junio de 1997, en su discurso en la Colegiata universitaria de Santa Ana, Cracovia, con ocasión de la celebración del VI centenario de la fundación de la facultad de teología y de la Universidad Jaguellonica, ante los seis siglos de historia invitaba a volver juntos a las fuentes….. “a asumir juntos, una vez más, el gran patrimonio espiritual” y reflexionaba “cuánto debo a la Universidad: el amor a la verdad, la indicación de las sendas para buscarla. la verdad está fuera y por «encima» de sí mismo. El hombre no crea la verdad, - decìa - sino que ésta se revela ante él cuando la busca con perseverancia. El conocimiento de la verdad genera el gozo espiritual (gaudium veritatis), único en su género…”
Y no puedo dejar de recordar mi primer visita a la ahora Basilica de San Florian, alli al fondo de mi querida calle Florianska, parte del antiguo camino real, dejando atras la muralla....qué emocion...entrar alli donde Karol Wojtyla habia ejercido su ministerio como capellán de la parroquia entre 1949 y 1951 ....participar de la Misa....no podia dejar de mirar los rostros de la gente....cuantos lo habrán conocido personalmente, que habran formado parte de sus grupos...
Cuando estuve alli la ultima vez la Iglesia estaba toda renovada, remozada, brillaba y al costado izquierdo a la entrada un reclinatorio con sus iniciales....
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