"Alma Redemptoris Mater...
“Con estas palabras comienza la antífona mariana, que la Iglesia reza especialmente en la liturgia del Adviento, como también en la liturgia del tiempo de Navidad.
El pueblo cristiano pide ayuda a la Madre del Redentor
Al presentar en ella el estado de la humanidad después del pecado original, la Iglesia pide a la Virgen, "Puerta del cielo" y "Estrella del mar", que venga en ayuda de esta humanidad y de cada uno de los hombres, que quieren levantarse de las caídas y liberarse de las cadenas del mal:
"Succurre cadenti, / surgere qui curat, populo: / tu, quae genuisti, natura mirante, / tuum sanctum Genitorem".
Resulta penetrante el sonido de estas palabras, particularmente cuando las cantamos con la antigua entonación gregoriana. En ellas se encierra como una nostalgia del bien perdido y, a la vez, la esperanza vinculada a la Navidad del Señor. Aquella que, por la potencia sobrenatural de Dios, se ha convertido en la Madre del Eterno Verbo, puede ayudar al hombre y a la humanidad.
En el tiempo de Adviento, cuando nuestra mente capta con más profundidad la verdad revelada por Dios, y nuestros corazones se purifican para la venida del Señor, la Iglesia recuerda a todos el problema de las vocaciones para el servicio exclusivo de Dios. Las vocaciones son, en todas partes y siempre, un criterio de la fecundidad espiritual. El campo de la Iglesia las hace nacer en los corazones, igual que la tierra fértil da el fruto a su tiempo. Desde este punto de vista, consideramos el período de Adviento como el tiempo particularmente privilegiado, como el tiempo de la gracia y de la visitación, y por esto, pedimos mucho más encarecidamente que no falten al Pueblo de Dios, en ningún lugar, los administradores de los misterios divinos; que no falten tampoco las personas ―hombres y mujeres― que, viviendo según los consejos evangélicos, den testimonio del "reino futuro", al cual nos prepara toda la historia de la Iglesia y del mundo mediante un Adviento incesante.
Es necesario que esta oración se intensifique, especialmente allí donde las vocaciones faltan más.
"Alma Redemptoris Mater..., succurre"”
“Con estas palabras comienza la antífona mariana, que la Iglesia reza especialmente en la liturgia del Adviento, como también en la liturgia del tiempo de Navidad.
El pueblo cristiano pide ayuda a la Madre del Redentor
Al presentar en ella el estado de la humanidad después del pecado original, la Iglesia pide a la Virgen, "Puerta del cielo" y "Estrella del mar", que venga en ayuda de esta humanidad y de cada uno de los hombres, que quieren levantarse de las caídas y liberarse de las cadenas del mal:
"Succurre cadenti, / surgere qui curat, populo: / tu, quae genuisti, natura mirante, / tuum sanctum Genitorem".
Resulta penetrante el sonido de estas palabras, particularmente cuando las cantamos con la antigua entonación gregoriana. En ellas se encierra como una nostalgia del bien perdido y, a la vez, la esperanza vinculada a la Navidad del Señor. Aquella que, por la potencia sobrenatural de Dios, se ha convertido en la Madre del Eterno Verbo, puede ayudar al hombre y a la humanidad.
En el tiempo de Adviento, cuando nuestra mente capta con más profundidad la verdad revelada por Dios, y nuestros corazones se purifican para la venida del Señor, la Iglesia recuerda a todos el problema de las vocaciones para el servicio exclusivo de Dios. Las vocaciones son, en todas partes y siempre, un criterio de la fecundidad espiritual. El campo de la Iglesia las hace nacer en los corazones, igual que la tierra fértil da el fruto a su tiempo. Desde este punto de vista, consideramos el período de Adviento como el tiempo particularmente privilegiado, como el tiempo de la gracia y de la visitación, y por esto, pedimos mucho más encarecidamente que no falten al Pueblo de Dios, en ningún lugar, los administradores de los misterios divinos; que no falten tampoco las personas ―hombres y mujeres― que, viviendo según los consejos evangélicos, den testimonio del "reino futuro", al cual nos prepara toda la historia de la Iglesia y del mundo mediante un Adviento incesante.
Es necesario que esta oración se intensifique, especialmente allí donde las vocaciones faltan más.
"Alma Redemptoris Mater..., succurre"”
2 comentarios:
Me ha gustado mucho encontrar un blog sobre Juan Pablo II. Yo le debo mucho. Me ha acompañado durante todo mi camino de fe, lo hemos recorrido juntos. Siempre tuvo, para mí, la Palabra adecuada, en el momento adecuado. Un gran profeta, y un gran servidor.
http://miscosasdehoyydeayer.blogspot.com/
Gracias Victoria por tu visita. He visitado tu pagina. Bellisimas y valientes palabras en Gracias, gracias, gracias. Estoy "promocionando" tu blog. Un abrazo.
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